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Por qué la dieta de la piña sí y la macrobiótica no, o la necesidad de un plan semanal

macrobiótica y plan semanal
La dieta de la piña es un plan específico, claro y sencillo. ¿Podemos hacer lo mismo con la macrobiótica?

A la dieta macrobiótica le falta lo que tienen todas las dietas: un plan semanal. Todas las dietas, incluso la dieta de la piña, la de la alcachofa o la del pepino, tienen un plan específico, instrucciones claras que nos indican lo que tenemos que comer para el desayuno, la comida y la cena.

¿Qué pasa con la dieta macrobiótica que no tiene ese plan?

En las escuelas donde estuve se nos explicaban los beneficios de los alimentos recomendados, las situaciones en que convienen unos u otros, cómo cocinarlos, cómo se relacionan con los diferentes órganos del cuerpo o  en qué cantidad tomarlos, pero nunca un plan semanal del tipo Lunes X, Martes Y, Miércoles Z…

POSIBLES RAZONES DE LA AUSENCIA DE UN PLAN MACROBIÓTICO SEMANAL

Estas son algunas de las razones por las cuales la dieta macrobiótica no se caracteriza por un plan concreto:

  1. Porque la dieta macrobiótica por definición ha de ser distinta en cada persona, pues cada persona necesita alimentos distintos y cantidades distintas para alcanzar el equilibrio.
  2. En la dieta macrobiótica no existe un objetivo claro y específico en pos del cual descartar todas las consecuencias que se puedan derivar de llevar un dieta concreta. Por ejemplo, en la dieta de la piña el objetivo es perder peso, que más da si la persona se queda sin vitaminas y minerales, que más da si la persona se enfría y pasa un frío de muerte en invierno, que más da si el azúcar en sangre sufre subidas y bajadas espectaculares. Eso permite dar unas instrucciones claras y precisas.
  3. Otro factor es que la dieta macrobiótica estándar está compuesta por alimentos y formas de cocinar poco habituales en nuestra cultura. Dar un plan preciso en esas circunstancias echaría para atrás hasta al más motivado “freaky” de las dietas.

UN PLAN SENCILLO PARA INICIARSE, DESPUÉS NO ES NECESARIO

Pero a pesar de todas esas razones que nos llevan a no tener un plan semanal, concreto y preciso, el tenerlo contribuiría a que muchas personas se iniciasen en un modo de alimentarse que traería consigo numerosas ventajas. Para que ese plan fuese útil debería tener las siguientes características:

  1. Estar compuesto de alimentos conocidos, al menos, la mayor parte.
  2. Utilizar poco tiempo para cocinar, pues la mayoría de nosotros estamos muy ocupados.
  3. Recetas con pasos sencillos y no muy elaborados.
  4. Que tengan buen sabor, o al menos que respeten la intensidad de sabores a la que estamos acostumbrados.
  5. Que “cuadren” con nuestras costumbres culturales

Cuando buceamos por la bibliografía macrobiótica podemos encontrar algunos planes, algunos se ajustan más que otros a los requisitos citados. Dos ejemplos:

Michio Kushi, la macrobiótica más tradicional

Michio Kushi y Alex Jack escriben en su libro The Macrobiotic Path To Total Health:

Lunes:

  • Desayuno: Mijo (cocinado con bastante agua para que quede cremoso)  con semillas de calabaza, sopa de miso con col china y seta shitake, col rizada al vapor, bebida caliente (normalmente té kukicha o bancha).
  • Comida: Estofado de cebada con verduras, Algas arame con cebolla y maíz, ensalada hervida con cebolla, zanahoria, col y nabo.
  • Tentempié a media tarde: Mochi tostado en la sartén, bebida de verduras dulces.
  • Cena: Sopa de arroz y garbanzos con cebolla y calabaza, condimento de alga nori, nishime con raíz de loto, daikon y kombu, zanahoria y sus hojas, ensalada prensada con col china y rabanito rojo.

Es el ejemplo de un día de su plan semanal. Comprobamos que lleva tiempo cocinarlo, algunos de los ingredientes son desconocidos, algunos platos no se adaptan a nuestras costumbres culturales (sopa en el desayuno) y son sabores poco intensos.

Montse Bradford, una macrobiótica más moderna

Montse Bradford en su libro La Nueva Cocina Energética escribe:

Lunes:

  • Desayuno: Crema de cereales (avena y cebada) con pasas, canela y almendras tostadas. Rodajas de pepino y manzanas frescas, café de cereales con leche de arroz.
  • Comida: Pasta integral con verduras y tofu.
  • Cena: Sopa de lentejas. Ensaladilla de arroz. Seitán a la plancha. Ensalada con hierbas aromáticas y wakame. Compota de manzanas a la vainilla.

Esta versión de la macrobiótica respeta más la cultura mediterránea y utiliza más ingredientes conocidos. En el siguiente enlace tienes una fotografía donde puedes ver el plan semanal completo: Plan semanal, dieta macrobiótica de Montse Bradford.

La versión sencilla de Macrobiótica Mediterránea

El plan semanal que propongo para finalizar esta entrada intenta cumplir con los requisitos escritos más arriba (sencillo, rápido, adaptado a nuestra cultura,…). No lo explico de forma exhaustiva porque pretende ser una orientación general de lo que debería ser un plan semanal para iniciarse en un tipo de alimentación natural y sana, en el cual ir profundizando con el tiempo.

Pinchar a continuación para descargarse el plan: Plan Semanal de Macrobiótica Mediterránea (ejemplo)

Este plan es un ejemplo y nunca puede sustituir a una dieta diseñada específicamente por un consultor macrobiótico.

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El Zen Macrobiótico

mario y zen macrobiotico
Hace poco leí una nueva edición de El Zen Macrobiótico, de George Ohsawa, un clásico que analizo en este post.

George Ohsawa es considerado por muchos el padre de la macrobiótica. ¿Por qué? Porque fue él quien le puso el nombre, que cogió de un médico alemán, y fue él quien se encargó de recopilar unos contenidos para enseñarlos como “macrobiótica”. Esos contenidos provienen de la antigua sabiduría del pueblo japonés y de la medicina tradicional china.

Ohsawa fue un pionero, un hombre avanzado a su tiempo que promovió la alimentación natural y el ser responsable de la propia salud, pero al mismo tiempo también cometió algunos errores o afirmaciones que, desde mi punto de vista, son descabelladas.

Recientemente se ha publicado una nueva traducción del libro El Zen Macrobiótico, libro que Ohsawa publicó en 1959 y que está vez ha traducido al español Dolors Mussons, estudiante de René Levy en Cuisine et Santé (Saint Gaudens, Francia). La tradución es excelente, nada que ver con la anterior. Desde aquí agradecer la labor a Dolors y quienes han hecho posible la nueva edición.

El libro lo recomiendo a todo aquel que quiera tener un conocimiento más profundo de la macrobiótica y sus orígenes, pero no para quien quiera tener una guía práctica o un texto más adaptado a nuestros tiempos.

Para dar una visión general y lo más completa posible del contenido del libro me dispongo a citar lo bueno y lo malo de sus afirmacones.

LO BUENO

La macrobiótica de Ohsawa, tanto en sus cursos como en sus libros, permitió experimentar salud y bienestar a jóvenes que posteriormente se convertirían en consultores macrobióticos; los cuales mejorarían la práctica y teoría macrobiótica. Ejemplo de ello son las vidas de John Kozinski, Verne Varona, Adelbert Nelissen o Denny Waxman.

Promovió el uso de una alimentación natural para el tratamiento de las enfermedades, enumerando una serie de puntos a seguir (p.60-61), algunos de los cuales son:

  1. No tomes alimentos ni bebidas industriales con azúcar, bebidas enlatadas, alimentos con colorantes químicos, huevos no fertilizados ni conservas.
  2. Sala con sal marina sin refinar y sin enriquecer.
  3. No comas frutas y verduras cultivadas con ayudas de fertilizantes químicos ni tratadas con insecticidas.
  4. No tomes alimentos originarios de regiones alejadas de donde vivas. .
  5. No comas ninguna verdura fuera de la estación.Prefiere los animales salvajes a los tratados con productos químicos.

Animaba a los asistentes a sus charlas o los lectores de sus libros a tomar responsabilidad de su propia salud. Este punto es ahora más patente porque la facilidad que tenemos hoy en día de acceder a la información (libros, charlas, Internet, televisión) no era la que existía en el tiempo de Ohsawa. En este sentido fue un pionero. Hoy en día podemos hacer mucho por nuestra salud sin necesidad de ir al médico. Sabemos por diferentes medios que, por ejemplo, tomar demasiada azúcar, carne roja o pan blanco no es bueno.

Su obra supone un medio a través del cual comparte su experiencia e intenta que otros también obtengan el mismo resultado. Eso le honra.

La macrobiótica que propone Ohsawa en El Zen Macrobiótico funciona en algunos casos, no en todos, y puede ser recomendada para períodos cortos de tiempo, a modo de dieta depurativa, pero nunca como un régimen a largo plazo.

LO MALO

Ohsawa menosprecia la cultura Occidental indenficándola con los hábitos modernos y pasando por alto la sabiduría antigua que, como en Japón, también existe:

Existe en Occidente una medicina popular, al igual que nosotros tenemos la nuestra de 5000 años de antigüedad, pero la vuestra carece de fundamentos filosóficos y lógicos y está cargada de convicciones personales sin el filtro de la “selección natural” tras miles de años de experiencia. (p.171)

El que le funcionase a él no significa que funcionará a todo el mundo, pero en varias ocasiones afirma que su método sirve para todos y casi todo.  Atribuye a la dieta macrobiótica “poderes” que no tiene:

Comprenderás rápidamente que quienes adoptan el régimen macrobiótico están perfectamente inmunizados contra las enfermedades. (p.138)

Y si estos “poderes” no funcionan es porque existe algún “defecto” en quien lo prueba.

Realiza afirmaciones contra toda evidencia y sentido común:

Apoplejía: No la padecerás jamás si sigues un régimen macrobiótico. (p.139)

El cáncer es la enfermedad más Yin y no hay nada tan fácil de curar, al igual que las demás enfermedades, volviendo a la forma más natural de alimentarse, o sea, la nº 7. (p.141)

Puedes comerte los cereales estropeados y descompuestos sin ningún peligro. Si están descompuestos el estómago te lo agradecerá, ya que no necesitará digerirlo (la digestión es una descomposición). Si el arroz está cubierto de moho se absorberá muy fácilmente. (p.169)

Promueve en diferentes puntos del libro la famosa dieta nº7, que es una dieta que consiste en alimentarse de cereales, principalmente arroz integral, y beber lo menos posible. Este tipo de dieta prolongada en el tiempo lleva a importantes deficiencias nutricionales que pueden desencadenar enfermedades. En ocasiones las principales críticas a la macrobiótica se centran en este tipo de dieta, la nº 7, cuya práctica está obsoleta en la macrobiótica moderna.

Aún estando en contra de algunas de las afirmación de Ohsawa, me gusta pensar que inició un movimiento mejorado posteriormente por sus alumnos, al igual que ocurrió con otros movimientos, como el psicoanálisis o el pilates, en psicología y la actividad física. Su inicio ha permitido que hoy en día miles de personas mejoren su salud.

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Cereales en grano para una mente lúcida

macrobiotica cereales y lucidez
Una de mis profesoras de macrobiótica en Kushi Institute contaba:

-La planta del cereal está erguida.
-Las personas también lo estamos.
-La planta del cereal tiene lo más importante en la parte alta: el grano.
-Las personas tenemos el cerebro, principal órgano del sistema nervioso.
-Las antenas del cereal le permiten a la planta captar la fuerza del cielo (según la Medicina Tradicional China).
-El cerebro es una especie de antena receptora que capta ideas y pensamientos.

Por todo ello, el comer cereales favorecería el tener una mente lúcida. Esta es una explicación basada en el enfoque energético de los alimentos; no en cuanto a calorías, sino en cuanto a cualidades que nos transmite un alimento por su “forma de ser”. Es un enfoque que me gusta tener en cuenta y que comparto con otros enfoques más comunes. A continuación te muestro otras razones por las cuales los cereales nos ayudan a tener una mente más lúcida.

CARBOHIDRATOS COMPLEJOS

Existen carbohidratos simples que provocan un aumento del azúcar en sangre muy brusco. Nos sentimos bien. A continuación el cuerpo produce insulina que se encarga de guardar toda esa azúcar. El azúcar baja por debajo del nivel inicial. Nos sentimos mal.

Estos vaivenes en el azúcar en sangre no nos permite rendir con de forma estable. Pasamos de estar eufóricos a somnolientos. El consultor macrobiótico Verne Varona lo expresa gráficamente de este modo.

curva glucémica con macrobiótica
Arriba observamos un nivel de glucosa en forma de sierra que provoca estados de ánimo inestables. Abajo vemos un nivel de glucosa estable debido a una alimentación macrobiótica. Gráfico: Verne Varona, 2009

Los cereales integrales son hidratos de carbono complejos. Lo que quiere decir que no provocan un aumento brusco del azúcar en sangre, o al menos no tanto como los refinados. Por ello, su consumo contribuye a que nos sintamos mejor, que no haya esas subidas y bajadas, y podamos utilizar mejor nuestra mente.

Para ver más sobre la diferencia entre hidratos de carbono simples y complejos puedes ir a la entrada Carbohidratos complejos en una dieta macrobiótica.

UN APUNTE SOBRE EL GLUTEN

En los libros Cerebro de Pan y Sin trigo, gracias, atribuyen a los cereales diferentes signos y síntomas como por ejemplo: somnolencia, cansancio, peor estado de ánimo, migrañas,… En el análisis que realicé tras su lectura indicaba que los autores no se referían a los cereales, sino al gluten contenido en el trigo moderno. Puedes verlo en Conclusiones Cerebro de Pan y Sin trigo, gracias.

NOS PERMITEN PRESCINDIR DE LAS HARINAS (sobre todo pan)

El cuerpo humano necesita consumir diferentes porcentajes de los principales macronutrientes, que son: hidratos de carbono, proteínas y grasas. Cada uno de ellos cumple funciones específicas y diferentes. Los carbohidratos cumplen la función energética. En la sociedad actual los carbohidratos nos llegan a través del pan, la pasta, el arroz, patatas. Muchos de esos alimentos tienen efectos adversos para la salud, como por ejemplo:

  • Un índice glucémico elevado.
  • Alto contenido en gluten (pan, pasta).
  • Empeoran o provocan  estreñimiento.
  • Aumento de peso.

El incluir en la dieta cereales integrales nos va a permitir prescindir o tomar pequeñas cantidades de los alimentos citados más arriba.

FUENTE DE VITAMINAS DEL GRUPO B

A menudo se recomienda complejos de vitamina B para tratar la memoria. ¿Por qué? Porque las vitaminas B contribuyen al adecuado funcionamiento del sistema nervioso. Respecto a ese tema, el consultor macrobiótico John Kozinsky dice lo siguiente en una de sus recientes conferencias:

El arroz integral ha sido un alimento muy valioso y es un alimento que desde la macrobiótica moderna ser recomienda tomarlo como alimento básico. Tiene maravillosas propiedades. Desde un nivel nutricional está compuesto de vitaminas. El arroz integral puede considerarse un suplemento de vitamina B, un gran complejo vitamínico. La mayoría de las vitaminas B son muy buenas para tu cerebro, tu sistema nervioso, y están presentes en el arroz integral. Si tomas una pastilla no tienes los mismos efectos. La pastilla no te está dando el complejo vitamínico que tomas del arroz integral.

CUIDAN NUESTRO INTESTINO, EL SEGUNDO (o quizás el primer) CEREBRO

El primer capítulo del libro de la doctora Irina Matveikova se titula “Tu segundo cerebro”. Con ello hace referencia a la importancia de los intestinos en nuestra forma de pensar, en nuestra agilidad mental y forma de ver las cosas. Escribe:

Os confirmo que poseemos un verdadero cerebro dentro de nuestras entrañas, y su función neuronal es muy parecida a la actividad cerebral de la cabeza, de donde surge todo lo bello. El sistema digestivo posee una red extensa de neuronas, que se encuentran entre las dos capas musculares de sus paredes. La estructura de las neuronas digestivas es totalmente idéntica a la estructura de las neuronas cerebrales y tienen la capacidad de liberar los mismos neurotransmisores, hormonas y moléculas químicas.

El tomar cereales en grano contribuye a mejorar la salud intestinal debido a su contenido en fibra y por no generar en su descomposición toxinas como ocurre con otros alimentos, como por ejemplo, la carne.

UN APUNTE PRÁCTICO: ¿CUÁNTOS CEREALES TOMO?

Ya sabemos que los cereales nos ayudarán a tener más lucidez, pero ¿cuántos cereales tomo al día? Tomar demasiados cereales podría anular sus beneficios, puedes leer mi experiencia al respecto en la entrada Comer muchos cereales no es macrobiótica.

Como referencia he creado 3 categorías donde podrían encajar la mayor parte de las personas:

  1. Si quieres perder peso o tu metabolismo es lento, toma un máximo de 60 g (pesado en seco) de cereales en grano al día.
  2. Eres una persona adulta, sin problemas de sobrepeso: entre 60 y 100 g de cereales en grano al día como cantidad habitual.
  3. Realizas ejercicio físico intenso o tu  metabolismo es rápido:  100g o más de cereales en grano al día.

Para unas recomendaciones más personalizadas habría que considerar varios factores personales como: objetivos, tipos de constitución, intolerancias, lugar de residencia, estación en la que nos encontramos, alimentación anterior, etc.

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Macrobiótica vs Nutrición, o el efecto MasterChef

Masterchef y criticas a la macrobiotica

Hace varias semanas, uno de los capítulos del famosísimo programa de televisión MasterChef, se emitió desde el  Sha Wellness Clinic, clínica de bienestar que utiliza la alimentación macrobiótica como uno de sus pilares para el cuidado de la salud.

En el programa se describió de forma muy breve qué era la dieta macrobiótica. Durante la explicación, Lidia Folgar, una de las concursantes y nutricionista, criticó la falta de rigor científico de la dieta. A raíz de esos comentarios, un aluvión de críticas a la dieta macrobiótica surgió en diferentes medios. ¿De dónde salen todas esas críticas? ¿Quién las escribe? ¿En qué se basan?

En las siguientes líneas intentaré aportar algo de luz sobre el asunto.

En mi opinión esto fue lo que pasó:

1. Emiten el programa, con la breve explicación sobre macrobiótica más la crítica de la concursante.

2.  El colectivo de nutricionistas respalda a la consursante con comentarios en redes sociales, artículos en páginas webs/blogs, y entrevistas en medios de comunicación.

3. Los nutricionistas, como expertos en dietas que son, tienen que mostrar una opinión al respecto. No van a profundizar en la macrobiótica, no tienen tiempo; las entrevistas o los comentarios son de hoy para mañana. Entonces, realizan una investigación “exprés” sobre macrobiótica, principalmente recurriendo a un texto elaborado por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid  que habla de las Dietas mágicas.

4. Se crea una opinión acerca de la macrobiótica en función de los artículos escritos y las entrevistas realizadas.

De esta secuencia se desprenden varios temas que me dispongo a comentar en 6 puntos:

AUTOCRÍTICA

Comentan que la macrobiótica puede provocar carencias nutricionales (vitaminas, minerales, proteínas, etc.) siendo así peligrosa para la salud. Desde mi experiencia, como estudiante y profesor de macrobiótica, afirmo que tienen razón. Esto puede ocurrir y de hecho, no sería el primer consultor macrobiótico en admitirlo.

Verne Varona, John Kozinski o Montse Bradford son sólo algunos ejemplos de consultores relacionados con la macrobiótica que han reconocido, en un momento u otro de su carrera, las carencias nutricionales que podría suponer la dieta macrobiótica.

Yo mismo he escrito sobre ello en posts como:

A pesar de la macrobiótica come proteínas

Comer muchos cereales no es macrobiótica

La macrobiótica también necesita cambios

¿QUÉ ES LA MACROBIÓTICA?

En este punto es importante saber qué es la macrobiótica, porque, evidentemente, si consultores como John Kozinski han criticado la macrobiótica y han seguido desempeñando su función como consultor macrobiótico, es porque han podido diferenciar varios tipos de macrobiótica.

La macrobiótica que se crítica es la macrobiótica estricta, la macrobiótica que recomienda comer mucho arroz integral, nada de carne o huevos, pescado 2 veces al mes, y casi nada de agua.

La macrobiótica que se defiende, la macrobiótica moderna, es aquella que hace referencia a las costumbres de los pueblos antiguos, que consumían una dieta basada en cereales, verduras, legumbres, semillas y frutos secos, productos animales criados naturalmente y productos procesados artesanalmente como los encurtidos. Todo respetando en ritmo de las estaciones e incluso las diferencias en sexo, edad o tipos de trabajo.

En mi opinión, la macrobiótica tradicional (versión estricta) sirvió para que estudiantes y posteriormente consultores de macrobiótica construyesen los fundamentos de una macrobiótica moderna, carente de las carencias de las primeras versiones y con efectos positivos en la salud.

COMPETENCIA PROFESIONAL

Ambos profesionales, nutricionistas y consultores macrobióticos, recomiendan qué comer; eso lleva de forma casi inmediata a un conflicto de intereses.

En la sociedad actual se tiende a un solo profesional para una misma tarea. Si tienen que haber médicos que sea siempre el mismo tipo de médicos, si tienen que haber personas que asesoren sobre la alimentación que sea siempre el mismo tipo de personas,… Es la herencia romana de un mismo jefe de estado (el Emperador) y un mismo dios (Cristianismo). Se mira con recelo al “otro”. Sólo tenemos que preguntar cuál es la opinión de los médicos sobre las medicinas alternativas. Aún así, muchas personas en nuestros días buscan las medicinas alternativas, no para sustituir a las primeras, sino para obtener una visión más completa de la realidad y así tener más herramientas para cambiarla.

Macrobiótica y  nutrición están ahí para recomendar a la gente qué comer y ambos pueden decirle al paciente argumentos en contra del “otro bando”. A lo largo de mi carrera me he encontrado personas que no han solucionado sus problemas con la nutrición y sí con la macrobiótica. Pero también he encontrado los casos opuestos, que la macrobiótica no les funcionó pero sí la nutrición. ¿Quién soy yo para negar esa realidad? El hecho de reconocerla creo que me hace más útil para mis pacientes.

ELLOS NO HAN ESTADO ALLÍ

Los nutricionistas a los que se ha preguntado acerca de la macrobiótica, o aquellos que han escrito sobre ella en sus blogs, no han estado allí, sólo han leído una veintena de líneas acerca de la macrobiótica. Durante varios años recorrí varias escuelas, realicé multitud de talleres… España, Francia, Estados Unidos, Holanda… Ellos no estuvieron conmigo. No saben que:

  • La mayor parte de las escuelas se aleja de esas primeras versiones espartanas de la macrobiótica. Puedes viajar por medio mundo, de escuela en escuela, y no oír ni una sola palabra del sistema de dietas macrobiótica que va desde -3 a 7, argumento que se utiliza en la mayoría de las críticas.
  • Se centran en las recomendaciones de la dieta macrobiótica estándar enriqueciéndola con aportes provenientes de  la nutrición y de las costumbres de los pueblos antiguos.
  • Se realizan ajustes constantes por adaptarse al ritmo de vida moderno.
  • Puede recomendarse tomar pescado todos los días, o carne 1 ó 2 veces a la semana, o huevos biológicos, dependiendo del estado de la persona.
  • Que se sirven postres y se cuida el que la dieta también guste.
  • Que se complementa con la enseñanza de otras actividades también importantes para la salud como el ejercicio físico, el contacto con la naturaleza o la meditación.

¿YIN-YANG? ¿DE QUÉ VA ESO?

Existen multitud de formas de conocer la realidad. Un sistema de conocimiento tan antiguo como la Medicina China no ha salido de la imaginación de la gente, al igual que el conocimiento sobre los nutrientes no es ninguna historieta.

El Yin-Yang supone una ayuda que nos puede guiar para saber qué alimentos pueden ser los más recomendados en situaciones concretas, al igual que lo puede hacer la clasificación de los alimentos según su PH (alcalinidad-acidez) o su contenido en una vitamina particular. Para entender estas clasificaciones y poder usarlas en nuestra práctica profesional,  tenemos  que estar entrenados/educados sobre ello.

Muchas veces, y para entenderlo mejor, se sustituye Yin-Yang por Contractivo-Expansivo. Existen unos alimentos que tienden a contraer tu energía mientras otros la expanden. Por ese motivo, el azúcar te relaja, y la carne/huevos/pescado te permite combatir el invierno o compensar la actividad física intensa. La ciencia comprueba esos mismo efectos, pero da otra explicación. Puedes escoger la más acorde con tu formación o incluso contemplar las dos al mismo tiempo.

EL PORQUÉ DE LA FALTA DE RIGOR CIENTÍFICO

Ningún científico se ha ocupado de: 1) Definir lo que es la dieta macrobiótica, es decir, hacerla operativa, 2) Diseñar el método experimental (experimento), 3) Comprobar los resultados y 4) Concluir si es eficaz para X (perder peso, mejorar la calidad de vida del enfermo de cáncer, aumentar la energía, etc.). Esa es una de las razones de la falta de su rigor científico, así como todo lo que no se ha estudiado todavía, lo cual no quiere decir que no sirva.

Por otro lado, sí que encontramos estudios científicos que muestran beneficios para nuestra salud derivados del consumo de cereales integrales en grano, legumbres, verduras, algas, setas y otros muchos alimentos que se recomiendan en la macrobiótica. Del mismo modo, encontramos estudios científicos que refieren los efectos negativos del consumo de azúcar, harinas refinadas o diferentes aditivos en la dieta; alimentos que no se recomiendan la macrobiótica.

Conforme vayamos progresando en el conocimiento, creo que las diferencias entre la nutrición y la macrobiótica deberían disminuir, porque el objetivo de ambas disciplinas es mejorar la salud de las personas a través de su alimentación.  No estoy aquí para defender ninguna religión, dentro o fuera de la ciencia, sino para crear herramientas útiles que ayuden a la gente. Escucho lo que la nutrición tiene que decirme, estaría loco si no lo hiciera. Pero también he de decir con humildad que, muchas personas en consulta han mejorado con la macrobiótica, a veces por dejar de consumir solanáceas,  lácteos o verduras crudas, a veces por introducir en su dieta cereales integrales en grano o más verduras en vez de productos elaborados con harinas o platos precocinados.

Blogs/Webs donde aparecen críticas a la macrobiótica a raíz de su aparición en MasterChef:

 

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¿Qué hacían los griegos para estar sanos?

En el modelo antiguo uno sentía un dolor e iba al médico. Hacía lo que este le prescribía, se curaba y ya está, hasta la próxima. Hoy en día, somos cada vez más conscientes de que lo que hacemos y lo que comemos influye en nuestra salud. No es un marco neutro. Las enfermedades o dolencias no caen del cielo, sino que existen causas escondidas en eso a lo que llamamos vida y que parece inofensivo.

La macrobiótica aparece en este contexto para ayudarnos a coger las riendas de nuestra salud. Nos enseña que si comemos esto y no lo otro, o si hacemos esto y no lo otro, nos sentiremos mejor y mantedremos a las enfermedades y los malestares lejos de nosotros. En este sentido, hace unos días, me encantó la forma de hablar de Irina Matveikova sobre la responsabilidad que tenemos sobre nuestra salud. Matveikova lo cuenta de una forma clara en su libro, Inteligencia digestiva. Dice así:

Estar sano y prevenir el desarrollo o avance de tus enfermedades es un derecho tuyo y si no eliges ese camino, la sociedad puede que no te rechace; al contrario, te cuidará como pueda (dirás que nunca es suficiente, por su puesto), te asignará un médico, te proporcionará los medicamentos y un hospital si hace falta.

Los expertos aseguran que el 80 por ciento de los cuidados que necesita un enfermo crónico podría proporcionárselos él mismo con la preparación y formación suficiente. Y el 90 por ciento de las enfermedades y los problemas que causan la visita al médico se pueden prevenir solamente con una alimentación sana, una mínima actividad física y una higiene adecuada.

Tu cuerpo es tu vehículo: requiere pasar la ITV, un buen combustible y un buen trato. Conocer tus problemas y cuidar tu salud tiene que ser tan imprescindible como trabajar o tener una cuenta bancaria. Prevenir la enfermedad debe tener el mismo valor que prevenir una bancarrota.

Parece una obviedad pero… ¿Quién te enseña hoy en día cómo comer y qué hacer para estar sano? ¿Y quién te anima a ello?

La macrobiótica es un puente que nos conecta con las tradiciones antiguas, aquellas que profundizaron en las bases de la salud, no sé si porque eran los inicios del conocimiento humano o porque eran conscientes de que antes de ir a los detalles de algo, hay que asegurarse que lo básico está hecho. Una de esas tradiciones antiguas es la Medicina Griega, la cual nos recomienda  cuidar los siguientes aspectos que enumero en forma de preguntas:

¿CUÁL ES LA CALIDAD DEL AIRE QUE RESPIRO?

El aire es más importante que la comida, la bebida o el ejercicio, pero como no es algo tangible, no es un objeto ni una actividad, la mayoría de las veces nos pasa desapercibido. La calidad del aire es uno de los pilares básicos para una buena salud. Recuerdo que, al leer la biografía de Jiddu Krishnamurti, me llamó la atención la elección del lugar de residencia en función de la calidad del aire y la humedad del lugar, de forma que fuese lo mejor para su salud. Normalmente no caemos en ello, sobre todo, porque la mayoría de nosotros no puede permitirse cambiar de residencia así como así. Sin embargo, sí podemos mejorar la calidad del aire que respiramos con simples ajustes como:

  • Pasar más tiempo en la naturaleza.
  • Evitar pasear por la ciudad en las horas punta.
  • Mantener una casa aireada, con plantas.
  • Regular la humedad del hogar con humidificadores o cuencos con agua.

Otro aspecto muy importante respecto al aire,  inimaginable para los griegos antiguos, es la contaminación electromagnética. En relación a ella existe un interesantísimo post que puedes visitar, titulado: Contaminación electromagnética y macrobiótica.

¿QUÉ COMO Y BEBO?

En numerosas entradas de Macrobiótica Mediterránea podemos comprobar la importancia de una alimentación sana que cumpla, en gran parte (siempre hay un hueco para el pecado), los siguientes puntos:

  • Alimentos integrales.
  • Alimentos poco o nada procesados, sin aditivos.
  • Dieta basada en plantas, con pequeñas cantidades de productos animales de buena calidad.
  • Alimentos de la estación.
  • Productos locales.
  • Con ajustes según la salud y tendencias de la persona concreta.

En cuanto a la bebidas, siempre se recomienda agua. Alrededor de 1.5 o 2 litros al día, en forma de agua, zumos o infusiones no diuréticas.

¿REALIZO EJERCICIO FÍSICO? ¿CUÁNTO DESCANSO?

Otra entrada del blog nos habla de la importancia del ejercicio físico para nuestra salud: ¿Por qué actividad física en una vida macrobiótica?

Saber elegir qué tipo de ejercicio es el que más nos conviene y alternarlo con períodos de descanso es fundamental para conservar nuestra salud.

¿CUÁNTAS HORAS DUERMO Y CUÁNTAS ESTOY DESPIERTO?

En consulta advierto frecuentemente que la falta de sueño es una de las principales causas de tener una energía débil. En la mayoría de los casos aparecen las ojeras que, según la medicina china, indica una energía general baja, frecuentemente llamado también energía de riñón baja. Aquí cabe resaltar diferentes aspectos que se agrupan bajo el nombre de higiene del sueño:

  • Dejar entre la cena y la hora de acostarse, al menos, 2-3 horas.
  • No tomar estimulantes, sobre todo, en la segunda parte del día.
  • Acostarse siempre a la misma hora del día.
  • Realizar siempre la misma rutina a la hora de dormir. P.ej. me pongo el pijama, me lavo los dientes, la cara, me cepillo el pelo, me relajo en la cama 2 minutos y me duermo.
  • Pasar, al menos, 15 minutos al Sol durante el día.
  • No dormir siesta.
  • Utilizar la cama sólo para dormir o actividad sexual, nada de ver la televisión, leer o visitar internet.
  • Procurar que la habitación esté a oscuras y libre de ruidos.
  • No ver la televisón/ordenador/móvil, al menos, 2 horas antes de acostarse.

¿EXISTE UN EQUILIBRIO ENTRE LO QUE ENTRA Y LO QUE SALE?

Nuestro cuerpo se mantiene porque constantemente hay un equilibrio entre lo que entra y lo que sale, sea oxígeno, alimentos o bebidas. En cuanto ese flujo de entradas y salidas se detiene pueden acontencer problemas. A nivel de alimentación el problema más frecuente es el estreñimiento, consecuencia de una dieta rica en harinas refinadas, carne, azúcar, productos lácteos y una hidratación deficiente. Para evitar el estreñimiento, asegúrate de estar haciendo lo siguiente:

  • Beber, al menos, 1.5 litros de agua al día.
  • Tomar alimentos ricos en fibra (p.ej. cereales integrales, verduras de hoja y de raíz, legumbres, etc.).
  • Evitar el consumo excesivo de los alimentos citados más arriba.
  • Tomar verduras de raíz: nabo, remolacha o zanahoria, incluidas sus hojas.
  • Incluir semillas en la dieta, por ejemplo, de lino o sésamo.
  • Para remedios específicos puede mirar en la entrada Remedios macrobióticos contra el estreñimiento.

¿CUÁL ES EL ESTADO DE MI MENTE Y MIS EMOCIONES?

En muchas ocasiones el cuerpo sigue a la mente. Al acudir ciertos pensamientos a nuestra cabeza, notamos como el cuerpo empieza a alterarse, sentimos nervios que se convierte en ansiedad. Por ello, para tener un cuerpo sano nuestra cabeza ha de estar bien amueblada. Cientos de estudios demuestran como una mente en calma favorece la recuperación de distintos tipos de enfermedades y constituye un ingrediente importantísimo para una vida sana.

Para la gestión emocional y mental, existen diferentes métodos. Uno que me gusta por su sencillez es el mindfulness. El mindfulness se basa en ser consciente plenamente de lo que nos ocurre. Ese darse cuenta va transformando aquello que reconocemos. Por ejemplo, estoy nervioso, me doy cuenta de que estoy nervioso, y ese “darme cuenta” hace que cada vez esté menos nervioso. El truco es saber mantener ese “darse cuenta”. Para ayudarnos a ello, y en relación a la alimentación, el maestro budista Thich Nhat Hanh tiene un libro estupendo que analizamos en la entrada Macrobiótica vs Alimentación consciente. Puedes visitarla para profundizar en ello.

En este post hemos dado herramientas para pasar del esquema:

“Estoy malo. ¿Qué tomo para curarme?” [me curo y me olvido]

Al esquema:

“Estoy malo. ¿Cuáles son las condiciones a partir de las cuales ha surgido la enfermedad? ¿Qué remedio específico puedo tomar para paliar los síntomas? ¿Qué condiciones he de cambiar para prevenir estar malo en el futuro?” [me curo, reviso las bases de salud y, si es necesario, las modifico para asegurar más salud en el futuro]

 

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