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Comer sólo arroz integral o la dieta nº 7

En uno de los primeros libros de macrobiótica, podemos leer una historia de un estudiante que le pregunta a George Ohsawa:

“¿Debe una persona, para ganar la libertad total, comer sólo arroz integral?” El joven que le hizo la pregunta, ya se la había formulado tres veces durante los pasados dos años.

“Una persona libre puede comer de todo y nada le hará daño. Aunque, sí, comer sólo arroz le dará libertad total. Pero tú vives aquí, en una ciudad, y el aire es malo, como las verduras, que son cultivadas químicamente. Idealmente, uno debe vivir de arroz, en las montañas, en el aire sano. Sin embargo, uno nunca debe  comer sólo arroz sin consultarme a mí o a algunos amigos que sepan sobre el tema. Tú debes comer y disfrutar de la comida. Comer sólo arroz es una decisión importante”. [1]

Esta historia introduce un tema polémico del movimiento macrobiótico. Al consultar las enseñanzas de Ohsawa, uno puede llegar a pensar que comer sólo arroz integral es la meta última de toda persona que se diga macrobiótica.

Ohsawa muestra en su libro, El Zen Macrobiótico, una tabla con una serie de dietas. Esta es la tabla:

dieta macrobiotica

También dice que, con la dieta número 7, cualquier persona puede librarse de cualquier enfermedad; “si tu caso no es demasiado crí­tico” [2]

¿Qué pensarías tras leer a Ohsawa?

A lo largo de los años, en diferentes ocasiones, se ha acusado a la dieta macrobiótica de ser una dieta estricta, con graves peligros para la salud. Esa no es la experiencia de miles de personas que siguen sus recomendaciones y tampoco fue mi experiencia. Sin embargo, en algunos casos, aún queda un aura de crí­tica que tiene más que ver con acontemientos aislados y remotos que con la propia práctica actual. Aveline Kushi describe, en uno de sus libros, un episodio que puede ser el origen de los prejuicios que hoy en día se tienen sobre la macrobiótica. Dice así­:

Beth Ann Simon, una mujer joven que residía en New Jersey, leyó Macorbiótica Zen. Después de experimentar con la dieta de sólo arroz, fue adelgazando y adelgazando. Rechazó la medicación y finalmente murió. El caso se hizo famoso. Oficiales del gobierno, médicos y los medios de comunicación condenaron a la macrobiótica […]

¿Cuál fue la verdad detrás de este trágico caso? En Macrobiótica Zen, George Ohsawa describió diez niveles de la dieta macrobiótica, jerarquizándolos desde el número -3 hasta el número 7. […] En el libro y en sus charlas, Ohsawa afirmaba que somer solo arroz integral durante díez días curaría practicamente cualquier enfermedad. Él dijo que ello también podría traer beneficios espirituales. La macrobiótica ganó la reputación de ser una dieta de sólo arroz integral.

En verdad, el arroz integral y otros cereales en grano son unos alimentos maravillosos y nutritivos. Se han usado en Oriente y en otras partes del mundo durante miles de años para mantener la salud diaria y aliviar la enfermedad. Sin embargo, el arroz integral y otros granos es muy raro comerlos solos. Si se hace, no es durante más de diez días. Y se toma bajo la supervisión de un médico experimentado o un profesor espiritual. Si se toma más allá de diez días o sin la gúia adecuada, puede llevar a un desequilibrio serio. La persona puede volverse muy contraído físicamente y muy rígido mentalmente. Tal infortunio es lo que sucedió con mucha gente joven que empezaba a experimentar con la macrobiótica en los años 60. Muchos de ellos  eran buscadores espirituales, “consumidores”  de diferentes yoguis, swamis y maestros. Por supuesto que ellos aspiraban a ser sabios, pero en lugar de empezar por abajo, empezaron por arriba. En aquellos tiempos, había muy pocos cocineros macrobióticos, ningún libro de cocina macrobiótica, y casi no había centros o clases a las que asistir, excepto en Nueva York, Boston, y el norte de California.

Como resultado, el malentendido sobre el significado de la macrobiótica creció. Se cometieron muchos errores en la selección de la comida y el cocinar. Algunos fueron serios. En el caso de Beth Ann, ella comunicó que había estado experimentando con drogas y que no había tomado ninguna clases de cocina. Ella, aparentemente no sabía cómo preparar los cereales ni las verduras de forma adecuada, y comía de forma muy limitada. George Ohsawa, más tarde, dijo que los jóvenes americanos eran tontos por empezar con la dieta número 7 o llevarla a cabo por más de diez días. […] Desafortunadamente, mucha gente no lo sabía, e hicieron falta años antes de que la macrobiótica se recuperase de la etiqueta fanática que adquirió. [3]

Como experto en macrobiótica, podí­a buscar argumentos para defender la dieta nº 7 y atribuir toda la culpa a jóvenes sin cabeza que la aplicaron con expectativas equivocadas. Pero examinando toda la cuestión de la manera más objetiva posible, he de decir que Ohsawa no fue claro en sus afirmaciones. Los jóvenes fueron imprudentes, pero Ohsawa también. ¿Qué se puede esperar si dices que comiendo arroz integral uno puede avanzar espiritualmente, hacerse libre?  ¿Qué se puede esperar si afirmas que comiendo sólo arroz integral uno puede curarse de cualquier enfermedad? ¿No es acaso irresponsable afirmar tales cosas?

Versiones de la macrobiótica posteriores a la de George Ohsawa corrigieron tales deficiencias, al igual que una nueva versión de un software corrige las deficiencias de la versión anterior. Así­ es como avanzan en otros campos, y así­ es como hemos de avanzar en macrobiótica. Los autores del libro Texto y atlas de nutrición, un médico y dos nutricionistas, consideran que, en comparación a la macrobiótica de Ohsawa, “la modificación realizada por Kushi acerca la macrobiótica a una dieta vegetariana con un pequeño contenido de pescado y algas, y se considera inofensiva” [4]

¿Existe una verdad detrás de la dieta nº 7 ? Yo creo que sí. Quizás, aplicada de forma breve, valga para recuperar el equilibrio si uno está comiendo fatal. Quizás, nos ayude a sentirnos mejor y a pensar de forma más clara. Quizás, sea una dieta terapéutica cuando estamos comiendo demasiado o cuando abusamos de alimentos procesados, de harinas o de productos animales…Pero lo que parece seguro es, que ni es un trampolín espiritual ni la panacea para todas las enfermedades.


NOTAS

[1] Abehsera, M. (1968). Zen Macrobiotic Cooking. A Book of Traditional and Modern Recipes. New York: Citadel Press.PP. 4 and 77.

[2] Ohsawa, G. (1959). El Zen Macrobiótico. Edición de 2014. Barcelona: Flor de Lis. Traducción de Dolor Mussons. P. 60.

[3] Kushi, A.  (1988). Aveline. The Life and Dream of the Woman Behind Macrobiotics Today. Tokyo & New York: Japan Publications, Inc. PP. 195-197

[4] Biesalski, H. K., Grimm, P., y Nowitzki-Grimm, S. (2015). Texto y atlas de nutrición. Barcelona: Elsevier. P. 354.

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Love Story, la macrobiótica de los 70

Boston macrobiótica
La macrobiótica que conocemos comenzó en los 70, en Boston, como la película de Love Story

Si ahora mismo pudiese viajar al pasado y convertirme en el director de Love Story, incluiría varias escenas de lo que aconteció en Boston a principios de los 70.

Jenny y Oliver, los protagonistas, podrían haber ido a comer a Sanae, un restaurante recién abierto en Boston en aquellos años.

Peggy Taylor, la camarera, les habría dado esta carta:

Ella, podría haber pedido sopa de miso, arroz integral y verduras salteadas. Él, sopa del día, fletán y ensalada. Hubiesen bebido té kukicha y tomado de postre pastel de cerezas. Todo por 7.65 dólares. En la conversación ella, más atrevida y exploradora, le hubiese explicado a él, qué era la macrobiótica.

Otro día, por la tarde, hubiesen ido a comprar arroz integral, lentejas, miso y tamari a Erewhon, una pequeña tienda donde todos los jueves un señor japonés de unos cuarenta y tantos años también impartía clase. Habrían salido de la tienda con un ejemplar del East West Journal bajo el brazo.

Tras unos años de penurias, de negocios fracasados y de clases aquí y allá, los Kushi se trasladaron de Nueva York a Boston por recomendación de Robert Fulton, considerado el primer estudiante americano de macrobiótica.

A partir de 1966, año en que los Kushi se trasladaron a Brookline, la macrobiótica comenzó a crecer y tener un nombre propio. Aveline abrió Erewhon, una pequeña tienda de comida macrobiótica con la ayuda de Evan Root, Ron Kotzsch, Bruce McDonald, y otros. Michio empezó a enseñar en la parte de atrás de la tienda.

Aveline relata la concepción de Erewhon de esta manera:

Desde Wellesley, nos mudamos a Brookline, un residencial encantador de la ciudad, con calles anchas, parques espaciosos y buenas escuelas. Limitado en tres lados por la ciudad de Boston, era un oasis de paz y quietud en el centro de una gran ciudad. Alquilamos una casa en Gardner Road 216, cerca del instituto. En el centro de la ciudad, en el área Back Bay de Boston, empezamos a buscar un local pequeño para impartir clases y distribuir comida a nuestros estudiantes. Encontramos una tienda pequeña en la calle Newbury, una área de moda de apartamentos de piedra caliza de color rojizo, que habían convertido en tiendas, galerias de arte y cafeterias. Una tienda de época estaba a nuestro lado, en la cara norte de la esquina con la calle Fairfax.

En la parte de atrás, limitamos un área para almacenaje y empaquetamiento. Delante habían varias estanterías y un mostrador. Compramos arroz integral, legumbres y otros alimentos básicos a granel, los empaquetamos y los pusimos en las estanterías para vender. Los jueves por la noche dábamos charlas. Michio preparaba sus charlas en casa, normalmente algún aspecto introductorio de la macrobiótica. En nuestra cocina en Brookline, yo cocinaba arroz; hacía bolas de arroz y las llevaba a las charlas para los estudiantes. Al principio, sólo unos pocos estudiantes vinieron. Después de que mi marido hablase, yo les contaba cómo cocinar el arroz integral y repartía las bolas de arroz.

Evan Root, un joven de Nueva York que había vivido con nosotros en Wellesley, se convirtió en el primer encargado de la tienda. A veces, él podía dedicar toda la mañana o el día entero a hablar sobre macrobiótica a alguien que pasase por la calle.

Pronto se hizo patente que necesitábamos un nombre para nuestra tienda. Inmediatamente pensé en Erewhon. George Ohsawa admiraba la novela con el mismo nombre de Samuel Butler.

Michio enseguida estuvo de acuerdo con el nombre. Yo estaba muy orgullosa.

Después de abrir Erewhon, otros acontecimientos tuvieron lugar:

  • Abrieron la primera casa de estudiantes.
  • Abrieron el primer restaurante macrobiótico (Sanae).
  • Comenzó la publicación del East West Journal.
  • Crearon la East West Foundation.
  • Comenzaron a organizar seminarios con una importante respuesta social.

A partir de ese momento la macrobiótica entraría en su edad de oro, la década de los 80, donde gracias a las actividades educativas, las publicaciones y la repercusión mediática de algunos casos, hoy en día muchos de nosotros sabemos de ella.


NOTAS

[1] Kushi, A. and Jack, A. (1988). Aveline. The Life and Dream of the Woman Behind Macrobiotics Today. Tokio and New York: Japan Publications, Inc. P. 194-195. Para la cita de Aveline Kushi.

[2] Kushi, M. (1986). The Book of Macrobiotics (Revised and enlarged edition). Tokio and New York: Japan Publications, Inc. Utilizado para aspecto cronológicos.

[3] Michael Rossoff, crédito por las fotos de las cartas de Sanae y la de Erewhon.

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Definición de macrobiótica

Profesor macrobiótico
Denny Waxman enseñando a finales de los 70.

¿Qué es la macrobiótica?

El 27 de agosto de 1978, una noche lluviosa en Filadelfia, un doctor que acababa de ser diagnosticado con cáncer le hizo la misma pregunta a un profesor de macrobiótica.

El doctor lo narra de esta manera en su libro:

¿Qué es la macrobiótica? -Le pregunté

Básicamente, la macrobiótica es un estilo de vida, que incluye una dieta y una filosofía que ayuda a conseguir salud y  felicidad. La dieta puede variar dependiendo de la condición de la persona, de la época del año, y del lugar dónde se vive. Pero tú deberías comer del cincuenta al sesenta por ciento de cereales integrales, especialmente arroz integral; veinticinco por ciento de verduras locales cocinadas; quince por ciento de legumbres y algas, y el resto completarlo con sopas y diferentes condimentos

Entonces él me dijo, con gran detalle, qué alimentos debía comer. Casi todo lo que mencionó me era desconocido. Por el otro lado, cuando dijo qué alimentos debía eliminar de mi dieta, describió mi comida diaria letra a letra. Deja de comer todo tipo de carne, lácteos, cereales refinados, incluido pan blanco y farináceos. No tomes azúcar, aceites, frutos secos ni bebidas carbonatadas, y tampoco los alimentos que contengan químicos y conservantes sintéticos. Me dijo que la dieta macrobiótica estándar normalmente incluía pescado, postres con fruta, y otros endulzantes naturales, pero debido a que mi condición era muy severa, yo debía de comer de forma estricta hasta que mostrase señales de mejora.

Casi 40 años después, el mismo profesor propuso una definición de macrobiótica que fue apoyada por toda la comunidad macrobiótica. Tanto individualidades como escuelas estuvieron de acuerdo con esta definición (estilo diccionario):

Macrobiótica, nombre

  1. Un modo de vida que guía las elecciones de la persona relacionadas con la nutrición, la actividad y el estilo de vida.
  2. Un sistema de principios y prácticas de armonía para beneficiar al cuerpo, la mente y al planeta.

-macrobiotica/o, adjetivo., por ejemplo: filosofía macrobiótica o dieta macrobiótica.
Origen etimológico: del griego antiguo: Macro (grande o largo) y Bios (vida o estilo de vida).

Desde Macrobiotica Mediterránea, me gustaría mostrar mi acuerdo con esta definición.


NOTAS

[1] La cita incluida en el post proviene del libro: Sattilaro, A.J. and Monte, T. (1982). Recalled by Life. Boston: Houghton Mifflin Company. p.66-67

[2] Definición aceptada en el la Conferencia Macrobiótica Internacional de 2017 en Berlín, con 45 profesores macrobióticos, y representantes de GOMF, SHI, Asociación Macrobiótica, IMP, IME, Chi Energy, IMS, y otras escuelas, institutos y organizaciones.

[3] Créditos por la fotografía del post: Michael Rossoff.

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Recordando a Michio

Michio Kushi from World Government to Food from Macrobiótica Mediterránea on Vimeo.

Los líderes son importantes. Inician un movimiento, que es lo más difícil, para ser continuado después por sus seguidores. En el caso de la macrobiótica, el líder por excelencia fue Michio Kushi. Popularizó la macrobiótica como un movimiento para la mejora de la dieta y el estilo de vida. La dotó de un toque japonés, quizás espartano y muy estricto, pero útil para revertir muchos problemas de salud.

Desde el 28 de Diciembre de 2014, la macrobiótica ya no cuenta con Micho Kushi. Murió a los 88 años, como consecuencia de un cáncer de páncreas. Desde ese día también la salud del Instituto Kushi, en Becket, Massachussets, declinó, y cerró sus puertas en Febrero de 2017. Con ello, la difusión de la macrobiótica quedó a expensas de sus estudiantes y sus escuelas respectivas.

Si queremos reencontrarnos con Michio debemos viajar al pasado, y es por ello que te traigo un fragmento de una entrevista que se grabó en Octubre de 1996. Michio cuenta cómo pasó de querer cambiar el mundo a través de la creación de un gobierno mundial a empezar a hacerlo con la enseñanza de la macrobiótica.

Debido al inglés y a la dificultad para entenderlo, a continuación añado la trascripción del mismo. No es del todo literal, ya que he adaptado algunas expresiones para que fuese coherente y limpio desde el punto de vista escrito.

TRASCRIPCIÓN

Entonces, mientras estudiaba, empecé a considerar que, aunque el gobierno mundial se constituyese, aunque la federación mundial se crease, ¿qué pasaría con la enfermedad? El gobierno y el parlamento mundial no podían prevenir la enfermedad. ¿Qué pasaría con los crímenes? ¿Qué pasaría con las peleas entre personas? ¿Qué pasaría con la discriminación por la raza? La ley quizás podría prohibirlo, pero el odio individual, emocional, entre diferentes ciudadanos seguiría ahí. ¿Qué debía hacer ante esto? El gobierno, el parlamento mundial y las leyes no funcionarían. Debía de existir otra manera. Por tanto, empecé a cuestionarme una y otra vez. Así que, después de unas cuantas semanas pensando detenidamente, lo dejé todo, los estudios de ciencias políticas, los estudios de leyes y derecho internacional, y el curso de doctorado, lo dejé todo y acabé en Nueva York, en la quinta avenida, Times Square, y desde la mañana hasta la noche empecé a observar a miles, miles, miles de personas. Para llegar a saber qué era el hombre, qué era la humanidad. Pronto estuve confundido, entonces decidí qué observar. Esta semana miraré los ojos, la siguiente la nariz, la siguiente la boca, algunas semanas me fijé en la forma de andar, o en el pelo o la ropa, etc., etc. Me sorpendí al advertir que todo el mundo era diferente. No lo supe de forma tan clara hasta ese momento: la forma de andar, los ojos, la forma de hablar, la vestimenta,… todo el mundo.

El ser humano ha sido creado por el entorno y por lo que comemos. Entre todos los factores, el comer es el más directo y el que podemos controlar.

Cualquier elemento que recibamos desde fuera como la gracia cósmica o el sol, o los colores, o los estímulos nerviosos,… el aire que respiramos y todas esas cosas llegan y nos influyen, pero hoy por hoy, lo que podemos controlar al 100%, y elegir libremente, es la comida, la comida y la bebida, y llegué a la conclusión de que eso era lo que debía dominar.

Si no entendemos y controlamos lo que comemos, entonces caerémos enfermos, nos volveremos odiosos o cortos o egocéntricos. Si la entendemos y controlamos, entonces nos volveremos pacíficos, con gran espíritu y sanos, etc.

Justo en ese momento, recordé que, mientras buscaba un camino hacia la paz en el mundo, George Ohsawa me dijo: “Michio, algún día te encontrarás con la comida”. Ahora podía verlo: “¡Ah! Él quería decir esto”. Y en ese momento me empecé a interesar mucho por la comida. Antes de aquello yo comía a veces hamburguesas y a veces bebía Coca-Cola. Por cierto, la primera Coca-Cola que bebí fue con George Ohsawa en la escuela de Hiyoshi, en Tokyo, cuando lo visité. Él dijo: “Michio, vamos a beber Coca-cola. ¿La conoces?” Yo le dije que no. “Lima, por favor, trae Coca-cola”. Llamó a su mujer. Ella la trajo. [Ohsawa bebió] “¡Um, está deliciosa! ¡Bebe!” Yo bebí: “¡Parece medicina! ¡Uuuuff!”. Entonces Lima dijo: “¡No le des a Michio, es muy yin!”

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Pensaba que la macrobiótica era una dieta pasada de moda

Macrobiótica dieta pasada de moda

 

Trabajo en Sha Wellness Clinic, un resort de la costa mediterránea.

En una cena con huéspedes hace unas semanas, uno de ellos expresó su sorpresa por lo buena que estaba la comida. Ella pensaba que la dieta macrobiótica era una dieta anticuada.

La macrobiótica evoluciona, como lo hacen otros campos.

Existe una “macrobiótica vintage”. Inventé el término para distinguirla de otras versiones más modernas. Si la macrobiótica tuviese una edad de oro, ésta sería los años 80. En esta década el número de publicaciones, charlas y escuelas superó con mucho a otros tiempos. La macrobiótica que se practicaba en esos años es la macrobiótica que ha quedado en la mente colectiva.

¿Cómo era la macrobiótica de los años 80?

Era una forma de alimentarse con las siguientes características:

  • Casi vegana. Sólo se consumía pescado blanco 1, o como mucho, 2 veces por semana.
  • Sabores suaves. Apenas se utilizaban especias, sal, o alimentos con sabores intensos (huevos, carne, grasas, lácteos, azúcar).
  • Poca grasa. Ninguna grasa animal. Se utilizaba el aceite de sésamo para los salteados, en  muy poca cantidad (1 cucharadita al día o cada 2 días por persona era lo recomendado, así aparece en el libro The Macrobiotic Way).
  • Orientación japonesa. Uso de productos típicos de Japón, como por ejemplo, los condimentos (vinagre de arroz, umeboshi, shiso…), el arroz, las algas, la sopa de miso.
  • Presencia de cereales en grano, poco pan y pasta. Los cereales en grano se consumían tres veces al día.
  • Nada de dulces. Como mucho algunas cremas elaboradas con crema de cereales o algunos postres elaborados a base de manzana o pera.
  • No congelado o enlatados. Se promovía el consumo de alimentos frescos y biológicos.
  • Requería tiempo. Los cereales en grano y las legumbres ocupaban un lugar central en la alimentacióny había que cocinarlos.
  • Varios platos. La elaboración de una sopa, un segundo, verdura vapor, té, etc.
  • Poco uso de alimentos crudos: frutas y ensaladas.

Hoy en día, con la contribución de los profesores de 2ª y 3ª ola, la práctica de la macrobiótica se ha vuelto más compleja. Ya no existe un sólo modelo o tipo de alimentación, sino que existen varios, en función de los profesores y del caso en que se aplique. Podemos encontrar profesores que recomiendan un veganismo total, pero también otros que incluyen algunas porciones de carne y caldos de huesos.

En otros posts intentaré explicar el porqué de tal convivencia entre profesores de visiones diferentes.

En todo caso, podemos observar una evolución en la práctica de la macrobiótica como por ejemplo:

  • En algunos casos se incluyen más alimentos de procedencia animal.
  • Es más sabrosa.
  • Contienen más grasas saludables como aceite de oliva y aguacate.
  • No depende de los productos japoneses, sino de los tradicionales de la zona de la que se trate.
  • Se buscan formas de que sea rápida y práctica, con la ayuda de la planificación y de la nevera.
  • Se incluyen más frutas y ensaladas.

Como conclusión podríamos decir que, aunque los orígenes de la macrobiótica nos lleven a una dieta de los años 80, no se ha dejado de avanzar a través de la actividad de los estudiantes de Michio Kushi. Aunque la dirección tomada por esos profesores a veces sea distinta (más animal, menos animal), en todos los casos la dieta se hace más rica, incluyendo más variedad de platos , más opciones de otras culturas y más sabores. Por ello a la huésped que tuve en Sha le pareció tan rica la dieta.


NOTAS

[1] Imagen del post extraída del libro: Kushi, A. y Esko W. (1987). Macrobiotic Family Favorites. Tokyo and New York: Japan Publications, Inc.

[2] Libro donde se recomienda 1 cucharadita de aceite de sésamo al día: Kushi, M. y Blauer, S. (1985). The Macrobiotic Way. Wayne (New Jersey): Avery Publishing Group Inc. P. 76. En español títulado El libro de la macrobiótica. Por cierto, en la traducción española del libro se recomienda “una tacita de las de té al día”, lo cual es un error de traducción (ver pág. 105). Editorial Edaf.

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