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El hilo conector

Empecé con la macrobiótica por la sensación de unidad que me proporcionaba. 
 
Tras una sopa, un cuenco de arroz integral y unas verduras salteadas, sentía una paz especial. Esa paz podríamos explicarla desde muy diversas perspectivas, el caso es que hasta que no comí de esa manera, no la experimenté con tal intensidad. 
 
Esa misma paz es la que está detrás de recuperaciones milagrosas, ayudadas por una dieta de corte macrobiótico. Es la misma paz que mejora el estado de ánimo, que devuelve la claridad mental o el sentido de dirección en la vida. 
 
Esa paz es la experiencia subjetiva y personal de un fenómeno a gran escala: el orden del universo.
 
Si pensamos en cualquier animal, es fácil deducir que en su hábitat natural se sentirá mejor.
 
Si pensamos en nosotros, los seres humanos, la cosa es algo más complicada, ¿o acaso no ha sido natural llegar hasta la era tecnológica?
 
No tenemos por qué negar nuestra capacidad de independizarnos de la naturaleza, pero hacerlo de forma permanente y sistemática empeorará nuestra experiencia a largo plazo. Nunca dejamos de ser naturaleza. Debemos de mantener un hilo que nos conecte con ese orden.
 
Ese hilo, por qué no, podría ser lo que comes.
 
 
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