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Sobre los conceptos de la macrobiótica

Este fin de semana estuve en Onteniente y en Valencia, pero antes de contaros qué hice allí, os voy a hacer esperar un par de párrafos más.

La mayoría de nuestras vidas giran entorno a los contenidos mentales. Los contenidos mentales son protagonistas en aquello que sentimos, decidimos y hacemos. Y en muchas ocasiones, no vemos más allá de lo que aparece en nuestra mente.

¿Existen sólo los contenidos mentales? ¿Somos capaces de experimentar algo más aparte de los pensamientos y emociones? Estas preguntas son importantes desde el punto de vista de la macrobiótica porque, en el caso de existir algo más allá de los contenidos mentales, podríamos comprobar hasta que punto estamos equilibrados.

Continúo con mi fin de semana. El caso es que estuve en estas dos ciudades acompañando a dos amigos que ofrecen charlas, también llamadas “satsang”, sobre un elemento que yo situaría en el extremo opuesto al de los contenidos mentales. ¿Cuál es esa otra parte que compensa a los contenidos mentales? La conciencia en sí misma. Mis dos amigos se llaman Tomas y Moni. Viven en Vancouver y dos veces al año realizan una gira por diferentes puntos del planeta, pasando por EEUU, Reino Unido, Francia y España, donde disfrutan de la colaboración de Carmy, que traduce del inglés al español. Si queréis saber más sobre ellos podéis visitar su web Living Presence. Si alguien quiere conocer la labor que realizan de primera mano, aún tiene la oportunidad, ya que el próximo fin de semana darán un satsang en Alicante. Se llevará a cabo en la Escuela de Yoga Prana (C/ Segura, 21). Para más información podéis llamar al teléfono 639 520 952. Otras charlas se impartirán en Granada (11-12 mayo), La Línea (16 mayo) y Coín (18-20 mayo).

tomasymoni macrobiotica
Tomas y Moni, hacen la vida más macrobiótica al compensar un mundo regido por conceptos

Siguiendo con nuestro argumento, si existen dos aspectos de nuestra experiencia que pueden considerarse opuestos, como el yin y el yang, deberá existir una relación óptima entre ellos, y esta relación óptima contribuirá a nuestra salud y a restablecer el equilibrio en otras dimensiones (equilibrio trae equilibrio)

Todo el mundo sabe en qué consiste tener un pensamiento. Todo el mundo ha experimentado alguna vez estar agobiado por un pensamiento. Ahora, con esto de la crisis, podemos pensar: “¡Oh no! Me he quedado sin trabajo, ¿Y ahora qué voy a hacer? Me van a quitar el piso” etc. Un conjunto de pensamientos aparece en nuestra mente, y como si de una película de cine se tratase, una película que no sabemos que es una película, comenzamos a sentirnos mal. Esta es la descripción de uno de los polos de nuestra experiencia. El otro polo es la conciencia en sí misma. ¿Alguién ha experimentado esto? Consiste en darse cuenta del espacio donde ocurren los pensamientos. Tienes un pensamiento y te das cuenta, porque estás experimentando el espacio donde ocurre, que es eso, sólo un pensamiento, una forma de interpretar un hecho, una perspectiva de las miles que podrían haber sobre un mismo hecho.

¿Qué tiene todo esto que ver con la macrobiótica? La macrobiótica es un conjunto de conceptos e ideas. Pero si tenemos en cuenta lo dicho más arriba, nos daremos cuenta que el que más conceptos macrobióticos tenga alrededor y el que más se los crea no es por eso el más macrobiótico, ya que estaría en el polo de los contenidos mentales. ¿Qué ocurre si uno es atrapado por su propia herramienta? Imagina que la llave inglesa te cogiese y te llevase allá donde hubiese una atractiva tuerca.

Nuestra experiencia de la macrobiótica, para ser auténticamente macrobiótica, debe de sostener un equilibrio entre los conceptos que tenemos y nuestra conciencia sobre ellos. No te rodees de conceptos macrobiotióticos sin cuidar la capacidad de estar libre de ellos,  porque sino, corres el peligro de aislarte de la realidad mediante conceptos que tratan de ayudarte a llegar a ella.

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Introducción a la macrobiótica en 10 puntos

Hoy en día, la macrobiótica disfruta de varios consultores con amplia experiencia alrededor del mundo. Un consultor macrobiótico de reconocido prestigio es Verne Varona, el cual estudió macrobiótica en los 70 con Michio y Aveline Kushi, y más tarde con Herman y Cornelia Aihara. Verne es autor de varios libros, entre los que destaca Macrobiotics for Dummies. En este libro nos regala diez consejos para mejorar nuestra salud. Considero estos puntos una buena forma de aprender en que consiste la macrobiótica. No se ocupa sólo de la dieta, sino de varias prácticas que podrían englobarse dentro del estilo de vida. Permitidme contextualizar estos consejos para la región mediterránea, y en concreto para la zona donde vivo. Haz lo mismo para tu lugar de residencia, convierte los consejos en algo concreto. Ahí van:

1. Realiza un mínimo de 15 minutos al día de actividad física. Por ejemplo: caminar por el margen del río o por la playa, puedes irte también a la montaña. Práctica natación. Elche disfruta de varias piscinas municipales de reciente construcción. Apúntate a un gimnasio y entrena con pesos o bicicleta estática, hoy en día son centros muy accesibles.

2. Reduce el volumen de comida que consumes cada vez y aumenta el número de comidas. Intenta comer cuatro comidas al día, en vez de las tres comidas tradicionales. Introduce el almuerzo o la merienda si tus horarios te lo permiten. Esto no es una recomendación para toda la vida pero puede ayudar a tener resultados positivos en un corto período de tiempo.

3. No comas antes de irte a dormir, deja por lo menos tres horas desde la última comida. En nuestra cultura, y sobre todo en la zona de Alicante, es habitual cenar tarde Por lo tanto realiza ajustes, no elimines la cena de un plumazo porque ello te puede privar de momentos con la familia y amigos. Come menos o más ligero, hasta que cenar temprano sea algo natural para todos.

4. Intenta acostarte antes de la media noche y levantarte temprano por la mañana. Esto te permite tener un sueño más reparador. En verano puedes alargarlo, ya que acostarte tarde te permite evitar el calor.

5. Convierte los momentos de comer en un ritual. Nosotros, normalmente, realizamos los rituales con más atención y respeto. Limpia la mesa, siéntate con buena postura, toma tu tiempo, da gracias por todos los factores que han hecho posible que la comida estuviese en tu mesa, mastica la comida, respira hondo y disfruta de este tiempo.

6. Frota tu cuerpo diariamente para mejorar la circulación linfática. Puedes usar un cepillo, una toalla, un crin o esponja de calabaza. Dedica cinco minutos al día para ayudar a tu sistema desintoxicador.

7. Intentar llevar ropa interior de algodón, limitando la cantidad de fibras artificiales en contacto con tu piel. Esto también se aplica a las sábanas de la cama, las toallas, los muebles y la iluminación.

8. Dedica un tiempo a estar en la naturaleza; al menos una vez a la semana. He notado que un paseo en bicicleta diariamente en un parque cercano tiene efectos energetizantes y relajante. Nuestro entorno nos ofrece varios lugares: la ladera del río Vinalopó, la sierra de Santa Pola o Crevillente, el pantano de Elche, las playas cercanas, etc. Al menos una vez a la semana, camina descalzo en la hierba, siéntate junto a un gran árbol. Encuentra formas para sorprenderte del milagro de la vida.

Práctica macrobiótica: paseo por la naturaleza
Práctica macrobiótica: Pasar tiempo en la naturaleza. Fotografía: Shauna Trupps

9. Mantén tu casa limpia y ordenada, especialmente tu cocina. No hay nada que inspire menos que una cocina sucia con un fregadero lleno de platos.

10. Revisa los productos que usas para mantener tu cocina limpia, higiene y autocuidado. Te sorprenderías de saber cuantas sustancias van en contra de tu sistema inmune y tu salud. Busca soluciones naturales. Todo lo que pongas en tu piel finalmente entra en tu hígado, aumentando su trabajo, almacenamiento y peligro potencial.

Todos estos consejos apuntan en una misma dirección: aumentar nuestra vitalidad. Son un resumen de las áreas que contempla la macrobiótica. La dieta, el cuidado de nuestro entorno inmediato, nuestra ropa, nuestra relación con el medio ambiente y la forma de hacer las cosas, especialmente el comer. Revisa todos estos factores y pregúntate dónde te sitúas en cada uno de ellos.

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Dieta macrobiótica sin gases

Muchos de nosotros tememos una dieta macrobiótica porque creemos que nos va a producir más gases. El consumo de alimentos integrales como los cereales en grano, harinas, verduras y frutas con su piel, y especialmente las legumbres, contribuye a aumentar los gases intestinales. No os preocupéis por ello, vamos a ver algunos consejos que podéis aplicar para evitar este “efecto secundario”.

En primer lugar, si estás empezando a comer de forma macrobiótica, no seas impaciente y espera alrededor de 1 mes para ver cómo funciona tu cuerpo. Al principio existe un período de ajuste en el que puedes sentir pocas ganas de comer, aturdimiento, malas digestiones y gases. El cuerpo tiene que habituarse a los nuevos alimentos. Todos estos síntomas se reducen si introducimos las nueva dieta de forma progresiva.

Una vez que ya llevamos una dieta macrobiótica mediterránea durante un tiempo, si tenemos gases, podemos atender a los siguientes puntos para redurcirlos:

1. No comer de más. El comer de más provoca acidez y digestiones pesadas que contribuyen al aumento de los gases. Vigila que no te falte ningún nutriente en tu dieta que te este llevando a comer de más. Come menos cantidad y más veces. Sigue la regla del 80% aplicada por los pueblos que viven del planeta: Dejo de comer cuando estoy 80% lleno

2. Mastica concienzudamente. La digestión comienza en la boca. Compara la digestión con una hoguera; cuanto más pequeños sean los troncos, más fácil será hacer fuego (=digestión)

3. No mezcles liquídos y sólidos en la misma comida. Los líquidos disminuirán el efecto de los enzimas digestivos. Además, los líquidos harán más díficil el masticar

4. Evita comer frecuentemente azúcar refinada. El azúcar utiliza minerales del organismo para poder ser metabolizada, con el consiguiente efecto acidificante en la sangre. Esta acidez puede causar flatulencia.

5. Consume alimentos fermentados como por ejemplo los encurtidos, consumidos desde mucho tiempo atrás en la región mediterránea. En la zona de Alicante, puedes encontrar diferentes tipos de olivas, pepinillos o variantes. También puedes probar con el chucrut (sauerkraut), el miso o el tempeh, productos fermentados de otras culturas pero que pueden adquirirse fácilmente en comercios cercanos. Los fermentados contribuyen a que la flora intestinal buena prolifere en nuestros intestinos.

6. Ejercicio ligero después de las comidas ayuda a reducir los gases. Un breve paseo es un ritual practicado en muchas culturas. Mejora la circulación y ayuda a la digestión.

Escribe si tienes problemas con los gases para ver que podemos hacer. También si tienes alguna otra sugerencia que no se haya tenido en cuenta en esta entrada. Más adelante escribiremos sobre este tema cuando hablemos de las legumbres.

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