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Charla sobre verano y macrobiótica en Elche

estaciones en macrobiótica
La charla sobre verano y macrobiótica en Elche explicará porque es importante ajustar la dieta a las estaciones

Macrobiótica trata acerca del equilibrio. Si las condiciones de nuestro entorno cambian, nosotros también hemos de cambiar con ellas para seguir estando en equilibrio. Si hace frio me pongo un abrigo y alcanzo el equilibrio. Si hace calor me lo quito, y vuelvo a alcanzar el equilibrio. Mis acciones dependen de algo mucho más grande que yo, en este caso las condiciones atmosféricas. Todo ello nos hace ver que no estamos tan separados del resto del mundo como nuestra percepción lo hace parecer.

Por ese motivo, el cambio estacional en macrobiótica se trata de forma tan insistente. Desde la medicina alopática (la que nos atiende en los hospitales) no se tiene tan en cuenta, quizás porque es una medicina de las emergencias, y uno no puede esperar a que llegue la estación idónea para operarse de apendicitis. En macrobiótica tratamos de prevenir la enfermedad antes de que aparezca, y para ello procuramos mantener un equilibrio constante con nuestro entorno. Adecuar la dieta a cada una de las estaciones del año es uno de los ajustes más importantes que podemos hacer para ir todos a una, planeta y yo.

Vuelve la macrobiótica en Elche, cargada de recomendaciones sobre como equilibrarnos en verano. El próximo viernes 8 de junio, impartiré una charla sobre macrobiótica y verano. La charla será en Espígol, herborístería que está en la calle Federico García Lorca, nº2, próxima a los pisos azules. Aquí os pongo un enlace a la página de Espígol donde se anuncia la charla:

Espígol Salut Natural

La macrobiótica no es una dieta cerrada, sino un conjunto de posibilidades cuya elección depende de varios factores que están en constante cambio. Uno de los factores más importantes, como ya hemos comentado, es el clima. De este modo una dieta macrobiótica será diferente en cada tipo de clima. A continuación, os expongo de forma resumida, algunas diferencias que Michio Kushi y Alex Jack, señalan en una dieta macrobiótica dependiendo del clima donde se viva.

CLIMA FRIO O DEL NORTE

  • Los cereales que han de predominar son el trigo de sarraceno y las variedades del norte de trigo y mijo
  • Verduras locales preparadas con mucho tiempo
  • Más comida de origen animal
  • Métodos de cocina más largos y enérgicos
  • Más cantidad de sazón (sal, miso, tamari, etc.)

CLIMA TEMPLADO

  • Dominan los cereales como el arroz integral redondo, el trigo, la cebada y la avena. Las legumbres más consumidas serán los adzukis y las lentejas
  • Las verduras han de ser locales, casi todas cocinadas. Incorporamos una pequeña cantidad de fruta
  • Un poco de pescado o marisco
  • Los métodos de cocina se ajustan a la estación

CLIMA CÁLIDO O TROPICAL

  • Los cereales que más se ajustan a este clima son el arroz integral de grano medio y largo. Los tubérculos como la mandioca y legumbres grandes como las alubias pinta o lima
  • Verduras locales en forma de ensalada. Se incorpora más fruta
  • Pequeña cantidad de alimentos de origen animal, o casi nada
  • Métodos de cocina ligeros, con más aceite y especias

Estas son algunas de las recomendaciones para ajustar la dieta al tipo de clima. En este punto, advertimos lo importante que es darle apellidos a la macrobiótica, y por ello decidimos llamar a este blog Macrobiótica Mediterránea. “Mediterránea” le da un trasfondo cultural. Las recomendaciones sobre dieta y estilo de vida han de aplicarse dentro de un contexto cultural, de una forma común de entender el mundo. Tener en cuenta este fondo cultural es aumentar la eficacia de las recomendaciones macrobióticas. Al mismo tiempo, “mediterránea” nos pone en contacto con un clima determinado, del cual surgen unas recomendaciones concretas, no sólo teoría.

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La dieta macrobiótica de los 13 días no es macrobiótica

13 dias macrobiotica
La dieta macrobiótica de los 13 días circula por internet, pero no es una dieta macrobiótica

Hace unos días, una conocida me comentó que iba a seguir la dieta macrobiótica de los 13 días con el objetivo de adelgazar. Había oído que yo hacía algo de eso, y en una comida en la que coincidimos empezó preguntándome:

-Por cierto, tú haces dietas, ¿no? Me podrías explicar está dieta de los 13 días.
-Bueno, a ver… ¿Qué más dice eso que has encontrado? ¿Cómo se reparten las comidas? ¿Qué alimentos incluye? – pregunté yo para orientarme y matizarle algunas cosas en caso necesario.
-Para desayunar café con leche y sacarina, para comer dos huevos duros con acelgas y espinacas cocidas, para…
-¿Tú estás segura de que leíste macrobiótica? – Estaba totalmente convencido de que esta chica se había tenido que confundir.
-Sí, sí, claro, está por un montón de sitios en internet, pone macrobiótica.

Esa misma noche investigué por internet. Mi amiga tenía razón. Al teclear en google “dieta macrobiótica de los 13 días” aparecieron un sinfín de referencias donde aparecía una dieta con el encabezamiento “Dieta macrobiótica”.  La dieta es de una semana pero aquí sólo la transcribo hasta el miércoles por si acaso alguien la confunde e intenta seguirla.

LUNES

  • Desayuno: Café con sacarina (leche con café, leche desnatada)
  • Comida: Dos huevos duros con acelgas y espinacas cocidas y refritas con ajo (la cantidad que se desee)
  • Cena: Uno o dos bistec de ternera a la plancha con ensalada de lechuga, tomate, cucharada de aceite, vinagre y sal
MARTES
  • Desayuno: Café con sacarina
  • Comida: Gran bistec a la plancha con ensalada de lechuga, aceite y limón. Fruta toda la que se desee
  • Cena: Jamón de york (el que se desee) y un yogurt sin azúcar
MIÉRCOLES
  • Desayuno: Café con sacarina y un biscote
  • Comida: Dos huevos duros, judías verdes, tomate y lechuga
  • Cena: Jamón de york y ensalada de tomate y lechuga con aceite y vinagre

Sólo hace falta echarle un vistazo para darse cuenta que la dieta no es macrobiótica. Existe un exceso de proteínas animales, alimentos procesados, edulcorantes artificiales… Todos esos elementos, independientemente de la condición de la persona, llevan a cualquiera hacia problemas. Puede que no a corto plazo, pero sí a largo plazo, debido a la cantidad de toxinas que provienen de su metabolismo, de la ausencia de vitalidad del alimento o de las alteraciones que provocan las sustancias químicas artificiales.

Además de esta dieta macrobiótica de lo 13 días, al teclear en google “dieta macrobiótica” aparecen dos tipos de artículos que a continuación comento:

1. Dietas que nos indican qué hay que comer cada día.

Son dietas a la carta. Nos facilitan un modelo, algo estándar y fijo que puede dejar de ser macrobiótico en el momento que no equilibren la condición de la persona que la está siguiendo. En el sentido que la palabra “macrobiótica” se utiliza en este blog, una dieta macrobiótica es algo dinámico que varía en función de las variaciones en el entorno y en función de la condición de la persona que come. Por ese motivo, es necesario el tener unos conocimientos básicos, o bien, el apoyo de un consultor macrobiótico, para saber qué ajustes y en qué momento deben de aplicarse a la dieta. En próximas entradas profundizaremos sobre la utilización del término “dieta”.

2. Artículos donde se expresan opiniones al respecto. En algunos de ellos se destaca el lado “sectario” y “estrecho” de la macrobiótica

El tema de las interpretaciones es inevitable. Cada persona ve el mundo de una manera, en función de su condicionamiento fruto de sus experiencias e información a la que ha tenido acceso. Lo único que puedo decir es que quien esté interesado en la macrobiótica, no se quede con los primeros artículos que encuentre sobre el tema. Que consulte varias fuentes, que experimente si alguna de ellas es de su confianza, que acuda a alguna charla o taller, y a partir de ahí, que decida por ella misma.

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Macrobiótica para reducir la obesidad infantil

Obesidad infantil y macrobiotica
La macrobiótica constituye una importante herramienta para la prevención de la obesidad infantil

Este miércoles la fundación Thao, que promueve los hábitos saludables en los colegios de varios municipios españoles, publicó en Barcelona los datos de un estudio acerca de la obesidad infantil. Los medios de comunicación se han eco de esta noticia durante este fin de semana, y hemos podido leer y/o escuchar titulares como estos:

La obesidad española ya se parece a la de EEUU

Obesidad infantil, un problema que no cesa

Un niño de cada tres sufre obesidad infantil

El estudio contaba con una muestra de 38.008 niños, de entre 3 y 12 años, de los cuales el 23,5% sufren obesidad. El estudio también nos informa sobre algunos hábitos de vida, entre los que destaca el alto sedentarismo. El 24% de los niños pasa hasta 2 horas al día viendo la televisión y jugando al ordenador. A pesar de que por zona de residencia nos corresponde una dieta mediterránea, los autores del estudio comentan que esta apenas se sigue, ya que el 75% de los niños sólo toma una pieza de fruta al día, y sólo el 62% toma verduras frescas o cocinadas una vez al día.

No sólo la obesidad infantil representa un problema por sí misma, sino que está relacionada con la aparición en edades adultas de  problemas óseos y musculares, diabetes e hipertensión.

¿Qué nos puede aportar la macrobiótica para reducir la obesidad infantil?

Los conocimientos que engloba la macrobiótica, constituyen una guía que nos ayuda a transformar nuestra vida en una más saludable, lo que incluye un peso ideal. Desde pequeños, nuestros hijos pueden acostumbrarse a una dieta sana, más equilibrada, sin exceso de aditivos químicos ni alimentos procesados. Una dieta que les permita estar lo suficientemente vitales como para poder concebir y hacer realidad sus sueños.

Montse Bradford, experta en alimentación natural y autora de varios libros dedicados a la cocina macrobiótica y a la nutrición infantil, comenta en uno de sus libros que, en la actualidad, los niños están comiendo demasiada azúcar, demasiada sal, muchas grasas saturadas, harinas blancas y refinadas, demasiados aditivos químicos, muchos alimentos procesados y  muy pocas verduras, frutas, cereales integrales, semillas y frutos secos. Continúa con una serie de recomendaciones que a continuación resumimos.

RECOMENDACIONES PARA INTRODUCIR UNA DIETA SANA A LOS NIÑOS

  1. Reducir el consumo de bebidas con azúcar, como por ejemplo: zumos comerciales, refrescos, infusiones u otras bebidas que preparamos en casa, etc.
  2. Evitar añadir azúcar a las recetas que vayamos a elaborar. Podemos encontrar recetas alternativas, disminuir la cantidad de azúcar indicada en las instrucciones, o sustituirla por otros edulcorantes como el sirope de arroz o pasas.
  3. Reducir el consumo de los alimentos procesados: comida precocinada, enlatada, dulces y snacks.
  4. Utilizar cada vez más productos elaborados con harinas integrales, como por ejemplo: pan integral, pasta de pizza integral, galletas integrales, etc.
  5. Evitar flanes, mousses, natillas y cremas empaquetadas, ya que llevan muchos aditivos y azúcar.
  6. Aumenta el consumo de alimentos frescos y naturales, de la estación en la que estés en ese momento.
Recomendaciones de macrobiótica para la obesidad infantil
Una dieta macrobiótica se extrañará durante las primeras semanas

Con estas recomendaciones uno puede empezar a modificar la dieta de los niños de forma progresiva. Hay que tener en cuenta que al principio existirá una tendencia a rechazar los platos nuevos. Existe un fenómeno denominado “la paradoja del omnívoro” que consiste en tener miedo a los alimentos nuevos.

¿Cómo evitar que los niños tengan miedo a los alimentos nuevos?

En primer lugar, yo no tendría prisa en que los niños cambiasen la alimentación, pues su comida son ellos, y rechazarla sería rechazarles a ellos, o al menos, ellos lo sentirían así. Podemos empezar presentado la comida nueva de forma frecuente, pero sin insistirles mucho si no quieren. Al cabo de unas semanas les resultará familiar y lo familiar empieza a gustar.

Hemos de evitar etiquetar los nuevos alimentos. No hemos de llamarles alimentos sanos, ni comida macrobiótica, ni alimentos integrales,… de la misma manera que no llamamos de ninguna forma a la dieta que tomamos habitualmente. Si utilizásemos etiquetas los niños verían lo etiquetado como algo ajeno, y lo ajeno no gusta.

El ver como otras personas comen con ganas alimentos nuevos, aumenta la probabilidad de que se prueben y gusten esos alimentos. Esto funciona especialmente si son otros niños los que comen los alimentos nuevos.

Otra forma de aumentar el gusto por los alimentos nuevos es reforzar su consumo. Podemos decirles: “Mamá va estar muy contenta si te comes la verdura” o “Si te comes la verdura tendrás mucha energía”. Para reforzar es importante no dejar en mal lugar a la nueva comida, hay que evitar frases como esta: “Si te tomas las verduras, podrás jugar al fútbol”.

Todas estas recomendaciones nos ayudarán a presentar alimentos nuevos a nuestros hijos, de forma que no experimenten ninguna ruptura traumática con sus antiguos hábitos. A medida que vayan notando los efectos positivos de una alimentación sana, el propio cuerpo desarrollará  una atracción natural por la comida que hace unos meses era “muy rara”.

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Cómo la macrobiótica puede afectar a nuestros genes

adn metilado
Lo que hacemos y comemos afecta a nuestros genes, cuídalos con la ayuda de la macrobiótica

¿Cómo la macrobiótica puede afectar a nuestros genes? Si entendemos la macrobiótica como el conjunto de prácticas que realizamos para “sintonizar” con el mundo, comprobaremos según estudios recientes, que estas prácticas pueden estar activando genes beneficiosos y desactivando los que nos llevarían a estar enfermos. Veamos lo que dicen los cientñificos.

Ayer al medio día, emitieron en televisión un reportaje sobre cómo la dieta puede influir en nuestra salud, e incluso en la salud de generaciones posteriores. El reportaje pertenecía al programa La Noche Temática de la 2 de Rtve. En la página de Rtve puedes leer sobre el programa:

Este documental muestra distintas investigaciones que confirman que el ambiente y nuestra alimentación condicionan nuestros genes. Después de la II Guerra Mundial, parecía que la hambruna había reprogramado los genes de las madres y de sus hijos. La nueva generación enfermó en una etapa temprana con enfermedades del corazón, cáncer y diabetes. Lo que comemos influye en nuestra salud. A veces para el resto de nuestra vida, como demuestra la epigenética.

Si después de leer su reseña estás interesado, puedes acceder a su página pinchando en el título del documental: Epigenética: cómo la alimentación altera nuestros genes (ver nota al final del post). En el curso del documental, e incluso en su título, podemos leer la palabra “epigenética”.

¿Qué significa epigenética?

En los primeros minutos del documental nos cuentan:

Todo el mundo sabe que la comida y la bebida son necesarias para de la mente y el cuerpo, pero la mayoría de nosotros no sabemos en que medida afectan a nuestra apariencia y a nuestro comportamiento, la comida no sólo nos sacia, sino que afecta a nuestros genes, esta ciencia relativamente nueva se llama epigenética que significa “además de la genética” y estudia cómo funciona todo esto.

Otra forma de explicarlo es que la epigenética, como parte de la biología, es la doctrina que postula que los rasgos que caracterizan a un ser vivo se configuran en el curso de su desarrollo, es decir, somos lo que somos por lo que hacemos durante nuestra vida. Nuestro estilo de vida es lo que activa o desactiva nuestros genes.

En la presentación del documental oímos comentar a varios expertos:

La dieta y la actividad enzimática influyen enormemente en la activación o desactivación de los genes.

El hambre no puede afectar a los genes, pero si creemos que el efecto de pasar hambre puede influir podría hacer que los genes se activasen o desactivasen.

El medio ambiente tiene un impacto en nuestors genes que puede transmitirse a las siguientes generaciones.

Todos estos datos  provenientes de la epigenética, destacan el valor que la dieta y el estilo de vida tienen en nuestra salud. En este sentido, la macrobiótica ayudaría a las personas a activar aquellos genes que favoreciesen la salud, y desactivaría otros que promoviesen la enfermedad.

En resumen: Lo que hacemos importa.

NOTAS POSTERIORES A SU PUBLICACIÓN:
  • Gracias a un comentario de nuestros lectores advertimos que el documental enlazado en esta entrada ya no se encuentra disponible. Sí que podéis encontrarlo en Youtube. Buscar “epigenética” y sale de los primeros. 
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La rutina diaria macrobiótica

Empezaremos diciendo que el ser humano puede adaptarse a cualquier horario y lugar. Por esa razón, somos la especie que ha poblado todo el planeta. Esa capacidad de adaptación tiene su cara y su cruz. Por un lado, nos ayuda a sobrevivir, nos sintoniza con el entorno, somos uno con él y de ahí surge una experiencia de bienestar. Por otro lado, puede que nos acostumbremos a lo que no nos conviene, y … en ese caso… ¿Cómo saber lo que nos conviene si el hecho de acostumbrarse ya implica estar a gusto con aquello a lo que nos hemos acostumbrado?

Eso mismo me pregunté después de unos meses de seguir las recomendaciones de un consultor macrobiótico. “Vale, ya está, me he acostumbrado al arroz integral, las legumbres, veruduras, etc., etc. ¿Ahora qué?” Y a continuación me pregunté: “¿Existe algo aparte del bienestar del “acostumbramiento”?” Después de unos momentos comprobación pude responder. Sí, la diferencia estaba en los frutos. Me sentía mucho más vital, los árboles brillaban más y la vida tenía sentido por sí misma. Todo eso no existía con el anterior “acostumbramiento”, pero sí con este, con el del arroz integral, las verduras, el ejercicio diario, el dormir regular…

Todo esto me hace sospechar que existe un estilo de vida natural. Sí, es verdad, podemos adaptarnos a todo, diseñar la forma de vida que nos plazca, pero no podemos olvidar que alguien ya lo diseñó por nosotros, pero al mismo tiempo nos dio la libertad de poder cambiarlo a nuestro antojo, y eso lo hizo porque sabía que amar significaba dar libertad.

¿Cuál es esa forma de vida natural? Aquella que pone a todas las fuerzas del planeta a trabajar a nuestro favor. Para concretar y poder sacar algo práctico de estas reflexiones miremos qué pasa a lo largo de un día, cómo distribuimos nuestras actividades. Existen unos momentos en los que el cuerpo está diciéndonos: “¡Vamos, vamos, hazlo porque estoy preparado!” Y el ejemplo más sencillo que se me ocurre es el dormir. Al llegar la noche sólo hemos de dejarnos llevar. Existen más indicadores que nos aconsejan hacer ciertas cosas en determinados momentos.

ritmos circadianos en macrobiotica
En macrobiótica estudiamos los ritmos circadianos para hacer lo que toca en su mejor momento

El seguir un ritmo natural, junto con una dieta macrobiótica,  nos puede ayudar a recuperar la salud y a prevenir enfermedades. A este respecto, el terapeuta Andreas Moritz, sugiere en su libro “Los secretos eternos de la salud. Medicina de vanguardia para el siglo XXI” una rutina diaria ideal. A continuación la resumo:

MAÑANA

  • Levantarse pronto (antes de la salida del Sol). Para ello, como veremos al final, uno tiene que acostarse temprano
  • Lavarse los dientes, raspar y limpiar la lengua
  • Beber un vaso de agua tibia
  • Beber un vaso de agua con limón y miel
  • Evacuar el intestino y la vegija
  • Cepillarse el cuerpo en seco. En macrobiótica te recomendamos utilizar una esponja de calabaza o un crin. En seco  la exfoliación de la piel es más eficaz. Después con la ducha eliminamos los restos de células muertas.
  • Tomar un baño o ducha de agua caliente, seguido de una breve ducha de agua fría
  • Hacer ejercicio
  • Meditar
  • Tomar un desayuno ligero antes de las 8 am
  • Trabajo o estudio

Diréis que son muchas cosas; estoy de acuerdo. Andreas Moritz incorpora en esta rutina conocimientos que posee sobre la salud y sobre tradiciones como la Ayurveda. Para empezar, nosotros podemos tener en cuenta que, tras levantarnos pronto, lo ideal sería: lavarnos, hidratarnos, evacuar, hacer ejercicio, calmar la mente, desayunar y trabajar. Veamos que dice respecto a la tarde y la noche.

TARDE

  • Almorzar entre las 12 y 13 horas
  • Tomar un breve descanso después de comer, seguido de un paseo de 10-15 minutos
  • Trabajo o estudio
  • Ejercicio
  • Meditar

NOCHE

  • Cena ligera entre las 18 y 19 horas
  • Breve paseo de 10 a 15 minutos
  • Actividad agradable
  • Acostarse temprano, antes de las 22 horas

Lo que más destaca, si tenemos en cuenta que vivimos en España, es el horario de las comidas. Hay una tendencia natural del cuerpo para encontrarse preparado para comer a esas horas (12 y 18h), ya que a esas horas es cuando mayor cantidad de enzimas digestivos tenemos  listos para entrar en acción. Al mismo tiempo, el aparato digestivo pierde fuerza por la noche, por lo que no conviene cenar tarde. En cuanto al ejercicio, la región mediterránea nos ofrece un clima y unos parajes que facilitan mucho que lo llevemos a cabo, especialmente en verano. Podemos pasear por la playa, pasar una tarde en el campo, hacer ciclismo, nadar, etc. Y sobre la meditación, decir que no es necesario sentarse con las piernas cruzadas, ojos cerrados y semblante serio, sino que será suficiente con dedicar unos minutos al día a mirarnos a nosotros mismos y decir “¡Uy! Estoy respirando, mejor dicho, la respiración ocurre… entra, sale, entra…”,  “¡Eh! Un pensamiento, y otro…”. Así unos minutos, y comprobaremos como la calma del observar aterriza en nosotros.

Hasta aquí han sido unas pocas sugerencias para sincronizar nuestras vidas con los relojes de las plantas, del sol, la tierra, el mar y el resto de seres con los que compartimos esta vida. Como se suele decir en las películas de acción para que los planes salgan bien: ¡Sincronicemos nuestros relojes!

 

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