Mediante preguntas y respuestas cualquier cuerpo de conocimiento crece. Este es el caso de la gastronomía macrobiótica. Hace unos días una de las integrantes de la red social Macrobiótica: una forma de entender la vida, preguntaba qué podía tomar para desayunar. Varias fueron las respuestas: sopa de miso, cereales con bebida de soja, tostadas con miel, aceite y semillas de sésamo… Una de las respuestas me llamó la atención y quise, de inmediato, ponerme manos a la obra y degustar el resultado.
El plato que me cautivó fue una propuesta de Luzdivina, apasionada de la macrobiótica que realiza una magnífica labor a través de su blog Comer y callar. Os recomiendo visitarlo y probar con algunas de sus recetas macrobióticas.
Vayamos con la receta que he elaborado hoy. Antes de copiarla tened en cuenta lo escrito entre corchetes y los comentarios finales.
Ingredientes para 4 raciones:
- 1 vaso (capacidad 250ml) de calabaza [En la receta original no se especificaba la cantidad, yo decidí poner un vaso pero tras cocinarla me di cuenta que admitía el doble o el triple, así saldría más dulce]
- 1/2 vaso de mijo
- 1/4 de vaso de amaranto [quizás la mitad para no notar tanto sus pieles]
- 1 litro de agua
- 1 pizca de sal
Elaboración:
(1) Lava el mijo y el amaranto. Pela y lava la calabaza; (2) Vierte a la olla el agua, los cereales, la calazaba y la pizca de sal. Lleva a ebullición. Cuando empiece a hervir baja el fuego y tapa; (3) Hierve durante 20-30 minutos; (4) Apaga el fuego, deja enfriar unos minutos y tritura con la batidora. En este paso puedes añadir canela y piel de limón. Yo puse una cucharada de lecitina de soja para conseguir una textura más espumosa; (5) Servir
A continuación expongo una guía fotográfica de los pasos que di para convertir la receta en una realidad. Esta crema es una alternativa más para incorporar a nuestra lista de desayunos que, en vez de robarte, te dan energía. Para ver otro ejemplo de desayuno macrobiótico ir a a entrada Macrobiótica en casa, un desayuno típico.
COMENTARIOS
Tras 30 minutos la crema estaba lista. Me aventuré a probarla. Compartí la crema con una amiga y a los dos nos pareció que le faltaba dulzor, por ello recomiendo poner 2-3 vasos de calabaza en vez de 1. El mijo le daba esa sensación de estar comiendo algo realmente nutritivo, que podría tenerte “centrado” toda la mañana o reponerte de un día ajetreado por la noche. Noté que después de triturarlo, se notaban en el paladar algunas pieles que creo eran del amaranto. Para evitarlo pensé modificar la receta, quizás añadir menos amaranto. Dejo a vuestra elección la posibilidad de ajustar la receta a vuestros gustos personales, y una vez hecho esto seguir honrando su origen.
Por último, me gustaría agradecerle a Luzdivina el compartir esta receta macrobiótica con nosotros: “¡Gracias compañera! ¡Seguimos cocinando!”
Gracias, Mario.. Me alegro que lo compartas.. Aquí seguimos afiliados a este desayuno 🙂
Yo también le pongo un buen pedazo de calabaza, de la más dulce que encuentro..
La misma crema, nos guardamos dos platos planos para postre, con menos cantidad y le añadimos mermelada. Con la de manzana de Machandel queda buenísimo. Con la nuestra de albaricoque también…
Lo mismo puede servir de merienda… Los más golosos pueden añadirle una cucharada de algarroba o cacao puro y miel de arroz. Sin mezclar lo de arriba con la crema…
Y queda un auténtico pudding con el que disfrutar de lo lindo. Mmm!!
Ah.. lo que no nos quedan pieles del amaranto… Queda todo bien trituradito y muy meloso…¡! 🙂
¡Uauu! Tomo nota de la modalidad postre, añadiéndole mermelada tiene que estar de muerte.
Insistiré con la batidora para pulir lo del amaranto. No me extraña que sigáis abonados a este plato, creo que tiene muchas papeletas para ser nombrado nuevo remedio contra la depresión. Su dulzor natural relaja, y el efecto del mijo y el amaranto estabiliza. Voy a realizar varios intentos hasta que me salga como me describes.
Un abrazo