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La macrobiótica según Grande Covián

Grande Covián y macrobiótica

Francisco Grande Covián (1909-1995), médico e investigador, especializado en nutrición. Miembro de numerosos comités, consejos y sociedades internacionales. Autor de multitud de libros y referencia de todos aquellos que se dediquen al mundo de la nutrición. Fundador y primer presidente de la Sociedad Española de Nutrición. Considerado el padre de la dietética.

En el primer capítulo de su libro, Nutrición y salud (1988), dedica un apartado a la dieta macrobiótica. Transcribo algunos fragmentos y los sigo con mis comentarios.

NOTA IMPORTANTE

La dieta macrobiótica de la que habla Grande Covián es la dieta macrobiótica de  George Ohsawa, continuada en parte por Michio Kushi. Grande Covián escribe el libro en 1988, momento en el que la macrobiótica de Kushi está en pleno apogeo y cuyas prácticas en ese momento se aproximaban a las George Ohsawa. Con el paso de los años la macrobiótica de Kushi se suaviza.

Revisar el texto aparecido en la obra de Grande Covián te ayudará a detectar formas de macrobiótica estricta, y así poder frenarlas a tiempo. Simultáneamente, también te servirá, por comparativa, para definir una macrobiótica distinta, más flexible e inclusiva, lo que he venido a llamar macrobiótica amplia (ver el texto De la macrobiótica de Michio Kushi a la macrobiótica amplia, accesible al suscribirte al blog de forma gratuita en Empieza aquí).

FRAGMENTO 1: Primera definición

La dieta macrobiótica Zen

Se trata de una forma extrema de vegetarianismo, combinada con ideas derivadas de la filosofía Zen-budista, que ha encontrado aceptación entre los creyentes en la alimentación natural y los alimentos biológicos, así como entre muchos descontentos con el orden social establecido y la moderna industria de la alimentación.

Grande Covián acierta de pleno con esta primera deficinición de la macrobiótica. A excepción del pescado, que se recomienda una vez a la semana, la macrobiótica de Ohsawa-Kushi no incluye ninguna otra forma de animal o alimento derivado de los mismos.  Las personas que nos hemos sentido atraídos por ella somos personas con intereses por lo natural, y que nos cuestionamos el sistema establecido, principalmente el uso de los medicamentos. La macrobiótica cuestiona la medicina, nos ofrece una dieta natural, un sistema con una lógica interna que nos gusta aprender y llegar a dominar, sin embargo, ese mismo sistema contiene elementos contraproducentes: bajo consumo de proteínas, escaso consumo de agua, creer que la dieta lo puede todo, la marginación de tradiciones distintas a la japonesa y otros.

FRAGMENTO 2: Asunción de la propia ignorancia

La novedad de la dieta macrobiótica actual [Grande Covián se refiere a la de 1988] consiste en la incorporación  a los principios dietéticos de los conceptos de la filosofía Zen, principalmente por George Ohsawa (1893-1966). De acuerdo con esta filosofía, los alimentos son clasificados en dos categorías: Yin y Yang. Los alimentos Yin son pasivos, mientras que los Yang son activos. La salud y el bienestar físico y mental dependen del equibrio entre Yin y el Yang, a cuyo mantenimiento contribuye la proporción adecuada entre las dos clases de alimento. En este sentido la macrobiótica es una forma simplificada de la idea hipócratica de los cuatro elementos.

El lector comprenderá que esta clasificación carece de sentido alguno desde el punto de vista del conocimiento científico de la nutrición. Quizá la tiene para los creyentes en la filosofía Zen, mas como yo no  soy experto en los  conceptos de esta filosofía, espero que el lector me perdone sin no me ocupo de esta cuestión.

El autor de Nutrición y Salud está formado en la medicina y en la bioquímica, por tanto mira a los alimentos desde esa perspectiva, pero reconoce que puede haber algo que se le escape, pues no es experto en la filosofía Zen. Otros autores han desestimado los conceptos de Yin-Yang aludiendo a que no son científicos. A mi juicio, estos elementos no son científicos porque son metáforas de las que se vale la Medicina China para orientarse sobre el tipo de remedio o alimento que le conviene a una persona en un momento dado. De la misma manera, los 4 humores hipocráticos servían a los antiguos griegos para dar remedio a las enfermedades. No hay nada de malo en usar metáforas, siempre y cuando no pasemos por alto lo que ya sabemos desde el punto de vista de la nutrición y la medicina, como ocurrió en el caso de Ohsawa (ver siguiente fragmento).

FRAGMENTO 4: La ignorancia de Ohsawa

Según Ohsawa, no hay enfermedad que no pueda curarse empleando alimentos naturales y restringiendo el agua de bebida. “Ninguna enfermedad es más fácil de curar que el cáncer, mediante el empleo de la dieta macrobiótica de grado 7”, afirma. Ohsawa dice también que ningún macrobiótico debe morir de apendicitis si emplea esta dieta. El lector habrá advertido que estas ideas de Ohsawa hacen caso omiso de los conocimientos médicos actualmente vigentes.

Por si eso fuera poco, sostiene Oshawa que el organismo humano es capaz de llevar a cabo la transmutación de los elementos químicos. Así, por ejemplo, afirma que nuestro organismo puede producir potasio (peso atómico 39) a partir de sodio (peso atómico 23) y el oxígeno (peso atómico 16). Semejante desatino supone una increíble ignorancia de los conocimientos de la química, y una negación del sentido común. Es difícil comprender la aceptación que estas fantasías encuentran por parte de algunas personas.

Grande Covián pone en evidencia la “ceguera” intelectual de la que en algún momento hemos sido presa cuando nos hemos acercado a la macrobiótica. En el post en el que analizo El zen macrobiótico, libro de Ohsawa, hablo de las declaraciones descabelladas de Ohsawa. Aún así, he de reconocer que cuando comencé a estudiar macrobiótica aprendí muchas verdades, cogí inercia y, en movimiento, se me colaron falsedades difíciles de detectar. Necesité parar, distanciarme y aplicar el sentido común.

FRAGMENTO 5: Los peligros de la dieta macrobiótica

Las deficiencias nutritivas detectadas entre los consumidores habituales de la dieta macrobiótica son: anemia, escorbuto, hipocalcemia e hipoproteinemia, como cabía esperar, dada la composición de la dieta que a cabo de reseñar.

La limitación de agua de bebida aconsejada por el sistema macrobiótico constituye otro peligro que se manifiesta por deshidratación e insuficiencia renal. […] La dieta macrobiótica es, pues, peligrosa y el lector puede cerciorarse de esta realidad consultando la literatura médica en la que, como ya se ha dicho, se describen repetidos casos de muerte en personas que consumían dicha dieta.

Un preparado macrobiótico destinado a la alimentación infantil ha causado grave retraso del crecimiento y malnutrición de niños, según se describe en la revista médica inglesa Lancet (9 de junio de 1973).

Es preciso, pues, advertir el peligro que corren quienes deciden adoptar la dieta macrobiótica en sus formas más avanzadas.

Las formas avanzadas de la dieta macrobiótica a las que se refiere Grande Covián son aquellas en las que se consume un procentaje mayor de cereales. George Ohsawa estableció una graduación en las dietas, donde el nivel  “más elevado”, según sus palabras, era el consumo único de cereal.

dieta numero 7 macrobiotica
Niveles de dieta macrobiótica (George Ohsawa, 1961).

La aplicación de versiones estrictas de la dieta macrobiótica, como las propuestas por George Ohsawa, pueden traer consecuencias devastadoras para la salud. Versiones como la de Michio Kushi, más flexibles, no llegan a ser peligrosas, aunque sí nos puede llevar a condiciones deficientes si somos personas con tendencia a ello (al frío, a la anemia, a estar muy delgado, a la debilidad) o si la prolongamos en el tiempo.

Desde mi punto de vista, solo recomendaría una alimentación basada en la macrobiótica de Kushi en casos concretos, donde por razones de salud no convenga el consumo de proteína animal ni de grasas ni lácteos ni alimentos procesados. En todos los demás casos recomendaría una macrobiótica amplia, basada en la práctica de los pueblos tradicionales.


NOTAS

  1. Referencia completa del estudio que cita Grande Covián en el fragmento 5: Zen Macrobiotic Diets. The Lancet, Volume 301, Issue 7815, 9 June 1973. Autores: J.R.K. Robson, J.E. Konlande, F.A. Larkin, P.A. O’Connor, Hsi-Yen Liu, J.M. Horner.
  2. En relación a la macrobiótica y el crecimiento de los niños también puedes consultar el post Deficiencias en niños con una dieta macrobiótica.
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