Publicado el 2 comentarios

Macrobiótica: ¿Trampolín o cárcel?

Macrobiotica y conciencia
Más allá del alimento que elegimos está la conciencia que tenemos.

La macrobiótica puede ser un trampolín que nos permita alcanzar la alimentación consciente, o bien, una cárcel de creencias y prácticas donde quedarnos encerrados por el resto de nuestras vidas.

¿Como saber si es una cosa u otra?  Podemos utilizar las siguientes pistas:

Macrobiótica como caja, cárcel o limitación a la hora de mirar al mundo. Posibles signos y/o síntomas:

  1. Tiras de golpe y porrazo todos los alimentos prohibidos que están en tu despensa y los sustituyes por los permitidos y recomendados.
  2. Te levantas una o dos horas antes para preparar la comida y llevártela al trabajo, lo que supone un esfuerzo extra que difícilmente se verá recompensado por la comida que te preparas.
  3. Te pasas sin comer tres, cuatro o cinco horas porque a tu alcance solo hay comida… prohibida.
  4. Empiezas a decir que los alimentos no recomendados te sientan mal, cuando los habías comido sin problema hasta entonces.
  5. Dejas de ir con algunas de tus amistades porque ellos sólo quedan para comer comida basura.
  6. Intentas convencer a los demás de lo conveniente de alimentarse como tú lo haces. Te sienta mal si lo rebaten.
  7. Empeora tu aspecto, los demás te lo dicen sin parar y tú lo justificas o lo atribuyes a otras causas, esta dieta maravillosa no puede tener la culpa.
  8. Atribuyes los males de la gente al tipo de alimentación que llevan, cuando existen infinidad de causas que podrían estar explicando lo que les pasa.

Macrobiótica como trampolín o medio para alcanzar una alimentación consciente (para saber más sobre alimentación consciente ir a Macrobiótica vs Alimentacion Consciente). Síntomas y/o signos:

  1. La teoría macrobiótica te ayuda a conocer alimentos nuevos que de no ser por ella seguirías ignorando. Los pruebas, descartas los que te van mal e introduces en tu dieta los que te sientan bien.
  2. Te das cuenta de la relación existente entre un alimento (p.e. lácteos) y síntomas que venias observando en ti pero no sabías cómo remediar (alergia al polen, mucosidad). Dejas ese alimento y tu salud mejora enormemente.
  3. Descubres que la macrobiótica recomienda estilos de cocina tradicional y aprovechas la ocasión para sacar del armario el libro de recetas antiguas de tu abuela.
  4. Comprendes la importancia de que los alimentos sean reales, es decir,  que nuestro organismo los reconozca, y por tanto dejas de tomar snacks o alimentos precocinados, aunque los utilizas cuando la ocasión lo requiere. Mejor comer snacks, galletas, barritas, pizzas precocinadas,… que pasar hambre.
  5. En momentos específicos en los que tu salud no está bien, aplicas estrictamente las recomendaciones macrobióticas. Recuperas la salud en pocos días, tras ello vuelves a una alimentación menos estricta.
  6. Sigues la filosofía “Non credo” tan divulgada por George Ohsawa o Michio Kushi, en la que se promueve el no creer las cosas y seguirlas, sino probarlas y según nuestra experiencia actuar. Un ejemplo: el té kukicha me da sed, por tanto no lo tomo, prefiero infusión de tomillo o algunas mezclas tipo indú.
  7. Comprendes que la alimentación es una dimensión más de nuestra experiencia humana, que comparte importancia con otras dimensiones como la social, la psicológica o la emocional. Intentas mantener un equilibrio entre todas estas áreas.
  8. Tienes en tus armarios leche, azúcar y coca-cola porque sabes que a tu hermano le gusta y de esta manera haces que esté más feliz cuando te visita.
Publicado el 2 comentarios
Publicado el 1 comentario

¿Puedo tomar café si sigo la macrobiótica?

Cafe en la macrobiotica
¿Es macrobiótico incluir el café en la dieta? ¿Y sólo un cafetito por la mañana?

¿Puedo tomar café si sigo una dieta macrobiótica?” Cada vez que me realizan esta pregunta  recuerdo que Michio Kushi (considerado por muchos el fundador de la macrobiótica moderna) tomaba una taza de café para desayunar. Sin embargo, si acudimos a la pirámide macrobiótica que diseñó, los estimulantes no aparecen. Si acudimos a su libro The Macrobiotic Path To Total Health, el café es considerado una bebida a evitar.

¿Qué nos indica está contradicción?

En macrobiótica solemos decir que no existen alimentos prohibidos sino efectos deseables o indeseables. A largo plazo el consumo de café parece tener efectos perjudiciales para la salud, como veremos más adelante, sin embargo, en momentos concretos puede ayudarnos a conseguir lo que queremos. Veamos varios ejemplos en la vida de tres consultores macrobióticos diferentes.

1.- CAFÉ PARA CONDUCIR

Nuestro consultor nº1 nunca toma café. No lo necesita pues se levanta lúcido y con la energía suficiente para todas las tareas que implica un día de trabajo normal.  Por motivos personales ha de realizar un viaje largo incluyendo la noche. Decide tomar una taza de café, como no lo toma nunca,  nota sus efectos de inmediato. Conduce atento toda la noche.

2.- CAFÉ PARA SUPERAR UN PERÍODO CRÍTICO EN EL TRABAJO

Nuestro consultor nº2  habitualmente no toma café. El centro donde trabaja le exige el diseño y entrega de una nueva documentación que formará parte de nuevos procedimientos que se quieren implementar al mes siguiente. El tiempo se le echa encima,  toma café a media tarde para poder vencer la tendencia natural al sueño consecuencia de todo un día prestando atención. Lo toma durante dos días y consigue cumplir los plazos de entrega.

– ALGUNOS APUNTES SOBRE LOS EFECTOS DEL CAFÉ –

El café tiene efectos negativos sobre nuestra salud y también efectos positivos sobre nuestro desempeño. En la bibliografía encontramos autores que destacan únicamente los efectos negativos. Francisco Fajardo en su libro “Dime qué comes y te diré de qué enfermarás” enumera los siguientes efectos:

– Crea adicción. Si después de una temporada tomando café lo dejo, puedo experimentar síntomas molestos como por ejemplo: dolor de cabeza, mareos, irritabilidad, nerviosismo, depresión y nauseas.
– Aumenta los riesgos durante el embarazo. Las madres que consumen cafeína durante el embarazo corren el riesgo de dar a luz a un bebé de bajo peso. El uso de la cafeína antes y durante el embarazo aumenta los riesgos de pérdida del feto. Seis o más tazas de café al día aumentan los riesgos de aborto espontáneo, especialmente durante el primer y segundo trimestre.
-Los niveles de colesterol (de baja densidad que es considerado el “malo”) y de triglicéridos aumenta notablemente si se toma 6 o más tazas de café al día.
– Las personas que consumen más de 9 tazas de café al día tienen más riesgo de padecer arritmias cardíacas, hipertensión y endurecimiento de las arterias.
– El consumo de café se relaciona con diferentes tipos de cáncer.
– Consumir más de 300mg de cafeína al día aumenta los riesgos de pérdida de calcio de los huesos, en especial de las mujeres después de la menopausia.
– El café dificulta la absorción de hierro, lo cual promueve los casos de anemia.
– El consumo de café promueve el consumo de otras drogas como por ejemplo el tabaco. En la consulta macrobiótica es habitual comprobar como la persona que toma café de forma habitual también consume tabaco.
– Si reemplazamos el agua que ingerimos por café nuestra azúcar en sangre aumenta de forma drástica y prolongada.
– En las personas más sensibles puede provocar insomnio.

Otros autores como por ejemplo Olga Cuevas tiene en cuenta lo negativo pero también lo positivo del café. Como efectos positivos destaca:

– El consumo de café tras las comidas facilita la digestión ya que la cafeína activa las secreciones gástricas y la movilidad intestinal. Pero, por otro lado, ese mismo efecto puede provocar en algunas personas ardor de estómago, diarreas o simplemente un efecto laxante y diurético.
– Durante la práctica deportiva, el hecho de haber tomado café facilita las contracciones musculares retardando la fatiga y aumentando la capacidad y la frecuencia de las respiraciones.

También encontramos positivo y negativo en las palabras que Michio Kushi escribe en su libro “The Macrobiotic Path To Total Health”:

“El café y otros estimulantes tienen efecto yin o expansivo intenso provocando que la energía en el cuerpo se acelere, contribuyendo a sentirse más despierto y estimulando así el cerebro y el sistema nervioso. Aún así, también es la causa de que el corazón lata más rápido, de que los intestinos no pierdan su capacidad de contraerse, aumenta el colesterol y debilitan la función reproductiva. Mentalmente la cafeína estímula el pensamiento, la conversación y otras actividades intelectuales y sociales, pero la mayoría de sus efectos duran poco tiempo”.

3.- EXPERIENCIA PERSONAL DE DENNY WAXMAN

Como último ejemplo he querido dejar a Denny Waxman, consultor macrobiótico americano que lleva cerca de 40 años como consultor y que en uno de sus post nos deja esta valiosa reflexión sobre el café:

Al principio no me gustaba demasiado el café. A veces me hacía sentir nervioso, mientras que otras no me dejaba dormir. Sin embargo, empecé a apreciar la estimulación mental, las ideas fluyendo y las animadas conversaciones que facilitaba el hecho de tomar café. Con los años el café se volvió una parte integral y esencial de quien yo era. Empecé a sentir que no podía enseñar o pasar consulta sin mi taza de café. Incluso sentí que era mi obligación sacar siempre lo mejor de mi. Conforme pasaban los años empecé a sentir que el café tenía otro efecto, el lado oscuro. Parecía que el café realmente me hacía sentir más cansado que energetizado.

Amaba el impacto que recibía de una buena taza de café, pero mi energía y resistencia en general iba disminuyendo. Quizás fuera mi edad, pero creo que fue los efectos a largo plazo del café diario. Lo que más me molestaba de tomar café era el hecho de ser adicto a él. Me empezó a preocupar el no poder empezar el día sin una taza de café. A medida que pasaban los años intenté eliminar todas mis adicciones, pero el café seguía estando ahí, sacando lo mejor de mi.

Este pensamiento estuvo en mi durante uno o dos años, hasta que un día desperté advirtiendo que no necesitaba mi taza de café. Fue una revelación. Empecé a beber té negro y empecé a apreciar las sutiliezas de un buen té negro. Empecé a aprender sobre la cultura del té y, con el tiempo, dejé de echar de menos mi café de la mañana. Cuando viajaba tomaba café y al volver a casa volvía al té negro. Entonces, algo interesante sucedió. Una pocas personas me mandaron artículos sobre los beneficios del café. También unos cuantos amigos cuestionaron mi elección de no beber café. Como resultado empecé a pensar sobre el café de nuevo. Oí que Rudolph Steiner era fan del café y empecé a leer sus ensayos sobre el café y el té. De acuerdo con Rudolph Steiner, el café crea pensamientos que fluyen en un orden lógico. El té, por otro lado, crea pensamientos más dispersos. Un día, estaba teniendo dificultades con mi blog, hice un experimento y tomé una taza de café. Poco después, mis ideas empezaron a fluir libremente.

Creo que ahora que he re-introducido el café en mi vida estoy más satisfecho con mi taza de café de la mañana. Espero que disfrutéis los resultados [los posts del blog]. En algún momento puede que desee volver al té, en ese momento os lo haré saber.

– CONCLUSIÓN: ¿PERO DEBO TOMAR CAFÉ? ¿SI O NO? –

De los ejemplos anteriores se desprende que es recomendable dejar el café para momentos puntuales donde necesitemos una estimulación extra, sobre todo si es a nivel intelectual o creativo. Tomarlo a largo plazo conlleva más efectos negativos que positivos.
En los siguientes casos tendríamos que evitarlo, ya que puede agravar los síntomas negativos: insomnio, cisititis, hipertensión, úlceras, ardores de estómago, diarreas, colitis ulcerosas.
Si necesitamos una estimulación extra y no queremos/podemos tomar café, Olga Cuevas recomienda decantarse por el guaraná (que también contiene cafeína pero es de absorción más lenta), el jengibre, el té verde o el gingsen.

Publicado el 1 comentario
Publicado el 2 comentarios

Macrobiótica pequeña y macrobiótica grande

Hay dos tipos de macrobiótica:

  1. La macrobiótica “pequeña”
  2. La macrobióitca “grande”

Veamos las diferencias y cómo ser consciente de estas diferencias nos pueden ayudar a manejar la realidad.

LA MACROBIÓTICA PEQUEÑA

Llamo macrobióitca pequeña a ese conjunto de actividades que dentro de una sociedad denominamos como macrobióitca. Pongamos varios ejemplos:

  • Quieres comer más sano, no sabes cómo hacerlo y entonces buscas un consultor macrobiótico que te ayuda a realizar el cambio.
  • Pasas por delante de un kiosko y ves una revista en la que lees: “Dieta macrobiótica, lo que comen las famosas”.
  • Te gusta el yoga, la meditación, el comer biológico… te gustaría hacer algo más aparte de tu trabajo y decides realizar un curso para ser profesor/a de macrobiótica.
  • Durante bastante tiempo has tenido problemas de salud. Los médicos ya no saben qué hacer. Oyes que a otra persona le fue bien con una dieta y pruebas con la misma: la dieta macrobiótica.

¿A qué se refieren estos ejemplos? La palabra macrobiótca hace referencia a una actividad social muy concreta: mejorar la salud de las personas a través de unas herramientas muy bien definidas: alimentación, sobre todo alimentación, después, según consultores, pueden considerarse otros aspectos (p.ej. shiatsu, coaching, hábitos, etc.).

Esta es la macrobiótica pequeña, que no por ser pequeña es menos valiosa que la otra.

LA MACROBIÓTICA GRANDE

La macrobiótica que yo llamo grande, es la inteligencia que opera a través de nosotros y que se puede manifestar de muy diversas formas. No se identifica con una actividad social concreta, pues empapa todas ellas, está presente aunque no la veamos. Aquí hay algunos ejemplos:

  • Pasas todo el día en la playa, vuelves a casa y te bebes 1 litro de agua casi de tirón.
  • Acudes a un cumpleaños con tus niños, donde habían muchos otros niños… De vuelta, abres la puerta de tu casa: “¡Qué bien! ¡Mi casa! ¡Qué silencio, qué tranquilidad!”.
  • Has salido en bici durante 2 horas por la mañana. Te pasas la tarde viendo la televisión en el sofá.
  • Vas a un restaurante y te sacan una ensalada sin aliñar… Aquí le falta algo.

¿Quién dice ese “Aquí le falta algo” o “Qué bien, que silencio” o “Agua por favor, estoy sediento”? No es ese yo mental con el que nos identificamos normalmente, no es ese conjunto de pensamientos-emociones… sino algo mucho más grande, dentro de lo cuál nuestra personalidad está incluida. Esa es la macrobiótica grande.

¿De qué forma se relacionan los dos tipos de macrobiótica?

La macrobiótica pequeña nos ayuda a reconocer a la macrobiótica grande, pudiendo así ser participes y colaboradores conscientes de la inteligencia que nos mueve.

Publicado el 2 comentarios
Publicado el Deja un comentario

Reglas de Michael Pollan…¡Ampliadas!

Hace unos días El País publicó en su versión digital un artículo titulado “Coma con el cerebro”. En él podíamos leer 7 reglas propuestas por Michael Pollan, un escritor estadounidense archiconocido por su labor para mejorar la alimentación actual. Este experto es una referencia de la familia Obama, la cual sigue muchas de sus recomendaciones.

En el post de hoy a citaremos las 7 reglas que  Michael Pollan nos propone, pero no sólo eso, sino que les añadiremos notas y comentarios venidos desde la macrobiótica que las harán aún más valiosas.  Para quien esté interesado en el artículo original de El País, le remito al enlace del final del post.

1. NO COMA NADA QUE NO SE PUDRA

Con esta primera regla Michael Pollan dirige nuestra atención hacia la gran cantidad de artículos alimentarios que contienen tanta química que se comportan más como un objeto inanimado que como un alimento vivo. ¿Cómo respondería nuestro cuerpo si nos alimentásemos de piedras, plástico o papel? Nuestro cuerpo es algo temporal y necesita de cosas temporales para poder seguir vivo. No es la permanencia, los objetos que durarán siglos y siglos, lo que nos hacen durar más, sino aquello que antes desaparece, los alimentos más frescos y perecederos. ¿No es eso una paradoja?

Sin embargo, alguien podría decir: “Pero la macrobiótica recomienda consumir una gran cantidad de cereales en grano y de legumbres, y eso son alimentos que por naturaleza tardan mucho en pudrirse. ¿Cómo encaja esto con la regla nº 1 de Michael Pollan?”  En este caso me gusta pensar que la naturaleza se nos adelantó e inventó hace miles de años los conservantes. De esta forma, las semillas podrían permanecer fértiles hasta que las condiciones idóneas apareciesen. Una vez que la semilla germina, se convierte en un alimento perecedero. Es esto lo que conseguimos al poner a remojo los cereales en grano y las legumbres 6-8 horas antes de cocinarlas.

Hace ya muchos meses publicamos el caso de la hamburguesa biónica, una hamburguesa que duraba años sin inmutarse. Si te gustaría ver un vídeo y descubrir qué pasó con ella ve al post “Hamburguesa biónica, la anti-macrobiótica

2. COMPRE EN LAS PAREDES DE LOS SUPERMERCADOS, NO EN LOS PASILLOS

“Álejate de los alimentos procesados” es lo que quiere decir el autor con esta regla. En los supermercados los alimentos que hay que reponer con más frecuencia suelen ponerse en las paredes (más fáciles de acceder), mientras que los alimentos que duran más, están en los pasillos.

Desde la macrobiótica se ve de forma clara la necesidad de consumir productos frescos, pero al mismo tiempo se intenta avanzar en la cuestión. ¿Qué alimentos frescos? ¿Todos? ¿Existen algunos mejores que otros? De forma resumida y didáctica podemos sugerir lo siguiente:

Alimentos frescos a reducir y/o evitar

  • Leche y productos lácteos
  • Carnes (sobre todo roja)
  • Embutidos
  • Fruta de otros climas

Alimentos frescos recomendados para consumo frecuente

  • Verduras
  • Frutas (las locales y de temporada)
  • Pescado
  • Huevos (según la versión de macrobiótica que adoptemos se recomiendan tomar más o menos)

3. EVITE LAS COSAS QUE SU ABUELA NO ENTENDERÍA COMO COMIDA

La macrobiótica es recuperar aquello que hemos perdido por el camino y que necesitamos para seguir avanzando. Nuestras abuelas sabían como alimentarse de la tierra, entendida esta como los alimentos tal y como nos los da el planeta. En muchas ocasiones se consumían tal cual, mientras que en otras existían medios para procesarlos respetuosos con nuestra salud (p.ej. encurtidos, masa madre para hacer pan, etc).

Hoy en día, los jóvenes no saben como alimentarse de la tierra. Existe una desconexión en medio de la cual se encuentra la industria alimentaria, en palabras sencillas: el supermercado de la esquina. Como seres humanos necesitamos estar conectados con la tierra y una de las principales formas es mediante la comida. Seguir el criterio de nuestra abuela o bisabuela es acercarnos a nuestra naturaleza.

4.  COMA SÓLO ANIMALES QUE HAYAN COMIDO BIEN

En las tablas de composición de alimentos no aparecen todos los componentes del filete de carne que hay enfrente suya. Tampoco los de la leche, y en muchas ocasiones los del pescado. Lo que comen los animales nos llega, queramos o no. A este respecto, la investigadora Jane Plant, persona que se recuperó del cáncer de mama tras eliminar de su dieta los lácteos, dice:

Si siempre has pensado que la leche es un compuesto puro, blanco e inerte, lleno de vitaminas, minerales y otros productos beneficiosos para nuestro cuerpo, tal vez te cueste imaginarla de esta otra forma: una fuente concentrada de mensajeros químicos, cada uno de los cuales desempeña una misión concreta para favorecer el crecimiento y desarrollo del bebé.

Desde la macrobiótica no sólo se contempla la dimensión nutricional de los alimentos, sino también la energética. Por ello, el estado en el que se críe un animal que vayamos a consumir también nos afecta. Las granjas actuales mantienen muchas veces a los animales en condiciones deprimentes. Estamos consumiendo animales enfermos.

5. CUÁNTO MÁS BLANCO SEA EL PAN, MÁS JOVEN MORIRÁ USTED

Los alimentos refinados son alimentos descompensados que llevan a nuestro organismo a más desequilibrio. Las harinas blancas están desprovistas de fibra que nos sacia y facilita el tránsito intestinal. Su presencia en la dieta está relacionada con una menor aparición de la diabetes y con menores tasas de obesidad.

El pan blanco tiene el mismo comportamiento en el organismo que el azúcar, cuyos efectos hemos tratado ya ampliamente en otros posts: Por qué NO-azúcar en macrobiótica y Supera la adicción al azúcar con macrobiótica.

Desde la macrobiótica se recomienda una dieta basada  en alimentos vegetales integrales, lo que incluye:

  • Cereales integrales en grano
  • Legumbres
  • Verduras
  • Frutas
  • Frutos secos
  • Semillas
  • Algas

6. COMA PLANTAS, SOBRE TODO SI TIENEN HOJAS

Esta regla enlaza con el último párrafo. Los científicos actuales dicen: “Si tuviesemos que definir en pocas palabras cuál sería la dieta más saludable, sería esta: una dieta basada en plantas y alimentos integrales”.

¿Por qué la importancia de las verduras con hojas?

Porque con las verduras de hoja conseguimos equilibrar la gran cantidad de alimentos concentrados que están presentes en la dieta convencional. Las verduras de hoja compensan este desequilibrio sin las desventajas de otros alimentos yin o expansivos como los edulcorantes, el azúcar o los refrescos. Al mismo tiempo, y desde el punto de vista nutricional, las hojas nos aportan la clorofila, elemento que se han comprobado de especial importancia para la prevención de enfermedades.

7. NO COMPRE COMIDA QUE SE LLAME IGUAL EN TODO EL MUNDO

Última regla con la que Michael Pollan nos advierte sobre ese tipo de alimentos de reciente creación, que se distribuyen a nivel mundial. Los menús de conocidas cadenas de comida rápida, refrescos, patatas fritas, etc. Alimentos que no tienen para nosotros ningún mensaje. No nos ayudan a adaptarnos a nuestro medio, como lo hacen los alimentos locales y de temporada, ni contienen cantidades importantes de nutrientes, ni tampoco la frescura de lo recién cosechado, sino numerosos aditivos químicos que les permiten “viajar” por todo el mundo. Nuestras abuelas lo considerarían golosinas, comida de mentira para tomar muy de vez en cuando.

Fuentes:

  • Plant, Jane (2001). Tu Vida en Tus Manos. Barcelona: RBA libros
  • Artículo del periódico El País (19 noviembre 2013): Coma con el cerebro, por Tom C. Avendaño
Publicado el Deja un comentario
Publicado el 6 comentarios

Lo que Harold McGee nos cuenta sobre las legumbres

Las legumbres siempre estarán en el corazón del famoso químico culinario Harold McGee. Por ellas ha dedicado su vida a la ciencia de la cocina.

Hace más de 30 años, un amigo preguntó en voz alta porque las legumbres le daban tantos gases, algo que le impedía disfrutar de una de sus pasiones: arroz con alubias rojas. La pregunta fue tan buena y divertida -cuenta Harold- que tuvo que ir inmediatamente a la biblioteca en busca de una respuesta. Allí descubrió que la mayor parte de la información provenía de un estudio que la NASA había realizado, pues los gases podían comprometer la calidad del aire de las cápsulas espaciales. A partir de ese momento, quedó prendado de la combinación “química+cocina”.

Harold McGee nos aporta conocimientos fundamentales y generales. No son recetas, ni un estilo específico, sino lo que la ciencia nos enseña acerca de la alimentación. En la entrada de hoy quisiera compartir con vosotros lo que este autor nos cuenta sobre las legumbres, parte importante de la cocina macrobiótica.

MEDIDAS DE HIGIENE Y SEGURIDAD

  • Las legumbres se conservan perfectamente en seco, al igual que los cereales, pero una vez que se han cocinado pueden acoger gran cantidad de bacterias. Para evitarlo no mantener legumbres cocidas a temperatura ambiente más de 4 horas. Mantenerlas a 55ºC o superior, o bien refrigerarlas.
  • Si las las preparas para un plato que has de llevarte fuera de casa, como por ejemplo, una ensalada con legumbres, añádele un  ácido (unas gotas de limón o vinagre podría bastar) ello inhibirá el crecimiento bacteriano. Si se te olvida un plato durante toda la noche, al día siguiente tíralo porque ha desarrollado toxinas resistentes al calor.
  • El consumo de habas puede hacer que algunas personas enfermen: favismo. Vigila que no sea tu caso.

PARA REDUCIR LOS GASES

Para reducir el gas intestinal que producen las legumbres se nos recomienda:

  • Elegir cuidadosamente el tipo de legumbres. Los garbanzos, la alubias negras y las lentejas contienen menos sustancias difíciles de digerir que la soja o las alubias blancas.
  • Poner las legumbres a remojo toda la noche con bastante agua.
  • Si no te acuerdas de ponerlas toda la noche a remojo, puedes probar con esto: Pon las legumbres en agua abundante a temperatura ambiente, enciende el fuego y cuando empiece a hervir para el fuego, tápalas y déjalas reposar durante 1 hora. Después tira el agua y cocinarlas como de costumbre.
  • Para saber más y reducir los gases que nos provocan las legumbres, puedes visitar los comentarios de la entrada Dieta macrobiótica sin gases; encontrarás 10 consejos que te ayudarán.

QUÉ SABER A LA HORA DE COMPRAR LEGUMBRES

  • Intenta comprar las legumbres más recientes. Mira los paquetes y evita aquellos donde veas legumbres rotas o descoloridas. Las legumbres antiguas, cultivadas en un clima caluroso y seco, o almacenadas durante mucho tiempo pueden desarrollar el defecto  “duro-de-cocinar” que convierte a las legumbres en imposibles de ablandar, aunque las tengamos en la olla 3 ó 4 horas.  No tiene remedio, hay que encontrar otra marca.
lentejas en macrobiotica
Revisa el paquete y asegúrate que no hay legumbres rotas o descoloridas
  •  Guárdalas en un sitio seco, frío y oscuro. El calor y la humedad puede causar también el defecto “duro-de-cocinar” y hacer que se echen a perder.
  • Intenta comprar legumbres de buena calidad. Aunque son más caras pero comparándolo con otras compras (pescado, carne, vino, etc.) suele salir bien.
  • Las legumbres en botes son muy prácticas pero no suelen saber tan bien como las frescas. Las legumbres en conserva han estado calentadas a altas temperaturas, pueden haber perdido sabor y cualidades nutritivas. Elige las marcas con menos aditivos y menos cantidad de sal. Si aún así las encuentras muy saladas, puedes enjuagarlas y tenerlas durante 1 ó 2 horas en remojo con agua caliente.
garbanzos y macrobiotica
Para que nuestra cocina macrobiótica no pierda calidad, úsalos en los momentos justos ¡Qué no te venza la comodidad!

 LO BÁSICO PARA COCINAR LEGUMBRES

Las legumbres se cocinan de forma muy simple: se lavan, se ponen a remojo, se colocan en una olla con agua y otros ingredientes y se cuece hasta que estén blandas.

Para que las legumbres queden blandas hay que tener en cuenta:

  • Ponerlas a remojo la noche anterior con agua. Se puede añadir 10 gramos de sal por litro de agua.
  • La sal no endurece las legumbres o dificulta que se ablanden, pero sí puede enlentecer su cocinado. Si la sal la añadimos al agua del remojo, acelera su cocinado. Si la añadimos al agua con que las cocinamos, sin haberlas puesto a remojo, enlentecerá la absorción de agua de la legumbre y esta tardará algo más en estar en su punto. Este tema es  importante ya que en macrobiótica tradicional se insiste en no añadir sal al agua para que las legumbres no se endurezcan.
  • El agua dura (alta en calcio) dificulta que las legumbres se ablanden. Prueba con agua mineral.
  • Elige una olla lo suficientemente amplia como para que las legumbres puedan disponerse en una fina capa, así se calientan todas por igual.
  • Añade el agua suficiente para que la absorban las legumbres y aún quede una poca en la que queden sumergidas. Como referencia: Para legumbres sin remojar la proporción es 2 de agua por 1 de legumbres. Para las legumbres que ya han sido remojadas: 1 de agua por 1 de legumbres.
  • Para preservar el color en las legumbres negras y rojas, no pongas demasiada agua. Empieza cubriendo apenas las legumbres y ve añadiendo agua caliente cuando lo necesite.
  • Para evitar que se destrocen: ponerlas a remojo, llevarlas a ebullición progresivamente y no hervirlas demasiado rápido. Una vez cocinadas, dejarlas enfriar un poco y que se asolen con el resto del líquido

Los conocimientos que he aprendido de McGee no los he encontrado en ningún curso de macrobiótica, y sin embargo, son fundamentales para una buena cocina. ¡Enriquece con ellos tu macrobiótica!

 

Publicado el 6 comentarios