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Recetas de sopas macrobióticas (2)

sopa primitiva macrobiotica
Empezar el día con una sopa macrobiótica de miso es imitar al mundo, que empezó con la sopa primitiva

En el primero de los primeros cursos de macrobiótica que di, el profesor nos explicó la importancia de comenzar el día con una sopa de miso. ¿Por qué? Porque así empezó el mundo -respondió el profesor- con la sopa primitiva, un medio líquido donde empezaron a desarrollarse las primeras estructuras simples de ARN, origen de toda la vida posterior. Una sopa de miso contiene ingredientes muy parecidos: mucha agua, minerales y la materia viva del miso.

Aunque hoy en día no tomo sopa de miso para desayunar, las sopas tienen un lugar especial en mi menú, especialmente ahora en verano, donde la pérdida de líquidos es tan grande. La sopa más sencilla es la de miso ya que explicamos en la entrada anterior dedicada a las sopas: Recetas con sopas macrobióticas (1)

Sopa de miso de forma resumida: Pones agua, algas y una, dos o tres tipos de verdura troceadas. Hierves 5-10 minutos. En un bol aparte añades 1/2 cucharadita de miso por ración de sopa, la disuelves en un poco de agua de la misma sopa y lo viertes al cazo. Cuida que el agua no hierva una vez a añades el miso. Mantienes a fuego muy bajo durante 3 minutos y ya tienes una sopa de miso clásica.

Después de estos breves comentarios sobre la sopa de miso clásica vamos a ver otras más recetas de sopas macrobióticas de la mano de Aveline Kushi:

SOPA DE MISO CON ARROZ Y CEBOLLINO

Ingredientes:

  • Un trozo del tamaño de un sello de alga wakame
  • 2 vasos de cebolla tierna a medias lunas
  • 1 litro de agua
  • 2 vasos de arroz integral ya cocido (unas sobras pueden ir muy bien)
  • 1 cucharada de miso
  • 1 cebollino cortado para adrezar, también se puede usar perejil o cilantro

Elaboración:

(1) Poner a remojo el alga wakame 5 minutos. Retirarla y partirla a trozos pequeños; (2) En una olla colocar la cebolla tierna, el alga y el agua. Calentar hasta que comience a hervir; (3) Añadir el arroz y hervir durante 10 minutos; (4) Añadir el miso previamente disuelto en un poco de agua. Mantener a fuego lento durante 2-3 minutos. (5) Adrezar con el cebollino o el perejil y servir.

Notas: es una sopa macrobiótica muy sencilla que puede venir bien para cuando necesitamos algo más que una sopa pero no tanto como una comida completa. Se puede utilizar arroz integral u otros cereales que nos hayan sobrado de comidas anteriores. Un poco de leche de soja puede darle un toque blanco que la hace más apetecible.

SOPA DE MISO CON SEMILLAS DE SÉSAMO Y BRÓCOLI

Ingredientes:

  • 1 brócoli pequeño
  • 1 cucharada de aceite de sésamo tostado (también puede ser aceite de oliva)
  • 1 litro de agua
  • 1/2 vaso de semillas de sésamo
  • 1 cucharada de miso

Elaboración:

(1) Cortar el tallo del brócoli. Pelar y partir a palitos finos. Saltear en una olla con el aceite de sésamo; (2) Añadir el agua pero reservar un vaso y medio. Calentar hasta que comience a hervir; (3) En un cazo aparte poner a hervir el resto del agua y escaldar los ramilletes de brócoli unos 30 segundos. Retirar los ramilletes y añadir el agua a la olla y hervir 10 minutos; (4) Mezclar semillas de sésamo tostadas y molidas con el miso. Añadir un poco de agua de la sopa y convertir en puré. Vertir el puré a la sopa y mantener a fuego mínimo 2-3 minutos; (5) Servir la sopa y poner varios ramilletes de brócoli en cada bol.

Notas: el aceite de sésamo tostado y las semillas le dan un aroma especial. El aceite es difícil de conseguir. Podemos utilizar aceite de oliva. Es una sopa ligera. Para enriquecerla podemos añadirle otras verduras o dados de tofu.

Con las dos recetas macrobióticas vistas hoy vamos ampliando nuestro repertorio culinario, y así podemos ir haciendo frente a esta estación tan calurosa. Las sopas nos ayudan a estar bien hidratados.

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Macrobiótica en casa, un desayuno típico

desayuno macrobiotica
Esta es la macrobiótica que hago en casa. Un desayuno típico, rápido y sencillo: cereal, verduras y semillas

Un niño de 10 años al que doy clase me preguntó el otro día qué había desayunado. Después de considerarlo un instante me decidí a decirle la verdad: “Arroz, verduras y semillas de girasol”. Expectante guarde su respuesta: “¡Búa! ¡Qué asco!”

Al decirle lo que desayuné rompí todos sus esquemas. Seguramente era la primera vez que oía que el arroz, las verduras y las semillas se toman para desayunar. Con 10 años Alberto ya tiene una memoria y unos esquemas alimenticios que sin apenas darse cuenta guían su conducta. En ocasiones los esquemas/pensamientos que tenemos no coinciden con los que nos enseñan, en este caso desde la macrobiótica, por lo que experimentamos sorpresa, rechazo o extrañeza. Estos esquemas, los cuales todos tenemos, nos ayudan en el día a día . Gracias a ellos tenemos una idea de lo que comer en cada momento del día, organizamos el menú, y sabemos más o menos qué tenemos que comprar. Pero a veces también suponen un obstáculo para el cambio. Existen estructuras mentales que bloquean el nacimiento de una nueva realidad. ¿Qué hacer para poder superarlas? En primer lugar, darse cuenta de que están ahí. En segundo lugar advertir su naturaleza, es decir, que son pensamientos, formas de ver el mundo y no realidades. En tercer lugar, probar, hacer nuevas cosas y ver qué pasa. Al hacer algo nuevo -por ejemplo desayunar arroz- observaremos cómo respondemos. Puede que las estructuras mentales reaccionen haciéndose más fuertes, y entonces seguimos con nuestros hábitos (no todo es bueno para todo el mundo). A veces el hacer algo nos proporciona buenas experiencias y entonces empezamos a cambiar lo que pensamos, dejando así paso a una forma distinta de vivir en el mundo. Todos estos mecanismos no suceden solamente con el tema de la comida sino con otros muchos temas en nuestra vida. Seamos libres de lo que pensamos y probemos nuevas cosas, quien sabe, igual nos gusta.

Volvamos al desayuno: arroz, verduras y semillas. En macrobiótica existen varias versiones o formas distintas de interpretarla. En Cuisine et Santé (Saint Gaudens, Francia) tienen una versión más espartana de la macrobiótica, que no por ello es peor, sino semplemente más sencilla. Allí aprendí a desayunar crema de arroz y ya está. ¿Cómo la cocinaban? Molían el arroz convirtiéndolo en una sémola, ponían a hervir agua, cuando empezaba a hervir vertían el arroz molido y lo hervían 10 minutos. Después lo tomábamos con tamari. La proporción de arroz-agua era de 1:6. No os podéis imaginar lo bueno que puede saber algo tan simple. Más tarde en el Insituto Kushi, incorporé las verduras y las semillas al plato. Las verduras nos ofrecen una energía fresca y ligera siempre y cuando no las cocinemos de más. Este tipo de energía viene estupenda y además va en la línea de los estudios científicos que confirman lo adecuado de tomar “verde” todos los días.

Para terminar os voy a describir el desayuno que hace unos cuantos días fotografié. Podéis ver tres platos, uno a uno:

  1. Trigo sarraceno con semillas de sésamo. El trigo de sarraceno lo puse a remojo la noche anterior. Después lo herví (1 sarraceno:2 agua) con una pizca de sal. Lo puse en el bol y lo adorné con las semillas de sésamo que ya tenía tostadas.
  2. Brócoli y acelgas. Puse un pequeño cazo con agua a hervir. Cuando empezó a hervir añadí los ramilletes de brócoli. Cuando volvió a hervir esperé 20 segundos y los saqué. Después hice lo mismo dos hojas de acelgas.
  3. Semillas de girasol. Lo único que tuve que hacer fue volcarlas al mini-bol ya que las había tostado varios días atrás

Eso fue lo que desayuné y cómo lo preparé. No me llevó más de 20 minutos y el resultado fue muy nutritivo, eso sí, extraño y poco habitual, capaz de arrancar expresiones de sorpresa en un niño de 10 años.

¿Eh, qué dices Alberto? ¿Desayunamos mañana arroz y verduras?

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Recetas macrobióticas con cereales (3)

cereal para recetas macrobióticas
Al dominar las recetas macrobióticas con cereales damos un gran paso adelante hacia una vida más sana y vital

Hoy vamos con tres platos que podemos considerar recetas macrobióticas básicas, aquellas que nos den un fondo lo suficientemente amplio como, a partir de ahí, explorar por nuestra cuenta el mundo de la cocina sana. Seguimos con Michio Kushi y Alex Jack, que en su libro “The Macrobiotic Path to Total Health” nos ofrecen numerosas recetas con las que poder mejorar nuestra condición.

ARROZ FRITO CON VERDURAS

Este arroz va muy bien para nuestra zona geográfica donde, a diferencia de los países asiáticos, cocinamos el arroz con aceite, como por ejemplo, los distintos tipos de paella.

Ingredientes

  • 2 vasos de arroz integral ya cocido
  • 1 rama de apio partido a dados
  • 1 cebolla a dados
  • 1 zanahoria a dados
  • Aceite de sésamo
  • Varias cucharadas de agua
  • Una cucharada de shoyu

Elaboración

(1) Sofreír las verduras con un poco de aceite de sésamo hasta que estén dorados pero no demasiado hechos (2) Anadir el arroz encima y unas cucharadas de agua (3) Cubrir la sartén y cocinar a fuego lento durante 10-15 minutos (4) Añadir una cucharada de shoyu y cocinar otros 5 minutos (5) Mezclar justo antes de servir

Las verduras pueden combinarse de diferentes modos. Aquí algunas sugerencias: maíz y copos de alga nori; col, zanahorias y cebolla; guisantes frescos, zanahorias y cebollas; col y setas. Desde la macrobiótica se apuesta por las verduras de estación.

GACHAS DE MIJO Y CALABAZA

Este plato es muy beneficioso para el sistema digestivo, ya que sus dos ingredientes prinicipales (mijo y calabaza) están indicados para el restablecimiento y fortalecimiento del estómago, pancreas y bazo, según el estudio energético de los alimentos.

Ingredientes

  • 1 vaso de mijo
  • 1/2 vaso de calabaza partida a dados
  • Pizca de sal
  • 3 a 4 vasos de agua

Elaboración

(1) Lavar el mijo y colocarlo en una olla. Añadir la calabaza y la sal (2) Hervir a fuego lento durante 20-25 minutos (3) Servir con cebollino picado, perejil o sal de sésamo (gomashio)

Los profesores de macrobiótica Kushi y Jack, recomiendan este plato especialmente para desayunar. Desde mi experiencia personal la combinación del mijo con la calabaza da unas sensaciones de estabilidad emocional similar al que se siente tras haber realizado ejercicio físico. ¡Pruébalo y no te fíes de lo que digo!

AVENA INTEGRAL

Esta es una receta para cocinar la avena, sólo la avena. Una vez cocinada podemos utilizarla de diferentes formas, pero eso vendrá en futuras entradas.

Ingredientes

  • 1 vaso de avena (previamente remojado toda la noche)
  • Pizca de sal
  • 5-6 vasos de agua

Elaboración

(1) Lavar la avena y ponerla a remojo toda la noche (2) Ponerla en la olla a presión junto con el agua y la sal (3) Cocinar a fuego lento durante 1 hora

Un ejemplo de cómo usarla podría ser para desayunar combinada con bebida de arroz, con un toque dulce por encima como sirope de arroz o de cebada, o bien un toque salado, sal sésamo o copos de alga nori. Tened en cuenta que pueden hacer falta varios intentos hasta que demos con la cantidad de agua adecuada, ya que cada olla a presión pierde un agua determinada. Por ejemplo, en mi olla rápida 5-6 vasos de agua sería demasiado, con 3 me vale. Ves probando hasta obtener la consistencia deseada, más entera o bien más cremosa.

Con estas recetas macrobióticas ya vamos acumulando experiencia para poder improvisar de vez en cuando, que es el objetivo de todo aprendizaje. En la improvisación encontramos la frescura del momento, lo más adecuado para esa situación única que es cada momento de nuestra vida.

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Recetas con sopas macrobióticas (1)

aveline-kushi maestra macrobiótica
Las recetas de hoy son de Aveline Kushi, toda una maestra en la cocina macrobiótica

Hoy vamos a cocinar siguiendo a Aveline Kushi. En macrobiótica tradicional son más conocidos los hombres porque ellos han desempeñado el papel activo de enseñar a la gente y viajar alrededor del mundo. Sin embargo, detrás de estos maestros de la macrobiótca frece¡uentemente han estado maestras de la macrobiótica. George Ohsawa no cocinaba en casa. Michio Kushi no cocinaba en casa. Fueron sus mujeres las que llevaron las riendas en la cocina.

Aveline Kushi impartió numerosos cursos de cocina macrobiótica, y parte de estos cursos fueron volcados con  la ayuda de Alex Jack, volcados al libro titulado “Complete Guide to Macrobiotic Cooking”. De este libro es de donde provienen las recetas de hoy. Pero antes me gustaría parafrasear unos comentarios de Aveline acerca de la transición hacia una cocina macrobiótica. Dice más o menos así:

La dieta macrobiótica nos permite desarrollar una creatividad y disfrute fácil de adoptar. A la hora de llevar a cabo la transición es importante proceder de forma ordenada y no intentar cambiar en una noche. Empezar con arroz integral en olla a presión, sopa de miso, y unos pocos platos de verduras, legumbres y algas, y al mismo tiempo reduce el volumen de comida que solías comer. Progresivamente introduce los condimentos, los encurtidos y los postres endulzados con productos naturales, y utiliza diferentes métodos a la hora de cocinar de forma que la comida resulte atractiva y apetecible.

A medida que prepares los alimentos de este modo, tu salud y juicio mejorarán, el gusto por la comida natural se afinará, y tu habilidad para seleccionar y preparar aumentará.

Los libros de cocina pueden ser una buena manera de empezar. Una vez has cocinado unas cuentas veces tienes un estándar con el cual compararte. Al principio es recomendable que todo el mundo tenga la ayuda de una cocinero macrobiótico, sólo unas cuantas lecciones serán suficientes para orientarte en la dirección correcta.

Con experiencia alcanzarás un punto en el que no necesitarás un libro o un consultor macrobiótico, sino que cocinarás con tu propia intuición. Al escuchar los sonidos de la comida mientras se prepara y mediante la observación de su movimiento, energía, colores, formas, aromas y gustos, tu podrás responder las preguntas y participar en la creación de la vida.

SOPA DE MISO BÁSICA

Ingredientes

  • 7 cm de alga wakame
  • 1 vaso de cebolla laminada
  • 1 litro de agua mineral
  • 1 cucharada de miso
  • Cebollino, perejil o berro como aderezo

Elaboración

(1) Lava el agua wakame, ponerla a remojo 3-5 minutos y partir en tiras finas. (2) Poner el alga y la cebolla partida en la olla con el agua. (3) Encender el fuego. en el momento que comience a hervir, bajar el fuego, tapar y hervir durante 10-20 minutos. (4) disolver el miso en un poco de agua y añadir a la sopa. El fuego debe estar encendido pero el agua no debe llegar a hervir. Mantener durante 3-5 minutos y parar el fuego. (5) Servir y aderezar.

SOPA DE MISO CON MIJO Y CALABAZA

Ingredientes

  • 1/2 vaso de mijo
  • 1/2 vaso de apio cortado fino
  • 1 vaso de cebolla a medias lunas finas
  • 1 vaso de calabaza en cubos
  • 1 litros de agua mineral
  • 1 cucharada de miso
  • Hoja de alga nori tostada para aderezar

Elaboración

(1) Lava el mijo y tostalo unos minutos en una sartén. (2) En una olla coloca las verduras empezando por el apio, las cebollas y la calabaza encima. Reparte el mijo sobre las verduras. Añade el agua justo hasta cubrir los ingredientes. (3) Cocina a fuego medio y ve añadiendo agua a medida que el mijo se expande. Intenta no mover. Después de 20-30 minutos, añadir lo que quede de agua, disolver el miso en un poco de agua y añadir a la sopa. Tras 3-5 minutos, con fuego muy bajo, retirar y servir con los copos de algo nori por encima.

Estas han sido dos recetas básicas para la elaboración de una sopa. Como sazón se utiliza el miso, producto fermentado con multitud de propiedades beneficiosas para la salud, muy utilizado en la cocina macrobiótica. Si no estás acostumbrado al miso, no te gusta o no tienes en casa en este momento, puedes utilizar sal marina sin refinar (añadida al principio), shoyu o tamari utilizado de la misma manera que el miso.

 

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Recetas macrobióticas con cereales (2)

Arroz integral en la cocina macrobiótica
El arroz integral es uno de los principales ingredientes, por ello seguimos con 3 recetas macrobióticas más basadas en él

Después de documentarnos con buenos programas emitidos en televisión (ver entrada anterior), seguimos con una serie de entradas dedicadas a proporcionar a nuestros visitantes una guía para poder llevar a cabo las más sencillas recetas macrobióticas. Son recetas sencillas recomendadas por maestros clásicos, los pilares de la macrobiótica actual. En esta ocasión seguimos con Michio Kushi y Alex Jack, que al final de su libro “The Macrobiotic Path to Total Health”, escriben una serie de recetas para hacer real lo teórico. Para más recetas macrobióticas de estos autores ir a la entrada Recetas macrobióticas con cereales (1).

CREMA DE ARROZ INTEGRAL GENUINA

Ingredientes

  • 1 vaso de arroz integral
  • 10 vasos de agua
  • una pizca de sal o 1/2 umeboshi

Elaboración

(1) Tuesta el arroz en una sartén hasta sentir su aroma. (2) Coloca el arroz en una olla, añade el agua y la sal o la media umeboshi. Pon la olla a hervir a fuego bajo tapada. (3) Cocina durante 2 horas hasta que el agua se haya reducido a la mitad. (4) Deja enfriar el arroz. Cuando esté frío pásalo por un pasapurés o utiliza una gasa pasa obtener una crema. (5) Calienta la crema resultante y sazónala si fuese necesario. Puedes condimentarla con perejil, alga nori, gomashio o semillas de girasol.

Notas: Esta receta lleva bastante tiempo. Recomiendo hacerla si estamos en casa haciendo otras cosas, o bien, en caso de que queramos prepararla como dieta terapéutica, recomendada por un consultor macrobiótico, ya que está indicada para casos en los que tengamos que cuidar extremadamente la dieta.

ARROZ INTEGRAL CON LEGUMBRES

Ingredientes

  • 2 vasos de arroz integral
  • 1/4 de vaso de legumbres, que pueden ser adzuki, garbanzos, lentejas u otra clase
  • 3 a 4 vasos de agua
  • 2 pizcas de sal

Elaboración

(1) Lava el arroz y las legumbres por separado. (2) Cocina las legumbres en olla a presión durante 30 minutos. Espera a que se enfríen. (3) Añade las legumbres, su agua, la sal y el arroz en una olla a presión. El agua de las legumbres cuenta en el total de agua que utilicemos. (4) Cocina en olla a presión 45-50 minutos

Notas personales: Recomiendo modificar esta receta para que nos lleve menos tiempo. Cocinar las legumbres primero y después el arroz lleva mucho tiempo. Podemos añadir al arroz unas cuantas legumbres, p.ej. garbanzos previamente remojados 6-8 horas, y añadir un poco más del agua que necesitamos sólo para el arroz. De esta manera, en 40 minutos el plato está listo. Yo utilizo una olla rápida, que pierde menos agua, y con 1,5 de agua por 1 de arroz va bien. Ya veis que para dominar la cocina macrobiótica básica hay que hacer varias pruebas en casa, con tipos de olla, cantidades de agua etc.

GACHAS DE ARROZ INTEGRAL

Ingredientes

  • 2 vasos de sobras de arroz integral
  • de 4 a 6 vasos de agua

Elaboración

(1) Coloca el arroz en una olla y añade el agua. (2) Enciende el fuego, tapa la olla y cocina a fuego medio durante 10-20 minutos. (3) Puedes condimentar con copos de alga nori tostada, umeboshi o gomashio.

Nota: Es una buena forma de aprovechar las sobras del día anterior. Puedes hacer una variante dulce añadiendo algunas pasas, canela, ralladura de limón y sirope de arroz. En caso de querer hacerlo fresco, hierve en olla a presión 1 parte de arroz con 5 de agua, un trocito de alga kombu y una pizca de sal, durante 45 minutos. Apaga el fuego pero no abras la olla, deja toda la noche tapado. Destapa y calienta a la mañana siguiente.

Hasta aquí hemos visto tres recetas más de dos grandes de la macrobiótica contemporánea, Michio Kushi y Alex Jack. Con estas recetas caminamos para convertirnos en un auténtico chef macrobiótico. Dominar lo sencillo es hacer cosas grandes.

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