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Cosas de Ferran Adriá para nuestra cocina macrobiótica

lacomidadelafamilia tiene macrobiótica
¿Podemos utilizar el libro de Ferran Adriá para nuestra cocina macrobiótica?

Ayer recibí una llamada de la biblioteca municipal: habían recibido un libro que pedí hace varios meses y del que ni siquiera me acordaba. El libro en cuestión se titula “La comida de la familia” y su autor es Ferran Adriá.

Hoy lo he estado hojeando y he encontrado muchas cosas que nos podrán facilitar,y mucho, nuestra labor en la cocina. ¿Por qué citar a Ferran Adriá en un blog de macrobiótica? Porque desde mi punto de vista el adoptar una línea, un rumbo o forma de verlas cosas, no impide que nos enriquezcamos con otras propuestas. De esta manera, y siguiendo nuestro rumbo, hacemos de nuestra macrobiótica una herramienta mucho más útil, una actividad mucho más interesante o una obra de arte mucho más atractiva. Ferran y su equipo han realizado un trabajo excepcional en cuanto a documentales y libros, en ellos existe mucha sabiduría culinaria. Aprendamos de ellos para dar forma a una macrobiótica nueva y fresca, más eficaz y adaptada a la vida moderna.

En el libro se nos cuenta qué comía el personal de elBulli -restaurante de Ferran Adriá que cerró sus puertas en 2011- antes de empezar a trabajar. En un restaurante su personal no come necesariamente lo mismo que va a servir, y este es el caso de elBulli. Los platos que allí preparaban no eran cocina de vanguardia sino cocina tradicional que cuidaban con esmero, pues reconocían la importancia de la comida en el rendimiento posterior. A este respecto se puede leer en la introducción del libro la siguiente frase (daros cuenta que hay mucho de  macrobiótica en esta frase):

¿Por qué es tan importante la comida para el personal en elBulli? La respuesta es muy fácil: porqué estamos convencidos de que si comes bien, cocinarás bien.

Con el libro, Ferran no trata de inventar nada nuevo sino de proporcionar al público una herramienta para que se pueda comer cada día de forma variada, razonable y barata, más cerca de lo tradicional que de la cocina de diseño o la cocina rápida. El libro se estructura en menús e incluye consejos para su elaboración.

En cuanto a los ingredientes que se utilizan podemos encontrar alimentos que desde un punto de vista macrobiótico no utilizamos, como po ejemplo, la carne y los lácteos entre otros, eso no quita que hayan otras muchas cosas que nos puedan servir. Cuando avanzas en una materia, sea la que sea, raramente encontramos libros que nos sirvan el 100%. Siempre aparecen capítulos que, o bien ya sabemos, o no nos interesan o no se adapta a nuestras teorías. No importa, descartamos esos fragmentos del libro o los utilizamos como fuente de inspiración para la creación de recetas macrobióticas nuevas. Podemos utilizar una receta con solomillo para realizar un plato parecido con seitán, o en vez de utlizar nata elegimos una alternativa vegetal.

En la introducción se justifica que los menús que proporcionan son saludables ya que están compuestos de alimentos variados. Nosotros podemos añadir algo más, pues sabemos que un menú variado no significa que “todo vale”. A partir de nuestros conocimientos en macrobiótica y en nutrición moderna -que ya reconoce el efecto nocivo del azúcar, los lácteos y la carne por poner un ejemplo- ajustaremos y adaptaremos todo lo bueno que Ferran Adriá nos enseña.

Esta ha sido una entrada que anuncia la utilidad del libro para nuestra cocina diaria. Como lo acabo de recibir, no he tenido casi tiempo de profundizar en él, así que os pido unos días más para contaros más sobre un libro que promete.

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Recetas macrobióticas con cereales (3)

cereal para recetas macrobióticas
Al dominar las recetas macrobióticas con cereales damos un gran paso adelante hacia una vida más sana y vital

Hoy vamos con tres platos que podemos considerar recetas macrobióticas básicas, aquellas que nos den un fondo lo suficientemente amplio como, a partir de ahí, explorar por nuestra cuenta el mundo de la cocina sana. Seguimos con Michio Kushi y Alex Jack, que en su libro “The Macrobiotic Path to Total Health” nos ofrecen numerosas recetas con las que poder mejorar nuestra condición.

ARROZ FRITO CON VERDURAS

Este arroz va muy bien para nuestra zona geográfica donde, a diferencia de los países asiáticos, cocinamos el arroz con aceite, como por ejemplo, los distintos tipos de paella.

Ingredientes

  • 2 vasos de arroz integral ya cocido
  • 1 rama de apio partido a dados
  • 1 cebolla a dados
  • 1 zanahoria a dados
  • Aceite de sésamo
  • Varias cucharadas de agua
  • Una cucharada de shoyu

Elaboración

(1) Sofreír las verduras con un poco de aceite de sésamo hasta que estén dorados pero no demasiado hechos (2) Anadir el arroz encima y unas cucharadas de agua (3) Cubrir la sartén y cocinar a fuego lento durante 10-15 minutos (4) Añadir una cucharada de shoyu y cocinar otros 5 minutos (5) Mezclar justo antes de servir

Las verduras pueden combinarse de diferentes modos. Aquí algunas sugerencias: maíz y copos de alga nori; col, zanahorias y cebolla; guisantes frescos, zanahorias y cebollas; col y setas. Desde la macrobiótica se apuesta por las verduras de estación.

GACHAS DE MIJO Y CALABAZA

Este plato es muy beneficioso para el sistema digestivo, ya que sus dos ingredientes prinicipales (mijo y calabaza) están indicados para el restablecimiento y fortalecimiento del estómago, pancreas y bazo, según el estudio energético de los alimentos.

Ingredientes

  • 1 vaso de mijo
  • 1/2 vaso de calabaza partida a dados
  • Pizca de sal
  • 3 a 4 vasos de agua

Elaboración

(1) Lavar el mijo y colocarlo en una olla. Añadir la calabaza y la sal (2) Hervir a fuego lento durante 20-25 minutos (3) Servir con cebollino picado, perejil o sal de sésamo (gomashio)

Los profesores de macrobiótica Kushi y Jack, recomiendan este plato especialmente para desayunar. Desde mi experiencia personal la combinación del mijo con la calabaza da unas sensaciones de estabilidad emocional similar al que se siente tras haber realizado ejercicio físico. ¡Pruébalo y no te fíes de lo que digo!

AVENA INTEGRAL

Esta es una receta para cocinar la avena, sólo la avena. Una vez cocinada podemos utilizarla de diferentes formas, pero eso vendrá en futuras entradas.

Ingredientes

  • 1 vaso de avena (previamente remojado toda la noche)
  • Pizca de sal
  • 5-6 vasos de agua

Elaboración

(1) Lavar la avena y ponerla a remojo toda la noche (2) Ponerla en la olla a presión junto con el agua y la sal (3) Cocinar a fuego lento durante 1 hora

Un ejemplo de cómo usarla podría ser para desayunar combinada con bebida de arroz, con un toque dulce por encima como sirope de arroz o de cebada, o bien un toque salado, sal sésamo o copos de alga nori. Tened en cuenta que pueden hacer falta varios intentos hasta que demos con la cantidad de agua adecuada, ya que cada olla a presión pierde un agua determinada. Por ejemplo, en mi olla rápida 5-6 vasos de agua sería demasiado, con 3 me vale. Ves probando hasta obtener la consistencia deseada, más entera o bien más cremosa.

Con estas recetas macrobióticas ya vamos acumulando experiencia para poder improvisar de vez en cuando, que es el objetivo de todo aprendizaje. En la improvisación encontramos la frescura del momento, lo más adecuado para esa situación única que es cada momento de nuestra vida.

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Macrobiótica para la fibromialgia

Macrobiótica en el Manual de fibromialgia
La macrobiótica ayuda a mejorar la condición de personas con fibromialgia

Durante la última semana he estado leyendo el libro titulado “Manual de Fibromialgia”, el cual está escrito por Vicente Estupiñá e Isabel Ortells, padres de Marta. Marta fue diagnósticada con fibromailgia a la edad de 12 años, aunque llevaba sufriendo dolores desde muy temprana edad.

La fibromialgia es una enfermedad que cursa con síntomas físicos y psicológicos. Es una enfermedad que todavía no entienden. La persona con fibromialgia presenta trastornos de tipo músculo-esqueléctico. Aparecen síntomas como fatiga, dolor en determinados puntos del cuerpo, rigidez en los tendones y músculos. En cuanto a los síntomas psicológicos existe dificultad para dormir, pérdida de memoria, lentitud en el pensamiento, etc. Todos estos datos son datos puramente descriptivos, lo cual no ayuda mucho para la elección de un tratamiento. Desde la medicina alopática aún se desconoce la causa de la fibromialgia.

maribel ortells y macrobiotica
Maribel Ortells, nutricionista especialista en enfermedades autoinmunes

Isabel Ortells (Maribel), en la página web que tiene sobre el libro y el tratamiento de la fibromialgia nos comenta que cuando una persona con fibromialgia acude a su consulta -pues se ha convertido en nutricionista especializada en enfermedades autoinmunes- ve a una persona cansada, desanimada y con mucho sufrimiento. El tratamiento con la medicina alopática no ha hecho desaparecer el dolor, ha causado un importante gasto económinco y no ha aportado comprensión alguna sobre el problema. En palabras de Isabel, “la fibromialgia es simplemente una intoxicación del organismo. Por tanto, con una buena alimentación conseguimos limpiar intestinos,  el hígado y los riñones, así el propio cuerpo hace desaparecer los síntomas de la enfermedad”. La macrobiótica se convierte así en una guía imprescindible para la mejora del estado de salud.

En el prólogo del libro Maribel  nos cuenta la odisea de médicos y síntomas que  tuvo Marta durante su infancia. Dolores en los pies, en las rodillas, casancio extremo, contracturas musculares, ruturas fibrilares… todo ello era parte de los síntomas que los médicos, mediante numerosas pruebas y medicamentos, no lograban contrarrestar.

Esa trayectoria de infructuosos intentos por parte de la medicina convencional de solucionar el problema, cambiaron el día que los padres de Marta descubrieron dos libros:

  1. “Los grupos sanguíneos y la alimentación”, del doctor Peter D’Adamo y Catherine Witney. Este libro les guío respecto a qué tipo de alimentos le irían bien a Marta según su grupo sanguíneo.
  2. “El equilibrio a través de la alimentación”, de la doctora Olga Cuevas Fernández. Les ayudó a corregir algunas ideas equivocadas que tenían sobre nutrición, de forma que les facilitó organizar la dieta, de forma que se aproximase a una dieta macrobiótica orientada a la mejora de la condición de Marta

En ambos libros se hacía referencia a los casos de fatiga crónica y fibromialgia, por lo que su puesta en práctica fue sencilla. Únicamente tuvieron que vencerse los hábitos y gustos antiguos, pero una vez hecho esto, y con la ayuda de familiares y amigas, Marta empezó a disfrutar de lo que comía.

Vicente y Maribel nos proporcionan información nacida de la experiencia con Marta. Fruto de su investigación particular, sentida desde el corazón, con un objetivo claro, abarcándolo con una mente abierta, sin perjuicios para saber qué es lo que funciona y lo que no, independientemente del orden imperante. Encontraréis referencias a Olga Cuevas que aclaran cuestiones generales sobre una dieta sana. Al mismo tiempo, se puede ver como utilizan la teoría de los grupos sanguíneos para sugerir determinadas recomendaciones para cada grupo.

Al final del libro figuran Consejos de Marta que complementan la dieta, a ella le fueron bien:

  1. Tomar el sol con moderación, diez o quince minutos al día. Sobre todo en verano, pero no al medio día
  2. Práctica de ejercicio físico de forma regular
  3. Incluir en la comida tortas de arroz integral
  4. Acompañar la dieta con una tratamiento de fisioterapia, al menos, durante las primeras semanas
  5. Recomienda el consumo de regaliz, con moderación, ya que puede ayuda a desintoxicar el hígado
  6. Evitar, ante todo, café y tabaco

Para terminar la entrada con buen gusto, os dejo con una receta que engrosará la lista de recetas macrobióticas que ya tenéis y que se incluye al final del libro. También escribo el enlace a su página, ya que me da la impresión de que han avanzado mucho en el entendimiento y tratamiento de la enfermedad desde que escribieron el primer libro.

El enlace a su página web: Manual de Fibromialgia

BIZCOCHO DE CALABAZA

Ingredientes:

  • 1 vaso leche de avena o soja
  • 1 vaso de harina de espelta integral
  • 1 huevo
  • 2 cucharadas de sirope de arroz
  • 2 cucharadas de sirope de arce
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 cucharadita de bicarbonato
  • 1 kilo de calabaza dulce, asada al horno
Elaboración:
(1) Poner todos los ingredientes en un bol y batir. (2) Colocar la mezcla  en una fuente para el horno untada con aceite. Meter al horno hasta que quede un poco dura y tostada. (3) Sacar del horno y dejar enfriar.
Nota: su tacto es de pudín cremoso. Mantener en el frigorífico. Maribel comenta que la calabaza podemos sustituirla por manzanas.

 

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Dieta macrobiótica para ganar peso

Falta de nutrición según la macrobiótica
Las mejillas hundidas de Johnny Deep indican falta de nutrición. Una dieta macrobiótica le ayudaría a ganar peso

Hace una semana publiqué una entrada bajo el título Perder peso con macrobiótica. La entrada despertó bastante interés. Ricarda, una de nuestras lectoras a la que agradezco su participación, nos preguntaba qué había que hacer para ganar peso. La pregunta me pareció que abría un tema que iba a requerir, al menos, otra entrada. Por ese motivo nos encontramos hoy aquí,  hablando de cómo nos puede servir la dieta macrobiótica para ganar peso.

Empecemos por un mensaje que en mi formación en el Insituto Kushi (Becket, Massachussets), uno de nuestros profesores repitió insistentemente:

Cuida tu aporte de proteínas y grasas, la macrobiótica tradicional lo descuida.

Junto a ese mensaje nos advertía que la dieta macrobiótica estándar es una dieta artificial creada para presentársela a la gente de forma simple. Mi profesor de inglés nos dice algo parecido: “El inglés que estudiáis no existe, es algo artificial, pero es lo mejor para aprenderlo”. De esta manera, aprendemos macrobiótica a partir de un modelo estándar, no real, porque las condiciones que nos rodean aconsejaran cambiarlo en una u otra dirección, al igual que ocurre con las expresiones o acentos en la lengua inglesa en función de quién seamos y de donde nos encontremos.

La dieta macrobiótica adecuada para una persona puede coincidir al 95% con las recomendaciones estándar, mientras que la dieta adecuada para otra persona puede coincidir en un 70%, y no por ello ninguna de las dos personas es más o menos macrobiótica que la otra.

Por tanto para aquellas personas que la dieta macrobiótica estándar les induzca a una pérdida importante de peso , recomiendo observar la cantidad de proteínas y grasas que ingieren. Una de las señales que puede indicar falta de estos nutrientes es un hambre voraz. Cuando faltan proteínas y grasas el cuerpo pide más en busca de ellos. Otra señal podría ser digestiojes débiles, ya que las proteinas son necesarias para la síntesis de enzimas digestivos.

Las recomendaciones prácticas podrían traducirse en los siguientes puntos:

  1. Asegúrate de que tomas legumbres de forma regular, 3-4 veces a las semana
  2. Toma pescado 3-4 veces por semana, sobre todo blanco
  3. Ten presente los frutos secos como fuente alta de proteínas y grasas. La leche de almendras podría ir bien para el desayuno
  4. Algún huevo ecológico también es recomendado por autores como Dr. Pérez Calvo-Soler
  5. El germen de trigo es un complemento excelente que podemos añadir a los desayunos en forma de cremas o cereales
  6. Daniel Mayor, co-director de la escuela de macrobiótica ESMACA, nos comenta que para ganar peso hay que tomar alimentos yin de buena calidad: cuscús, tofu, tempeh y seitán, además de una alimentación equilibrada en los demás aspectos
  7. Montse Bradford tiene un libro excelente repleto de recetas macrobióticas con proteínas vegetales. Su título es “El libro de las proteínas vegetales”
  8. Toma de 2 a 3 cucharadas de un aceite de buena calidad: aceite de oliva, de lino, de sésamo, etc.
  9. Cuida los momentos en que comes, incluyendo antes y después, tratando de que sean espacios tranquilos
  10. Mastica muy bien, ello facilitará la absorción de los nutrientes

¿Como sé si mi delgadez es señal de un desequilibrio interno?

Para saberlo podemos utilizar varios criterios. En psicología también se hace así para saber si alguien tiene un trastorno. Los criterios para juzgar nuestro bajo peso podrían ser:

  1. El juicio de los demás. En psicología se sabe que uno de los criterios más infalibles que existe para detectar la presencia de un trastorno psicológico es la discriminación del grupo. Un niño que es desplazado por sus compañeros en la escuela tiene altas probabilidades de tener un trastorno mental o rasgo que lo hace diferente. Parece ser que la especie, como grupo, tiene mecanismos que nos hacen detectar lo anormal. Si vas por la calle y al encontrarte con conocidos no paran de decirte lo delgado que estás y el mal aspecto que tienes, puedes empezar a sospechar que algo pasa.
  2. El criterio subjetivo. Las sensaciones que tú tengas también juegan un papel fundamental. Si te sientes fatigado, sin ganas de reuniones sociales, actividades al aire libre o falta de lucidez, puede que el bajo peso también indique la existencia de una debilidad que ha de corregirse. Puedes comparar como te sientes con otros momentos en los que tenías más peso.
  3. Las respuestas que observo al aplicar algunos cambios. Si tras cambiar tus hábitos alimentarios (más proteínas y grasas, más cantidad de comida, alimentos de más calidad) observas mejoras tanto en el aspecto físico como en tus sensaciones, esas mejoras te están diciendo algo.
  4. Michio Kushi, que ha enseñado e inspirado a miles de profesores de macrobiótica, en su libro “Your Body Never Lies” nos señala que unas mejillas hundidas, como vemos en la fotografía de Johnny Deep, significan falta de una nutrición equilibrada, en especial falta de proteínas y grasas.

Con esta entrada he intentado responder a la pregunta de una de nuestras lectoras. A ella le digo: “Gracias Ricarda por participar en el blog mediante tus comentarios y preguntas. Espero que la información que aquí encuentras te haya sido de utilidad. No dudes en contactar conmigo si tienes alguna duda”.

El peso es un indicador que nos puede servir en determinados momentos para juzgar nuestro estado de equilibrio. Podemos utilizarlo junto con otros indicadores para corregir el rumbo de nuestro organismo, al igual que hace un piloto con su avión.

 

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Perder peso con macrobiótica

dieta macrobiotica cuerda floja
La dieta macrobiótica cambia, al igual que lo hacen las fuerzas que ejerces para caminar en la cuerda floja

En la entrada anterior vimos como la dieta macrobiótica de los 13 días no era una dieta macrobiótica. También sugerimos la idea de que una dieta macrobiótica no podía ser algo fijo, ya que nuestro estado y las condiciones del entorno varían constantemente.  Si lo que tratamos mediante la macrobiótica es de estar en equilibrio, la dieta habría de variar con los cambios nuestros y del entorno. Imagina que andas por la cuerda floja y las condiciones a tu alrededor cambian (ahora viento por la derecha, ahora no, ahora viento por la izquierda, ahora no, ahora un pájaro se posa en tu hombro, ahora se va…). Las fuerzas que tienes que ejercer y que te mantienen en equilibrio serán cada vez diferentes. Así funciona la dieta macrobiótica.

¿Entonces qué?  ¿No podemos utilizar la macrobiótica para lograr objetivos tales como perder peso?

Sí, sí que podemos, pero este objetivo irá inseparablemente unido a otro más global: la ganancia de equilibrio. Y el equilibrio, por si solo, nos llevará directos a una mayor salud y vitalidad. Fórmulas fijas no tenemos, pero sí existen recomendaciones generales. Verne Varona nos ofrece “10 consejos para una rápida y permanente pérdida de peso”. A continuación los expongo con mis propias palabras:

  • Haz ejercicio

El movimiento hará que pierdas calorías y mejorará tu digestión. Puedes optar por ejercicio aeróbico, 30 minutos al día puede ir bien, aunque esto es una recomendación general, tendrá que adaptarla a tu nivel. Ejemplos de tipos de ejercicio podrían ser: bicicleta, natación o caminar. También ten en cuenta las características del entorno para elegir la actividad más adecuada.

Otra opción es el entrenamiento en gimnasio. Levantar pesas de 2 a 3 veces por semana, te hace perder muchas calorías y además aumenta tu metabolismo. El ejercicio en gimnasio tan contribuye a ingresar más calcio en los huesos y mejorar tu estado de ánimo.

  • Presta atención a tu nivel de glucosa en sangre

No pases muchas horas sin comer. Tu cuerpo utiliza la glucosa de la sangre para sus actividades, si no comes lo suficiente o dejas mucho tiempo entre comidas, la glucosa puede bajar de forma severa y ello te conduciría a un hambre voraz. Olvida la fuerza de voluntad en este momento, atacarás a cualquier cosa que te pase por delante. Comiendo frecuentemente evitamos estos episodios.

  • Evita cenar  tarde

Si cenamos tarde con frecuencia, podemos tener los siguientes síntomas: Un sueño agitado, un despertar con la sensación de no haber descansado y un carácter irritable por la mañana. En algunas ocasiones, intentaremos compensar todas estas sensaciones con algo de comer, lo que nos lleva a comer cuando realmente no tenemos hambre.

  • Reduce la grasa y el azúcar de la dieta

Un alto porcentaje de calorías en nuestra dieta proviene de la ingestión de grasas. Quitar las grasas no sería buena idea, ya que el cuerpo compensaría esta falta con un hambre incontrolable. Por este motivo, hemos de tomar entre 2-3 cucharadas de aceite de buena calidad al día. Podemos utilizarlo para saltear unas verduras o aliñar ensaladas. También el consumo de semillas y frutos secos nos dará el tipo de grasas que necesitamos para una salud óptima. El exceso de azúcar nos lleva a tener más grasa, ya que el cuerpo transforma el excedente de azúcar en grasa, por ese motivo reducir el consumo de azúcar es una buena opción.

  • Selecciona tus bebidas sabiamente
bebida no macrobiótica
Los refrescos no se incluyen en una dieta macrobiótica

Las bebidas con alcohol contiene muchas calorías, entre 150 y 450 calorias por vaso. El alcohol son azúcares vacíos, que no aportan nutrientes esenciales, pero sí calorías innecesarias.

Los resultados de un estudio dirigido por el Dr. Richelsen, del Hospital Universitario de Aarhus (Dinamarca), muestran que la ingestión de un litro de gaseosa azucarada común al día (cualquier refresco de cola, naranja, etc.), aumenta los depósitos de grasa en el hígado, los músculos y alrededor de los intestinos. Este tipo de grasa está asociado a un mayor riesgo de padecer diabetes de tipo 2, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares o hepáticas. Según los investigadores, este tipo de grasa, llamada grasa ectópica, es más peligrosa para la salud que la grasa subcutánea, ya que implica un peor funcionamiento de los órganos afectados.

  • Incorpora hidratos de carbono complejos

De una a una y media tazas de cereal en grano puede ser suficiente (taza=250ml). Prefiere el cereal en grano a las harinas. Elige entre una amplia variedad: arroz integral, avena, mijo, trigo, trigo sarraceno… Los cereales integrales te ayudarán a no generar toxinas, a mantener tu sangre limpia y a asegurar regularidad a la hora de ir al baño. Los cereales combinados con verduras preparadas de diferentes formas, puede dar como resultado comidas más satisfactorias, que no generen ganas por más. En este blog, y otros que recomiendo en “Sitios de interés” -en la barra lateral derecha- podrás encontrar infinidad de recetas macrobióticas. Te recomiendo los vídeos de Raquel la dietista o el blog de Agnès Pérez llamado Cocina macrobiótica mediterránea.

  • Come un pequeño tentempié antes de ir a algún evento social

Varona nos sugiere que es una mala idea ir a un evento social muertos de hambre, parece un consejo inteligente. Es probable que comamos de más y tengamos pocas opciones saludables entre las que elegir.  Comer un pequeño tentempié saludable antes de salir de casa, reducirá las probabilidades de comer demasiado.

  • Haz porciones para evitar comer mucho

Para evitar la tendencia a acabar aquello que emprendemos, que no está mal, a no ser que sea un plato lleno hasta la coronilla, podemos “porcionalizar” la comida e ir sirviéndonos poco apoco hasta que estemos satisfechos. Esto me recuerda  una práctica que llevan a cabo en la isla de Okinawa, uno de los pueblos más longevos de la Tierra. Allí la comida la ponen sobre la barra de la cocina. La gente va a servirse a la barra y después se retira a la mesa para comérsela. En caso de querer más, vuelven a la barra y se vuelven a servir.

  • Planifica tus comidas

Planificar las comidas hace que centremos nuestra atención en el objetivo, así evitamos tentaciones. Nada más el hecho de ir a comprar es diferente. Te adentras en el supermercado con un objetivo, este alimento, este y este. Pasas por al lado de tentaciones, reafirmando tu propia voluntad. Pequeños pasos que te hacen llegar lejos.

  • Vigila tus emociones

Determinadas emociones pueden desencadenar ganas locas por comer alimentos, normalmente dulces, pues tienen un efecto relajante. Advierte cómo las emociones se relacionan con los deseos de comer determinados alimentos e intenta conseguir más equilibrio por otros medios. Ejercicio físico, respiraciones profundas o técnicas de relajación podrían ser algunos ejemplos.

Estos han sido algunos de los consejos que Verne Varona, un consultor macrobiótico de reconocido prestigio, nos ofrece para la pérdida de peso. Estos consejos no son excluyentes, lo que quiere decir que puedes combinarlos con otras recomendaciones que obtengas de tu dietista, o que hayas aprendido de libros, o bien de tu experiencia personal. Elabora tu propio plan y comienza el viaje hacia una vida más saludable.

Puedes encontrar más información al respecto en la entrada Macrobiótica para reducir la obesidad infantil.

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