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Telomerasa: la ciencia en busca de la longevidad

Estar joven con macrobiotica
¿Contribuye la macrobiótica a estar más joven? ¿Qué dice la ciencia?

En la época universitaria mi hermano y yo volvíamos a casa cada fin de semana y contábamos a nuestros padres los nuevos conocimientos adquiridos. Recuerdo a mi madre responder con frecuencia a nuestros apasionados relatos: “Pero… ¿hay gente que trabaja para demostrar eso?” Esa respuesta surgía cada vez que le contábamos que la ciencia había demostrado algo evidente, por ejemplo, que el ejercicio ayuda a perder peso y aumenta el bienestar. Hoy me arriesgo a volver a oír la misma respuesta de mi madre, pues vamos a ver como la ciencia demuestra que los hábitos de vida influyen en nuestra longevidad.

Recientemente acudí al evento especial que cada año celebra el Hotel  Sha Wellness Clinic, próximo a Altea. El Sha es un hotel pionero que basa su catering exclusivamente en la macrobiótica. El objetivo principal del centro es la recuperación y mantenimiento de la salud de sus clientes.  También están disponibles los servicios de un consultor macrobiótico, clases de cocina y charlas sobre alimentación y salud. La invitada estrella del evento fue María Blasco, científica española reconocida a nivel mundial por sus investigaciones sobre cáncer y envejecimiento, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y poseedora de un gran número de premios que reconocen su labor investigadora. María Blasco nos vino a hablar de su tema principal de investigación: los telómeros y la telomerasa y su relación con el envejecimiento y el cáncer.

¿QUÉ SON LOS TELÓMEROS Y LA TELOMERASA?

En cada una de nuestras células existe material genético, es decir, un paquete de instrucciones que le dice a la célula qué tiene que hacer y en qué momento. La información genética se agrupa en cromosomas (con forma de x) en cuyos extremos existen unas fundas o envoltorios llamados telómeros y que sin ellos se produciría la muerte celular. Cada vez que la célula se divide la longitud de estos telómeros disminuye. Conforme pasan los años nuestros telómeros son más cortos, lo que lleva al envejecimiento.

En 1985 se descubre la telomerasa, una proteína que reconoce los telómeros y es capaz de alargarlos de nuevo. La telomerasa está activa en el período embrionario, de manera que se alargan los telómeros que heredamos de nuestros padres y podemos así empezar nuestra vida de cero. Pero después de nacer, la telomerasa se detiene y a medida que las células se van dividiendo los telómeros se acortan y envejecemos.

La pregunta que se hace la ciencia y que personas como María Blasco intenta responder es si sería posible volver a activar la telomerasa, porque en ese caso se detendría el envejecimiento. Pero esta cuestión no está libre de problema, ya que se ha comprobado que si activásemos la telomerasa también aumentaría el riesgo de cáncer. De hecho, en las células cancerígenas la telomerasa sí que está activada. ¿Cómo activar la telomerasa sin que llegue a producir cáncer? Esa es otra pregunta cuya respuesta nos deparará el futuro.

Para comprender aún mejor qué son los telómeros y la telomerasa puedes ver el siguiente video.

¿QUÉ ACORTA A LOS TELÓMEROS?

Dejemos por el momento el asunto de la activación de la telomerasa en manos de los científicos y centrémonos en la longitud de los telómeros. Sabemos que telómeros más largos indican que el organismo es más joven, y por tanto menor probabilidades de morir a temprana edad y/o tener problemas de salud como por ejemplo accidentes cardiovasculares o enfermedades neurodegenerativas. Entonces, sería lógico preguntar qué es lo que retrasa o aumenta la velocidad a la que se acortan telómeros. María Blasco responde de forma rotunda a esta pregunta:

Sabemos que los hábitos de vida inciden de una manera muy directa en la velocidad a la que se acortan los telómeros. Por ejemplo, el estrés percibido hace acortar los telómeros; incluyendo el estrés que sentimos de pequeños o incluso el estrés sentido por nuestra madre durante el embarazo.

En esta misma línea, Elizabeth Blackburn, la descubridora de los telómeros, en una entrevista para el períodico La Vanguardia, afirma que la dieta, el ejercicio físico y la ausencia de estrés, contribuye a retrasar el ritmo al que se acortan los telómeros.

El programa de Redes de Rtve también hace eco del papel del estrés en el acortamiento de los telómeros (ver video).

Un mismo mensaje aparece de distintas formas. Los estudios científicos sobre la telomerasa corroboran lo que descubrimos a través del estudio de las poblaciones centenarias (hablamos de ello en: Longevidad, consecuencias de una vida macrobiótica) o a través del estudio de los radicales libre (hablamos de ello en: Menos carne y más vida con macrobiótica). Determinados hábitos de vida como una dieta macrobiótica (basada en plantas, sin productos procesados ni refinados, etc.), la práctica de ejercicio físico de forma regular y el tener una mente en calma, libre de estrés y preocupaciones, nos alargan la vida y  nos mantienen alejados de enfermedades cardiovasculares, el cáncer o el alzheimer.

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Deficiencias en niños con una dieta macrobiótica

Hace unas semanas recibimos un comentario en la entrada Dónde está el calcio en macrobiótica. En este comentario, Nacho, al cual le agradecemos la confianza depositada en nosotros, decía:

Tenemos una niña de 6 años que está dando constantes estirones (normal a esa edad), aunque es delgada (sus padres también lo somos) en los últimos meses ha crecido varios centímetros pero solo ha ganado 400gr de peso cuando al menos “debía” haber ganado 2 kilos.

Su pediatra le ha recetado un suplemento de calcio y que “tome muchos lácteos”. A ella no le gusta la leche y hace tiempo que no toma leche de vaca (aunque sí algún derivado).

Mi pregunta es: nosotros tomamos habitualmente sopa de miso con alga nijiki, y a ella le gusta (aunque no comerse el alga). ¿Crees que una sopa de miso con la “sustancia” del alga nijiki tiene el calcio suficiente para la niña? ¿Tiene más calcio que un vaso de leche?

La pregunta me hizo reflexionar. La respuesta ya estaba lista pero como consideré importante el camino que me hizo llegar a ella, decidí publicarlo en forma de post, la reflexión y la respuesta en si, es lo que viene a continuación:

En 1984 se publicó un estudio en la revista científica The American Journal of Clinical Nutrition que analizaba la dieta en un grupo de niños de familias que seguían una dieta macrobiótica. Los resultados arrojaron importantes datos que confirmaban deficiencias en su alimentación. A continuación se muestra una de las tablas donde aparecen las diferencias entre el grupo de niños macrobióticos y el grupo control.

Macrobiótica en la infancia

En la tabla se observa que la dieta de los niños macrobióticos presenta menos niveles de energía calórica, proteínas, carbohidratos, calcio, hierro, riboflavina, vitamina B12 y vitamina C, y más niveles de fibra y tiamina.

En una parte del artículo podemos leer:

El presente estudio muestra que durante las edades de 2 a 10 años, la capacidad para crecer (especialmente en altura y peso) en niños macrobióticos está limitada, mientras que los niños cuyas dietas incluyen pescado, productos lácteos y grasas, ganan peso y altura más rápidamente que los niños que no lo hacen. Como se muestra en la figura, nosotros presentamos aquí la curva de crecimiento de 3 hermanos cuya edad es 3, 5 y 8 años de una familia macrobiótica casi vegana [para este post he adjuntado la gráfica del niño de 8 años], en la cual la madre introdujo  de pronto productos lácteos y pescado azul (punto A de la gráfica que sigue). En todos los niños un aumento en el peso y la altura fue observado tras la introducción de los productos lácteos y el pescado. Ese aumento de peso y altura fue repentino como puede observarse si lo comparamos con el crecimiento de otros niños (líneas de puntos), lo cual puede estar indicando deficiencias previas.

Gráfico sobre el estudio nutricional con niños macrobióticos

Al comprobar tales deficiencias los autores del artículo, Dagnelie y Van Staveren, se pusieron en contacto con varios consultores macrobióticos en Holanda y Estados Unidos (incluyendo Michio Kushi) y realizaron un informe conjunto en el que se incluían las siguientes recomendaciones para hacer la dieta macrobiótica más nutritiva para los niños:

  1.  Incluir en la dieta más grasas como fuente de energía. Entre el 25 y 30% de la energía debería proceder de las grasas ingeridas. Esto podría conseguirse mediante 20-25 g de aceite al día, o bien con el doble de cantidad de frutos secos y semillas.
  2. Los productos animales como el pescado son necesarios para obtener la vitamina B12 . Incluir de 100 a 150 g a la semana de pescado azul (atún, salmón, arenque, sardinas, etc.) podría proporcionar la cantidad suficiente. Sólo pequeñas cantidades de algas deberían ser consumidas porque estas contienen un análogo de la vitamina B12 que impide la absorción de la verdadera B12. Si estás interesado en este tema también puedes leer el post ¿Carece la dieta macrobiótica de vitamina B12?
  3. Se recomienda incluir en la dieta productos lácteos (150 a 250 g al día) como fuente de calcio, proteína y riboflavina.
  4. Finalmente se recomienda reducir la ingesta de fibra para los niños menores de 2 años, remplazando parte de los cereales integrales que se toman por otros productos con menos fibra.

El punto más controvertido de estas recomendaciones podría ser el de los lácteos, pues es bien sabido los efectos perjudiciales que su consumo puede acarrear. En palabras de la doctora Olga Cuevas  “se han descrito muchos problemas relacionados con los lácteos. Entre ellos podemos citar: problemas circulatorios; alergias; inmunodepresión; diabetes juvenil; enfermedades otorrinolaringológicas; asma; acumulación de mucosidades, especialmente en los órganos genitales femeninos y en el aparato auditivo”. Al mismo tiempo también se pone en duda que los lácteos sean una adecuada fuente de calcio ya que en poblaciones con alto consumo de lácteos encontramos altas proporciones de osteoporosis. También se alude a que la proporción calcio-fósforo de la leche de vaca no contribuye a una buena absorción del mismo.

¿Qué hacer respecto a los lácteos? ¿Contienen alguna sustancia que hace imprescindible su consumo como ocurre en el caso de la vitamina B12 y los productos animales? Parece que no, pues los nutrientes a los que se refieren los investigadores que hacen recomendable el consumo de lácteos los podemos encontrar en otros alimentos sin las contraindicaciones lácteas. Veamos uno a uno:

  • Las proteínas podemos encontrarlas en las legumbres y su combinación con los cereales, los huevos, carne, pescados, frutos secos, semillas, seitán y tofu entre otros.
  • El calcio lo podemos obtener del brócoli, el perejil, los berros, la col rizada, las algas (especialmente las hiziki), el sésamo y  las almendras. Aunque no se nos bombardee con publicidad acerca de su contenido en calcio todas estas fuentes tienen más calcio que la leche, ¿parece increíble, verdad? Si quieres saber más sobre las fuentes de calcio visita el post Dónde está el calcio en macrobiótica, y sobre la leche el post Macrobiótica sin leche.
  • Y por último, la riboflavina la encontramos en la levadura de cerveza, los cereales integrales, la carne, el hígado de animales y los huevos. Aquí habría que destacar que la riboflavina de la leche se reduce en un 20% por procesos como la pasteurización.

Todos estos datos nos sugieren 2 cosas:

  1. Examinar la dieta de nuestros pequeños y asegurarnos de proporcionarles todos los nutrientes que necesitan. A pesar de ser una dieta sin tóxicos (azúcar, alimentos procesados, aditivos, pesticidas, etc.), la dieta macrobiótica tradicional puede carecer de la cantidad idónea de nutrientes importantes para el crecimiento.
  2. Quitarnos de encima el fantasma de la leche y los lácteos. Hemos nacido rodeados de multitud de mensajes acerca de la necesidad de la leche y obrar en su contra nos lleva a lo que en psicología llaman disonancia cognitiva: estado de confusión y malestar porque las acciones contradicen las creencias. Renovar las creencias nos devolverá la paz.

Hasta aquí la reflexión. Ahora pasamos a la respuesta final a la pregunta de Nacho. Como ya han pasado algunos minutos desde que la leímos vamos a recordar algunos datos: en los últimos meses la hija de Nacho sólo ha ganado 400gr cuando debería haber ganado 2 kilos; su médico le ha recomendado suplementos de calcio y comer muchos lácteos; y sus padres se preguntan si con el calcio de la sopa de alga hiziki habrá suficiente calcio para satisfacer sus necesidades nutricionales.

En cuanto al peso yo analizaría la cantidad y calidad de las proteínas y grasas que ingiere, prestaría más atención a eso que al tema del calcio, aún así aseguraros que en su dieta también se incluyen fuentes ricas en él, como el brócoli, el perejil, el sésamo o las almendras.

En cuanto al calcio contenido en el agua de una sopa cocinada con algas no he podido encontrar ninguna fuente donde figure. Es verdad que las algas contienen mucho calcio pero saber qué cantidad queda en el agua de la sopa es difícil, por ello recurriría a otras fuentes más fiables como las algas mismas u otros alimentos.

Muchas gracias por volcar aquí vuestras dudas y enriquecer así el mundo de la macrobiótica. Un saludo.

 

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Carbohidratos complejos en una dieta macrobiótica

carbohidratos complejos y macrobiótica
Estructura de los carbohidratos complejos; energía constante para una vida macrobiótica

En macrobiótica se destaca el uso de los carbohidratos complejos por encima de los simples. ¿Por qué? Veámoslo en los siguientes párrafos.

Los hidratos de carbono, también llamados glúcidos o azúcares, son moléculas formadas por carbono, oxígeno e hidrógeno. Estas moléculas pueden vagar por el universo solas, de dos en dos o agrupadas.

Cuando reina el espiritu individualista y van solas las llamamos carbohidratos simples. Ejemplos de este tipo de carbohidratos son:

  • la glucosa, un carbohidrato simple que se encuentra en la miel y la fruta
  • la fructosa, también presente en la miel y la fruta
  • la galactosa, presente en la leche
no glucosa en macrobiótica
Estrucutra molecular de la glucosa, carbohidrato simple

Cuando lo que prima es la relación de pareja, van de dos en dos y las llamamos carbohidratos dobles. Ahí van unos ejemplos:

  • la sacarosa, que es el matrimonio formado por glucosa+fructosa. Lo tenemos en el azúcar blanco
  • la lactosa, la unión de glucosa+galactosa. Presente en la leche de los mamíferos
  • la maltosa, glucosa+glucosa, azúcar principal de la cerveza. Presente también en el maíz
no sacarosa en macrobiótica
Estructura molecular de la sacarosa; usada raramente en macrobiótica

Hay moléculas a las que les gusta el juego en equipo y prefieren ir en grupo, son los carbohidratos complejos. Ejemplos:

  • el almidón, que incluye cientos de moléculas de glucosa. Lo podemos encontrar en los cereales, los tubérculos, las raíces y las legumbres… alimentos base en la dieta macrobiótica (el gráfico se muestra al principio de la entrada)

Los carbohidratos simples y dobles saben dulce, y suben mucho el nivel de glucosa en sangre. La asimilación de los carbohidratos simples y dobles es similar a la de un papel de periódico que se quema en la hoguera. Los carbohidratos complejos saben insípido, pero a medida que se mastican y la saliva empieza a romper las cadenas de carbohidratos de complejos a simples, el sabor dulce va apareciendo. La asimilación de los carbohidratos complejos es similar a la de un tronco que echamos a la hoguera; su llama no es tan alta (produce menos picos de azúcar en sangre) pero la energía que aporta es estable y constante. Lo altura que alcanza el nivel de glucosa en sangre se conoce como índice glucémico; un ínidice glucémico alto siginifica un nivel de azúcar en sangre alto.

índice glucémico bajo en macrobiótica
En macrobiótica predominan los alimentos con índice glucémico bajo

Las subidas y bajadas de azúcar en sangre provocada por el consumo excesivo de carbohidratos simples y dobles puede provocar cambios de humor, fatiga y deseo de dulces o comidas saladas. Sin embargo, una persona que coma carbohidratos complejos verá reducida su ansia por los carbohidratos simples y dobles,y curiosamente también por las grasas.

Para terminar la entrada y para que sirva como orientación general quisiera mostraros una clasificación de alimentos  según su indice glucémico.Recordad: A más indice glucémico, más elevado es el nivel de azúcar en sangre.

  • Carbohidratos con índice glucémico elevado: glucosa 100, patatas al horno 95, patatas fritas 95, puré de patatas 90, miel 85, pan muy blanco 85, sacarosa (azúcar blanco) 70, cereales refinados dulces (desayuno) 70, refrescos 70, arroz blanco 70, pasta blanca 70
  • Carbohidratos con índice glucémico bajo: arroz integral 50, guisantes 50, pastas integrales 50, cereales integrales 40, copos de avena 40, pan 100% integral 40, alubias 30, lentejas 22, verduras 15 o menos
Tened en cuenta que al combinar los alimentos los índices glucémicos pueden variar. Por ejemplo si acompañamos patatas con verdura, el índice glucémico de la comida como conjunto no será tan alto como si tomásemos las patatas solas. Un consejo que nos daba John Kozinski, profesor de macrobiótica en el Insituto Kushi, era que si había que comer dulces lo hiciésemos en las comidas. De esta forma el azúcar no subiría tanto en sangre ya que se compensaría con otros alimentos.
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Estrategias para aumentar la salud con macrobiótica

dieta macrobiótica y salud
Una alimentación macrobiótica nos ayuda a recuperar la salud

¿Qué comer cuando uno padece una alteración de la salud? En muchos casos dependerá del tipo de enfermedad. Por ejemplo, si alguien padece diabetes entonces se evitarán los dulces, los productos refinados… y se aumentará el consumo de productos integrales, frutas y verduras. En otros casos la enfermedad que padecemos no recomienda un régimen alimenticio particular. ¿Qué comer en esos casos? Esa es la pregunta a la que intenta responder esta entrada.

En la entrada “Una dieta macrobiótica para superar la enfermedad” describíamos los tantos por cien recomendados de cada tipo de alimento (cereales, verduras, legumbres, etc.) para diseñar una dieta macrobiótica cuyo objetivo fuese el superar una enfermedad. Aquí seremos más específicos, dando una serie de recomendaciones. Para ello nos dejamos aconsejar por Verne Varona, consultor macrobiótico de reconocido prestigio internacional.

  1. Consume cereal en grano, al menos 2 veces al día. En la macrobiótica tradicional el cereal más usado es el arroz integral. Puedes utilizarlo como cereal más frecuente y combinarlo o alternarlo con otros cereales como el mijo o la cebada. Para ver recetas con estos cereales puedes visitar las entradas Recetas macrobióticas con cereales (1), Recetas macrobióticas con cereales (2), Recetas macrobióticas con cereales (3)
  2. Toma verdura preparada con diferentes estilos: al vapor, en sopa, salteada en aceite o en agua o cruda. Incluye sobre todo las verduras dulces como cebollas, zanahorias, calabaza, col, maiz, etc. Estas verduras ayudará a reducir los deseos de dulce y relaja en caso de nervios.
  3. Usa de 1 a 2 cucharadias de aceite diariamente. Recordar que esta cantidad es para dietas destinadas a la recuperación de una enfermedad o estado de salud delicado. Si se goza de buena salud las cantidades aumentan. Puedes utilizar el aceite en ensaldas o para saltear cereales, verduras o legumbres. El aceite de oliva virgen extra o el aceite de sésamo pueden ser una buena opción.
  4. Consume una fuente concentrada en proteínas como legumbres o productos derivados de las mismas (tofu, tempeh). En verano una fórmula que funciona son las legumbres en ensalada. Se pueden utilizar para preparar patés o bien añadir una pequeña cantidad en sopas.
  5. Prueba las algas. Para la mayoría de la gente las algas son algo nuevo que la macrobiótica está introduciendo en nuestra sociedad, atrévete a experimentar con ellas o simplemente añade una pequeña cantidad (del tamaño de un sello) cuando vayas a cocer tus cereales o legumbres, así aportará minerales al agua de cocción.
  6. Procura que los platos sean variados en cuanto a sabores y métodos de preparación. La cocina debe serguir siendo divertida a pesar de estar delicados de salud.
  7. Sigue utilizando la sal, pero no la refinada sino la sal sin refinar que aporta una cantidad importante de minerales que ayuda a alcalinizar los alimentos.
  8. Come de cuatro a seis veces al día, así reducirás las probabilidades de comer demasiado. Eso sí,  no te hinches las cuatro/seis veces que te sientes a comer, sino toma pequeñas cantidades. De este modo también se reducen las ganas de tomar dulce.
  9. Disfruta de un té, infusión o café de cereales después de cada comida, así mejorará tu digestión y el cuerpo aprenderá que ha llegado el final de la comida.
  10. Come una pequeña cantidad de alimentos fermentados cada día. Los alimentos fermentados como el chucrut o los encurtidos (pickles) mejoran la actividad de las bacterias intestinales encargadas de digerir los alimentos. El miso es otro alimento que cumple la misma función. Puedes utilizarlo en la elaboración de sopas. Para ver recetas de sopas con miso ir a las entradas Recetas con sopas macrobióticas (1)Recetas con sopas macrobióticas (2)

Con estos diez puntos nos queda más claro qué hacer en la cocina cuando nuestra salud flaquea. En caso de necesitar instrucciones más específicas ya recurriríamos a los servicios de un consultor macrobiótico.

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¡Agua! Tu cuerpo tiene sed

agua y macrobiotica
Una dieta macrobiótica debe aportar todo el agua que necesitas

La entrada de hoy me gustaría dedicarla a presentaros un libro: “¡Agua! Tu cuerpo tiene sed” de la editorial Obelisco. Su autor es Christopher Vasey, cuesta 8,25 euros y aclara muchas cuestiones sobre la hidratación.

En la dieta macrobiótica una de las cosas que más sorprende cuando nos iniciamos en ella es lo poco que se bebe. Recuerdo mis primeras visitas al centro ubicado en el sur de Francia, Cuisine et Santé, en el que se nos recomendaba beber lo mínimo. “Nada de agua, té kukicha o agua caliente con miso. Un trago de agua… ¡Ni se te ocurra!”. Estas recomendaciones chocan con las recomendaciones que oímos en los medios de comunicación, donde se nos insta a beber entre 2 y 3 litros de agua al día.

¿Qué hacer entonces? ¿Sigo las recomendaciones de la macrobiótica o lo que me dicen los médicos y nutricionistas?

Esta es una pregunta muy sabia porque dos afirmaciones hechas con tanta rotundidad deben de guardar parte de verdad. El libro de Christopher Vasey es una herramienta que nos permite reconciliar estas dos posturas: (A) Nutrición moderna: Bebe 2-3 litros al día;  (B) Macrobiótica tradicional: No es necesario beber, con unos pocos sorbos hay suficiente.

Christopher Vasey es un naturópata suizo que estudió en la Escuela de Naturopatía de Paris bajo la supervisión de P.V Marchesseau y Alain Rousseaux. En 1979 comienza su andadura en solitario, pero al mismo tiempo sigue estudiando a otros grandes nadturópatas. En 1981 comienza a impartir cursos donde agrupa y enseña lo aprendido, y en 1990 se estrena como escritor. Entre sus libros en español destacan los siguientes:

  • ¡Agua! Tu cuerpo tiene sed. Los secretos de una buena hidratación. Ediciones Obelisco
  • La importancia del equilibrio ácido-básico. Una visión práctica y completa. Editorial Edaf
  • El pequeño libro de la medicina natural: Manual para recuperar la salud y mantenerse sano. Editorial Urano

Si te interesa el libro que aquí reseño puedes acudir a la página web de ediciones Obelisco. Tienes que pinchar en Catálogo > Colecciones > Salud y vida natural > ¡AGUA! TU CUERPO TIENE SED. Podrás descargarte un fragmento del primer capítulo:

Ediciones Obelisco

En la primera parte del libro aprendemos el recorrido que el agua que ingerimos recorre en nuestro organismo, cuál es su función en cada uno de los lugares por donde pasa y cómo se relacionan las distintas partes (sangre, líquido extracelular, líquido intracelular). En otro capítulo nos muestra cuáles son las consecuencias de la deshidratación y cómo reconocerla en nosotros mismos. En la última parte del libro aparecen importantes recomendaciones sobre qué y cuánto beber.

A continuación daremos respuesta a dos preguntas utilizando la información que nos proporciona “¡Agua! Tu cuerpo tiene sed“:

(1) ¿Qué características debe tener una bebida para resultar fisiológicamente beneficiosa?

Vasey sugiere que una bebida beneficiosa debe de ser asimilada fácilmente por el tuvo digestivo y atravesar con facilidad las paredes de los capilares y de las membranas celulares. Hemos de procurar que no acarree inconvenientes cuando la tomamos a menudo. Un ejemplo de estos inconvenientes podría ser: un sabor que no nos guste, alterar las digestiones, estimular excesivamente el transito intestinal, o tener efectos demasiado relajantes o excitantes.

Por tanto, si tenemos en cuenta los requesitos expuestos arriba, el líquido más recomendable sería el agua, simple agua potable.  En el libro se profundiza en esta cuestión.

(2) ¿Cuánta agua beber al día?

Si tuviésemos que dar una cifra, escribe Christopher Vasey, esta sería 1,8 litros de agua al día (recordemos que la Organización Mundial de la Salud recomienda 2 litros). A pesar de esta recomendación el autor destaca que esta cifra está sujeta a numerosas modificaciones en función de varios factores, como por ejemplo, la cantidad de agua ligada que tomemos (agua que contienen los alimentos), cantidad de sal que tomemos, cantidad de alimentos secos y concentrados, cantidad de toxinas que produzcamos, e incluso el estrés que suframos a lo largo del día (el estrés acelera el metabolismo e incrementa notablemente la sudoración).

Si tenemos en cuenta todos estos datos comprenderemos porque una alimentación macrobiótica requiere una ingestión de agua menor. Por un lado, comer de forma macrobiótica hace que nuestro cuerpo produzca pocas toxinas, pues la dieta está compuesta de alimentos naturales, con pocos aditivos artificiales. El bajo consumo de carne también contribuye a reducir el número de toxinas que se derivan de su metabolismo. En macrobiótica se toman pocos alimentos muy secos y/o concentrados. Por otro lado, en macrobiótica se consumen gran cantidad de alimentos que al cocinarse son ricos en agua (cereales en grano, legumbres y verduras), aparte de las sopas que son frecuentes. Todo ello explica porqué no es necesario beber tanto como aquellas personas que siguen una dieta convencional. Experimentar lo que os digo. Fijaos como el consumo de ciertos alimentos pide agua -u otro líquido- de forma inmediata. Un filete de carne, una taza de chocolate, frutos secos tostados y salados… son ejemplos extremos de alimentos que piden agua. Una dieta más centrada, como la dieta macrobiótica, rica en cereales y verduras, es normal que pida menos agua.

Otra entrada que nos ayuda a integrar las posturas mantenidas por la macrobiótica y por la nurición moderna acerca de la hidratación es Cuánto tengo que beber en macrobiótica

 

 

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