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Una dieta macrobiótica para superar la enfermedad

Dieta macrobiótica y enfermedad
Una dieta macrobiótica puede utilizarse como herramienta, junto a otros tratamientos, para superar una enfermedad

La dieta macrobiótica tiene el objetivo de facilitar que el organismo mantenga un equilibrio compatible con una larga vida, es decir, es la dieta de la longevidad. Realizando los ajustes oportunos, este mismo enfoque puede utilizarse para recuperar la salud. No quiero decir que la dieta vaya a curar por sí sola una enfermedad, pero sí que va a tener un papel crucial en la recuperación. A este respecto podéis consultar la entrada sobre alimentación y cáncer titulada Alimentación anticáncer, entrevista a Odile Fernández.

¿Qué ajuste habría que hacer en una dieta macrobiótica para ayudar en la recuperación de una enfermedad?

El consultor macrobiótico Verne Varona nos aconseja en primer lugar asegurarnos de que nuestra dieta actual y estilo de vida no agravan nuestra condición. Por ejemplo, vivir en un entorno lleno de ruido seguramente agravaría cualquier dolencia. Para saber como compensar la existencia de ruido podemos ver la entrada Macrobiótica para compensar los efectos del ruido. En segundo lugar tendríamos que comprobar que nuestro plan de recuperación cubra los siguientes puntos:

  1. La dieta debe de ofrecer una buena nutrición. Con ello se refiere a que todos aquellos nutrientes que la ciencia ya ha identificado como esenciales para la salud deberían estar presentes. En algún momento del pasado se ha llegado a recomendar alimentarse únicamente de arroz integral de forma indefinida; tal cosa nos llevaría inevitablemente a la desnutrición.
  2. Los alimentos que tomemos deben de ayudar a desintoxicar el organismo a través de diferentes medios (heces, orina, respiración, expresión emocional, sudor, movimiento).
  3. La dieta debería contribuir a tener un nivel de glucosa en sangre estable. Evitando las subidas y bajadas de azúcar en sangre evitamos los altibajos emocionales, algunas enfermedades y los deseos incontrolables de tomar ciertos alimentos. Para ver una gráfica al respecto puedes ir a la entrada Beneficios de una dieta macrobiótica.
  4. La dieta debería fortalecer tu sistema inmune. En futuras entradas veremos de que alimentos se trata.

A modo de orientación general, los porcentajes de los distintos tipos de alimentos que se deberían consumir en una dieta macrobiótica para sanar son los siguientes:

  • 45% de cereales en grano
  • 5% de productos derivados de los cereales (pan, pasta, cuscús, etc.)
  • 35% de verduras
  • 5% de legumbres o proteína animal
  • Pequeñas cantidades de “lo que te apetezca”, algas, bebidas y aceites
guia macrobiotica salud editada
Porcentajes de alimentos para una dieta macrobiótica orientada a la recuperación de la salud. Imagen: Verne Varona (2009)

Otros aspecto importantes en una dieta para sanar son: (1) Reducir o evitar el consumo de platos precocinados, comida enlatada o congelada; (2) Masticar con atención; (3) Tomar pequeñas cantidades de alimentos fermentados, tipo chucrut.

Hemos de dejar de pensar en la alimentación como algo ajeno a nuestro estado psicológico y fisiológico. Lo que comemos influye en lo que pensamos y sentimos, y en el estado de nuestro organismo. Eso, por evidente que pueda parecer, no lo saben todos los médicos.  Es nuestro deber comunicarlo. Es nuestro deber, por respeto a la vida, poner las condiciones necesarias para que el cuerpo cambie de rumbo. Así le oiremos decir:  “Gracias, ahora sí que puedo. Ahora voy a curarme y tú seguirás viviendo y disfrutando de los tuyos. El mundo te va a cuidar”.

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Beneficios de una dieta macrobiótica

Mujer sana con macrobiótica
¿Quieres saber cuáles son los beneficios de una dieta macrobiótica?

¿Qué efectos tiene una dieta macrobiótica en nosotros? Por definición una dieta macrobiótica ha de llevarnos a un equilibrio mayor del que teníamos antes de alimentarnos macrobióticamente, por tanto, no se trata tanto de comer unos alimentos determinados como de comer aquello que equilibre nuestra condición actual.  Si estamos expuestos al sol la mayor parte del día, una alimentación macrobiótica se compondrá de muchos líquidos y alimentos con mucha agua en su composición. Si hacemos ejercicio físico comeremos más cantidad y alimentos más concentrados. Si se trata de un niño utilizaremos menos sal. Cada condición particular necesita unos ajustes en la dieta particulares, pero a pesar de estas diferencias existe algo en común a todas ellas: sus beneficios.

Una dieta macrobiótica nos proporciona los siguientes beneficios:

ENERGÍA

Una dieta macrobiótica te proporciona más energía, resistencia y vitalidad. No es que te dé más calorías que una dieta convencional sino que la combinación entre los alimentos que se aportan y los que se quitan de la dieta, da como resultado una circulación mayor de energía, la cual se encuentra disponible para los quehaceres diarios. Por un lado se introducen alimentos que se adaptan perfectamente a las características de nuestro sistema digestivo (no se consume energía excesiva en su digestión, no producen toxinas ni sustancias derivadas de su metabolismo que interfieren en otros procesos orgánicos). Estos alimentos acostumbran a ser cereales en grano, verduras y legumbres principalmente. Por otro lado tenemos los alimentos que se quitan, como por ejemplo: lácteos, carnes y estimulantes. Estos alimentos fuerzan al organismo a trabajar de más o bien consumen reservas de nutrientes para su metabolismo. Quitando estos alimentos podemos aprovechar la energía que utilizábamos con ellos en otras cosas.

REGULARIDAD

Una dieta macrobiótica implica ir al baño todos los días. Para conservar el equlibrio existen tareas que nuestro organismo precisa realizar todos los días. Una de ellas es ir al baño, de esta manera los desechos  pueden ser expulsados y se deja espacio para las siguientes tomas. Con la regularidad evitamos que entren en nuestro sistema sanguíneo toxinas derivadas de digestiones demasiado largas.

ESTABILIDAD

El estado de ánimo, como casi todas las cosas en este mundo, también cambia. Ha de ser así. Pero hoy en día esas variaciones son más frecuentes y más pronunciadas. ¿Por qué? Una de las razones es el consumo de azúcar y otros productos refinados que provocan cambios bruscos en el nivel de azúcar de la sangre, como podemos ver en el gráfico. Una dieta macrobiótica favorece un nivel de azúcar estable en sangre, y por tanto, favorece un estado de ánimo estable.

curva glucémica con macrobiótica
Arriba observamos un nivel de glucosa en forma de sierra que provoca estados de ánimo inestables. Abajo vemos un nivel de glucosa estable debido a una alimentación macrobiótica. Gráfico: Verne Varona, 2009

 

MENOS ACIDEZ

Nuestro cuerpo puede estar más o menos ácido por dentro. Se sabe que para que pueda realizar todas sus funciones de forma óptima el cuerpo ha de estar con un PH de 7,35. Hoy en día esa cifra suele estar por debajo, es decir, un estado más ácido. Un PH por debajo de 7,35 favorece procesos de inflamación, rígidez muscular y una peor absorción de alimentos. La dieta macrobiótica cuida este aspecto y mediante el consumo de unos alimentos y la evitación de otros, se consigue mantener el PH en la cifra óptima.

PÉRDIDA DE PESO

Ya hemos visto en otras entradas cómo podemos perder peso con macrobiótica. Un alimentación basada en cereales en grano, verduras y legumbres favorece que el cuerpo encuentre su peso ideal de forma automática. Las entrada donde puedes encontrar más información sobre este tema son: Un método para perder peso con macrobiótica y Perder peso con macrobiótica.

CLARIDAD MENTAL

Aquello que comemos inevitablemente llega a nuestro cerebro. Según la calidad del combustible del que dispone nuestro cerebro, así interpretamos la realidad. La realidad es lo que es, no existen los juicios, la realidad no entiende de bueno o malo. Sin embargo, los seres humanos proyectamos sobre la realidad nuestras interpretaciones y estados emocionales. Esas interpretaciones y estados emocionales dependen en gran medida de lo que comamos. Una dieta macrobiótica favorece que en nuestra mente surjan interpretaciones optimistas de la realidad.

CALMA

Hoy en día el estrés es un rasgo permanente de nuestras vidas. Comer de forma macrobiótica, supone compensar dicho estrés (aunque lo ideal sería reducir la fuente de estrés). Para compensar el estrés podemos recurrir a alimentos concretos, que nos sirvan durante períodos cortos de tiempo, como por ejemplo: alimentos dulces como el zumo de manzana o una gelatina de frutas. También podemos prestar especial atención al momento en que comemos. Hacerlo de la forma más consciente y relajada posible. Aparte de estas medidas el comer de forma regular cereales, verduras y legumbres contribuirá a disminuir las reacciones extremas ante situaciones estresantes. Poco a poco y de forma natural, buscaremos situaciones menos extremas y estresantes porque nuestra alimentación está compuesta de alimentos menos extremos. No son ni demasiado yin (azúcar, aditivos, edulcorantes, miel, especias) ni demasiado yang (sal, huevos, carne).  Esta ganancia en calma facilitará tener un sueño más reparador, lo cual repercutirá positivamente en la salud de todo el cuerpo.

Estos han sido algunos de los beneficios que nos puede reportar una dieta macrobiótica, independientemente de los ajustes personales que le hagamos para la mejora de nuestra condición personal. Todas las dietas macrobióticas persiguen alcanzar un equilibrio mayor del que existía hasta ese momento. Dicho de otra manera: La macrobiótica apoya la evolución de cada individuo.

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Macrobiótica en casa, un desayuno típico

desayuno macrobiotica
Esta es la macrobiótica que hago en casa. Un desayuno típico, rápido y sencillo: cereal, verduras y semillas

Un niño de 10 años al que doy clase me preguntó el otro día qué había desayunado. Después de considerarlo un instante me decidí a decirle la verdad: “Arroz, verduras y semillas de girasol”. Expectante guarde su respuesta: “¡Búa! ¡Qué asco!”

Al decirle lo que desayuné rompí todos sus esquemas. Seguramente era la primera vez que oía que el arroz, las verduras y las semillas se toman para desayunar. Con 10 años Alberto ya tiene una memoria y unos esquemas alimenticios que sin apenas darse cuenta guían su conducta. En ocasiones los esquemas/pensamientos que tenemos no coinciden con los que nos enseñan, en este caso desde la macrobiótica, por lo que experimentamos sorpresa, rechazo o extrañeza. Estos esquemas, los cuales todos tenemos, nos ayudan en el día a día . Gracias a ellos tenemos una idea de lo que comer en cada momento del día, organizamos el menú, y sabemos más o menos qué tenemos que comprar. Pero a veces también suponen un obstáculo para el cambio. Existen estructuras mentales que bloquean el nacimiento de una nueva realidad. ¿Qué hacer para poder superarlas? En primer lugar, darse cuenta de que están ahí. En segundo lugar advertir su naturaleza, es decir, que son pensamientos, formas de ver el mundo y no realidades. En tercer lugar, probar, hacer nuevas cosas y ver qué pasa. Al hacer algo nuevo -por ejemplo desayunar arroz- observaremos cómo respondemos. Puede que las estructuras mentales reaccionen haciéndose más fuertes, y entonces seguimos con nuestros hábitos (no todo es bueno para todo el mundo). A veces el hacer algo nos proporciona buenas experiencias y entonces empezamos a cambiar lo que pensamos, dejando así paso a una forma distinta de vivir en el mundo. Todos estos mecanismos no suceden solamente con el tema de la comida sino con otros muchos temas en nuestra vida. Seamos libres de lo que pensamos y probemos nuevas cosas, quien sabe, igual nos gusta.

Volvamos al desayuno: arroz, verduras y semillas. En macrobiótica existen varias versiones o formas distintas de interpretarla. En Cuisine et Santé (Saint Gaudens, Francia) tienen una versión más espartana de la macrobiótica, que no por ello es peor, sino semplemente más sencilla. Allí aprendí a desayunar crema de arroz y ya está. ¿Cómo la cocinaban? Molían el arroz convirtiéndolo en una sémola, ponían a hervir agua, cuando empezaba a hervir vertían el arroz molido y lo hervían 10 minutos. Después lo tomábamos con tamari. La proporción de arroz-agua era de 1:6. No os podéis imaginar lo bueno que puede saber algo tan simple. Más tarde en el Insituto Kushi, incorporé las verduras y las semillas al plato. Las verduras nos ofrecen una energía fresca y ligera siempre y cuando no las cocinemos de más. Este tipo de energía viene estupenda y además va en la línea de los estudios científicos que confirman lo adecuado de tomar “verde” todos los días.

Para terminar os voy a describir el desayuno que hace unos cuantos días fotografié. Podéis ver tres platos, uno a uno:

  1. Trigo sarraceno con semillas de sésamo. El trigo de sarraceno lo puse a remojo la noche anterior. Después lo herví (1 sarraceno:2 agua) con una pizca de sal. Lo puse en el bol y lo adorné con las semillas de sésamo que ya tenía tostadas.
  2. Brócoli y acelgas. Puse un pequeño cazo con agua a hervir. Cuando empezó a hervir añadí los ramilletes de brócoli. Cuando volvió a hervir esperé 20 segundos y los saqué. Después hice lo mismo dos hojas de acelgas.
  3. Semillas de girasol. Lo único que tuve que hacer fue volcarlas al mini-bol ya que las había tostado varios días atrás

Eso fue lo que desayuné y cómo lo preparé. No me llevó más de 20 minutos y el resultado fue muy nutritivo, eso sí, extraño y poco habitual, capaz de arrancar expresiones de sorpresa en un niño de 10 años.

¿Eh, qué dices Alberto? ¿Desayunamos mañana arroz y verduras?

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¿Carece la dieta macrobiótica de vitamina B12?

vitamina_B12 macrobiótica
La macrobiótica moderna contiene B12

¿Carece la dieta macrobiótica de vitamina B12? En algunos versiones más estrictas de dieta macrobiótica pordríamos decir que sí, pero no en versiones más modernas en las que se da cabida a una amplia variedad de alimentos y se tienen en cuentan los estudios nutricionales. Aún así echemos un vistazo a este asunto.

El doctor Colin Campbell, en su libro El Estudio de China, afirma que existen cuatro nutrientes que están presentes en una dieta con alimentos animales y que no están en una dieta basada en plantas. Estos cuatro nutrientes son:

  • Colesterol
  • Vitamina A
  • Vitamina D
  • Vitamina B12

Tres de estos cuatro nutrientes no son esenciales. El colesterol es fabricado por nuestro propio cuerpo. La vitamina A la sintetiza nuestro cuerpo a partir del betacaroteno existente en las verduras. La vitamina D se produce al tomar el sol unos 15 minutos al día. Sólo nos queda la vitamina B12.

Campbell comenta que la B12 es más problemática. La B12 la producen ciertos microorganismos presentes en el tierra y en los intestinos de algunos animales, incluidos los nuestros. La cantidad de B12 producida por nuestros intestinos no se absorbe adecuadamente, lo que hace recomendable tomarla en la comida. Tiempo atrás podíamos encontrar la B12 en algunas plantas, pero hoy en día, a consecuencia de la degradación de la tierra y de la limpieza y control sanitario al que se somenten los alimentos, es muy poco probable que se encuentre vitamina B12 en plantas.

En este sentido el famoso artículo escrito por Jack Norris, “Vitamine B12: Are you getting it?”,  nos aporta una valiosa información sobre la B12, siendo de gran utilidad para aquellos que siguen una dieta vegetariana, vegana o macrobiótica. El artículo es una revisión de la literatura científica sobre la vitamina B12 y la dieta vegana desde 1980. Comienza con el siguiente testimonio:

En los últimos meses, me estaba sintiendo lento, tenía que acostarme un par de veces al día, encontraba difícil trabajar por las tardes y realizar ejercicio por períodos largos. Bajo la supervisión de Michael Klaper estaba tomando proteína en polvo, creatina, testosterona, nystatin, etc. todo lo no disponible. Estaba tomando levadura todos los días, por tanto yo sabía que no tenía deficiencia de vitamina B12. Entonces, un día, me encontré con el artículo sobre B12 (Vitamin B12: Are you getting it?) por accidente. No lo leí entero pero le eché un vistazo y me quedé con su insistencia acerca de que ninguna de las fuentes habituales son adecuadas. No me lo creí, pero tenía algunas antiguas pastillas de B12 en el frigorífico, así que me tomé una. El efecto fue casi inmediato y muy notable. Las he estado tomando casi todos los días, mi energía ha aumentado y me siento una persona de mediana edad en vez de un cansado y viejo anciano.

La deficiencia grave de B12 puede provocar un daño neurológico permanente, como por ejemplo ceguera, sordera o demencia. Fatiga o temblor en manos y pies también puede ser un síntoma. La B12 también contribuye a tener un sistema digestivo sano. La deficiencia moderada de B12 incrementa la acción de una sustancia denominada homocisteína, que aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca. En este punto hay que resaltar que podemos estar usando B12 acumulada en el hígado durante 2-3 años, es a partir de ese tiempo cuando un aporte deficiente de esta vitamina podría pasar factura.

Norris afirma que ya existe un amplio consenso dentro de la comunidad cientifica, también dentro de los profesionales de la salud dedicados a las personas veganas, en cuanto a que los alimentos vegetales no aportan vitaminan B12.

Desde la macrobiótica tradicional se ha afirmado muchas veces que la B12 la podemos encontrar en alimentos como las algas o el tempeh. ¿Es eso verdad?

Wakame y tempeh en macrobiótica
Las algas y el tempeh (soja amarilla fermentada) son alimentos típicos de la macrobiótica

Según los estudios revisados por Norris, en las algas como la spirulina se ha encontrado un análogo, que se parece a la B12 pero que no es. Además compite con ella. En el tempeh no se ha encontrado B12 y en algunos casos en que sí, se atribuye a la contaminación bacteriana. Incluso algunos productos animales tampoco la contienen o no es aprovechable. Por ejemplo, los huevos tienen B12 pero no es absorbible, y los lácteos la pierden al ser pasteurizados. Todo esto no quiere decir que tengamos que comer comida animal, ya que podemos obtenerla mediante otros medios como suplementos o alimentos fortificados.

En cuanto a los suplementos el autor recomienda, si se sospecha de falta de B12, tomar 2000 microgramos al día durante 2 semanas y ver la respuesta del organismo. Al mismo tiempo podemos consumir alimentos fortificados, que son aquellos a los que se añade algún nutriente extra. El consumo de alimentos fortificados con B12 puede compensar su falta en la dieta.

Para aquellos que estén interesados en saber más acerca de la B12 recomiendo acudir a la siguiente página web dedicada a la alimentación vegana (la página que enlazo está en español):

Vegan Health

 

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Testimonio de cómo mejoró la salud con macrobiótica

nancy o'neil testimonio macrobiotica
A menudo encontramos testimonios de personas que mejoraron su salud a través de un estilo de vida y dieta macrobiótica

Periódicamente me envían desde el Insituto Kushi información acerca de las actividades que allí están realizando. En ocasiones también me envían testimonios de personas que, mediante una dieta macrobiótica, han resuelto la mayor parte de sus problemas de salud. El mes pasado recibí uno de esos testimonios. Aún conociendo los beneficios que nos aporta una dieta natural, basada en cereales en grano, verduras y legumbres, no dejo de sorprenderme de algunos casos. Este es uno de ellos, por eso he decidido traducir el testimonio y colgarlo en esta entrada.

Dice así:

La mayor parte de mi vida he tenido una dieta poco saludable que consistía en comida rápida, refrescos y comida con mucha grasa y poca fibra. Al final mi dieta se apoderó de mí.

Al final de abril de 2012 vine a Kushi Institute como una mujer muy enferma, con una larga lista de síntomas, incluidos diverticulitis y otros problemas intestinales, vértigo, problema de visión, sonidos en el oído, muchos problemas menstruales, obesidad, artritis y depresión. En los cuatro años previos he pasado por tres hospitalizaciones y dos cirujías. Una de las cirujías fue una emergencia –una colostomía que me salvó la vida tras una perforación de instestino. La operación fue un éxito, pero incluso 6 meses después he estado sufriendo de depresión

Fui al Instituto Kushi porque my hermana mayor iba a ir para el programa Way to Health y me invitó. Aunque yo no tenía mucha esperanza en ese momento, quería ver si la macrobiótica podría ayudarme a remediar la larga lista de problemas de salud. Esta fue la mejor decisión que nunca he tomado.

Estuve en el Insituto Kushi dos semanas, primero hice el programa Way to Health, después continué otra semana con el programa Way to Health PLUS. Después de ambos programas mi estancia terminó. Había perdido cuatro kilos y estaba menos deprimida de lo que había estado en años.

Escribo esto unas pocas semanas después de volver a casa, e incluso en este corto espaio de tiempo, mi pérdida de peso ha continuado, y ya no estoy deprimida. De hecho, estoy feliz y emocionada con el futuro. Mi cuerpo se siente más fuerte. Ya no tengo diverticulitis y voy al baño sin problemas. Esto es increíble para mi porque durante años yo siempre he tenido problemas para ir al baño, o bien tenía diarrea o estreñimiento. El vértigo y los sonidos en el oído han desaparecido. Los problemas menstruales se han ido. Tengo mucho menos dolor por la artritis y siento que finalmente se irá después de alcanzar mi peso ideal.

En el InsitutoKushi también me di cuenta que el gluten formaba parte de mis problemas de salud y ahora tomo una dieta sin gluten.

Estoy muy agradecida a mi hermana por llevarme al Instituo Kushi, y también a los miembros del Instituto Kushi, los cuales fueron maravillosos, y grandes ejemplos de cómo la vida puede ser si comes de forma macrobiótica. Estoy en contacto con las personas que también hicieron el programa. Es muy bueno el tener amigos con los que compartir el mismo estilo de vida. Compartimos un montón de consejos sobre cocina y compras.

¡No puedo esperar a ver lo bien que me voy a senir después de otro año! Ahora, en vez de preocuparme por el futuro, yo estoy impaciente para ver cómo se desenvuelve.

Cuando yo estaba en el Insituto Kushi, Larry y Judy MacKenney, dos de nuestros maravillosos profesores, solían ponernos en círculo al final de la clase y decir “Todos los días, en todas las maneras, yo me estoy poniendo mejor y mejor”. Continuo diciendome esto, y para mi ha sido verdad – ¡Todos los días, en todas las maneras YO ESTOY poniéndome mejor, mejor y mejor! Gracias al Insituto Kushi por este maravilloso regalo. Vosotros me habéis dado la salud.

Nancy O’Neil, Junio 2012

 

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