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¡Agua! Tu cuerpo tiene sed

agua y macrobiotica
Una dieta macrobiótica debe aportar todo el agua que necesitas

La entrada de hoy me gustaría dedicarla a presentaros un libro: “¡Agua! Tu cuerpo tiene sed” de la editorial Obelisco. Su autor es Christopher Vasey, cuesta 8,25 euros y aclara muchas cuestiones sobre la hidratación.

En la dieta macrobiótica una de las cosas que más sorprende cuando nos iniciamos en ella es lo poco que se bebe. Recuerdo mis primeras visitas al centro ubicado en el sur de Francia, Cuisine et Santé, en el que se nos recomendaba beber lo mínimo. “Nada de agua, té kukicha o agua caliente con miso. Un trago de agua… ¡Ni se te ocurra!”. Estas recomendaciones chocan con las recomendaciones que oímos en los medios de comunicación, donde se nos insta a beber entre 2 y 3 litros de agua al día.

¿Qué hacer entonces? ¿Sigo las recomendaciones de la macrobiótica o lo que me dicen los médicos y nutricionistas?

Esta es una pregunta muy sabia porque dos afirmaciones hechas con tanta rotundidad deben de guardar parte de verdad. El libro de Christopher Vasey es una herramienta que nos permite reconciliar estas dos posturas: (A) Nutrición moderna: Bebe 2-3 litros al día;  (B) Macrobiótica tradicional: No es necesario beber, con unos pocos sorbos hay suficiente.

Christopher Vasey es un naturópata suizo que estudió en la Escuela de Naturopatía de Paris bajo la supervisión de P.V Marchesseau y Alain Rousseaux. En 1979 comienza su andadura en solitario, pero al mismo tiempo sigue estudiando a otros grandes nadturópatas. En 1981 comienza a impartir cursos donde agrupa y enseña lo aprendido, y en 1990 se estrena como escritor. Entre sus libros en español destacan los siguientes:

  • ¡Agua! Tu cuerpo tiene sed. Los secretos de una buena hidratación. Ediciones Obelisco
  • La importancia del equilibrio ácido-básico. Una visión práctica y completa. Editorial Edaf
  • El pequeño libro de la medicina natural: Manual para recuperar la salud y mantenerse sano. Editorial Urano

Si te interesa el libro que aquí reseño puedes acudir a la página web de ediciones Obelisco. Tienes que pinchar en Catálogo > Colecciones > Salud y vida natural > ¡AGUA! TU CUERPO TIENE SED. Podrás descargarte un fragmento del primer capítulo:

Ediciones Obelisco

En la primera parte del libro aprendemos el recorrido que el agua que ingerimos recorre en nuestro organismo, cuál es su función en cada uno de los lugares por donde pasa y cómo se relacionan las distintas partes (sangre, líquido extracelular, líquido intracelular). En otro capítulo nos muestra cuáles son las consecuencias de la deshidratación y cómo reconocerla en nosotros mismos. En la última parte del libro aparecen importantes recomendaciones sobre qué y cuánto beber.

A continuación daremos respuesta a dos preguntas utilizando la información que nos proporciona “¡Agua! Tu cuerpo tiene sed“:

(1) ¿Qué características debe tener una bebida para resultar fisiológicamente beneficiosa?

Vasey sugiere que una bebida beneficiosa debe de ser asimilada fácilmente por el tuvo digestivo y atravesar con facilidad las paredes de los capilares y de las membranas celulares. Hemos de procurar que no acarree inconvenientes cuando la tomamos a menudo. Un ejemplo de estos inconvenientes podría ser: un sabor que no nos guste, alterar las digestiones, estimular excesivamente el transito intestinal, o tener efectos demasiado relajantes o excitantes.

Por tanto, si tenemos en cuenta los requesitos expuestos arriba, el líquido más recomendable sería el agua, simple agua potable.  En el libro se profundiza en esta cuestión.

(2) ¿Cuánta agua beber al día?

Si tuviésemos que dar una cifra, escribe Christopher Vasey, esta sería 1,8 litros de agua al día (recordemos que la Organización Mundial de la Salud recomienda 2 litros). A pesar de esta recomendación el autor destaca que esta cifra está sujeta a numerosas modificaciones en función de varios factores, como por ejemplo, la cantidad de agua ligada que tomemos (agua que contienen los alimentos), cantidad de sal que tomemos, cantidad de alimentos secos y concentrados, cantidad de toxinas que produzcamos, e incluso el estrés que suframos a lo largo del día (el estrés acelera el metabolismo e incrementa notablemente la sudoración).

Si tenemos en cuenta todos estos datos comprenderemos porque una alimentación macrobiótica requiere una ingestión de agua menor. Por un lado, comer de forma macrobiótica hace que nuestro cuerpo produzca pocas toxinas, pues la dieta está compuesta de alimentos naturales, con pocos aditivos artificiales. El bajo consumo de carne también contribuye a reducir el número de toxinas que se derivan de su metabolismo. En macrobiótica se toman pocos alimentos muy secos y/o concentrados. Por otro lado, en macrobiótica se consumen gran cantidad de alimentos que al cocinarse son ricos en agua (cereales en grano, legumbres y verduras), aparte de las sopas que son frecuentes. Todo ello explica porqué no es necesario beber tanto como aquellas personas que siguen una dieta convencional. Experimentar lo que os digo. Fijaos como el consumo de ciertos alimentos pide agua -u otro líquido- de forma inmediata. Un filete de carne, una taza de chocolate, frutos secos tostados y salados… son ejemplos extremos de alimentos que piden agua. Una dieta más centrada, como la dieta macrobiótica, rica en cereales y verduras, es normal que pida menos agua.

Otra entrada que nos ayuda a integrar las posturas mantenidas por la macrobiótica y por la nurición moderna acerca de la hidratación es Cuánto tengo que beber en macrobiótica

 

 

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Macrobiótica sin leche

En el telediario de la 1 de TVE de hoy, se ha emitido una noticia en la que se hacía eco del descubrimiento por científicos canarios de  dos proteínas contenidas en la leche de vaca que causa alergias alimentarias. Aquí cuelgo un extracto de la noticia.

 

Científicos canarios descubren dos proteínas claves en el desarrollo de alergias alimentarias (3 agosto 2012)

 

Esta noticia nos recuerda que la leche de vaca no es un alimento para ser consumido en grandes cantidades por los seres humanos, al igual que no lo es la leche de rata, perros u otra especie animal. ¿Por qué nos empeñamos en consumir leche de vaca a pesar de las alergias y otras molestias que nos provoca como se puede comprobar en esta noticia? Desde la macrobiótica recomendamos reducir su consumo e incluso no tomar leche en absoluto. Existen alternativas para sustituir el hábito de tomar algo líquido en el desayuno o la merienda. Tenemos las bebidas vegetales como los preparados de arroz, avena o soja. Este tipo de bebidas cada vez más podemos encontrarlas en las grandes superficies y supermercados más pequeños. En Mercadona e Hiperber ya podemos encontrar bebida de avena o de arroz a un precio muy razonable (1,40 €). En las herboristerías encontramos más variedad por si queremos explorar los distintos tipos de marcas.

Si has notado que en ocasiones, o frecuentemente, te sienta mal la leche, puedes probar 2-3 semanas con las bebidas vegetales. Una dieta macrobiótica sin leche a menudo reporta mejoras instantáneas de nuestro estado. Prueba y  déjate guiar por tu propia experiencia. Una vez mi hermano me comentó:

La gente no come legumbres pensando lo sanas que son… proteínas de alto valor biológico, minerales, vitaminas, etc. Pero sí lo hacen con la leche y los productos lácteos. El marketing es muy agresivo y emparejamos los productos lácteos a las cualidades que nos venden mediante anuncios.

Se me está yendo la creencia de lo mucho que alimentan los productos lácteos.

Jane Plant, científica inglesa de reconocido prestigio internacional, nos recuerda en su libro “Tu vida en tus manos”, donde establece una relación entre el cáncer de mama y el consumo de lácteos, que la leche de vaca no es sólo un alimento con proteínas, hidratos de carbono y grasas, sino que en ella existen gran cantidad de sustancias químicas que provienen de los antibióticos con que se tratan a las vacas, de las hormonas que se les administran para aumentar la producción, incluso del pus que se genera en las ubres debido a las condiciones en las que están siendo mantenidas. Al mismo tiempo, nos recuerda que la leche de vaca es muy diferente a la leche humana.

Al comparar la leche humana con la de vaca, encontramos que la leche de vaca tiene el triple de proteínas, las mismas grasas, menos hidratos de carbono, casi 5 veces más calcio, 9 veces más fósforo, 3 veces más calcio y potasio,  2 veces más cloro, el mismo hierro y 3 veces más cantidad de solutos. Las diferencias entre la leche humana y la leche de vaca deja ver que son dos alimentos diseñados para cosas diferentes: una es para desarrollar personas, la otra terneros. La tradición y el marketing ha convertido este cruce de especies en algo natural, pero aunque mentalmente pueda estar asumido, a nivel fisiológico el organismo protesta.

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Una dieta macrobiótica para superar la enfermedad

Dieta macrobiótica y enfermedad
Una dieta macrobiótica puede utilizarse como herramienta, junto a otros tratamientos, para superar una enfermedad

La dieta macrobiótica tiene el objetivo de facilitar que el organismo mantenga un equilibrio compatible con una larga vida, es decir, es la dieta de la longevidad. Realizando los ajustes oportunos, este mismo enfoque puede utilizarse para recuperar la salud. No quiero decir que la dieta vaya a curar por sí sola una enfermedad, pero sí que va a tener un papel crucial en la recuperación. A este respecto podéis consultar la entrada sobre alimentación y cáncer titulada Alimentación anticáncer, entrevista a Odile Fernández.

¿Qué ajuste habría que hacer en una dieta macrobiótica para ayudar en la recuperación de una enfermedad?

El consultor macrobiótico Verne Varona nos aconseja en primer lugar asegurarnos de que nuestra dieta actual y estilo de vida no agravan nuestra condición. Por ejemplo, vivir en un entorno lleno de ruido seguramente agravaría cualquier dolencia. Para saber como compensar la existencia de ruido podemos ver la entrada Macrobiótica para compensar los efectos del ruido. En segundo lugar tendríamos que comprobar que nuestro plan de recuperación cubra los siguientes puntos:

  1. La dieta debe de ofrecer una buena nutrición. Con ello se refiere a que todos aquellos nutrientes que la ciencia ya ha identificado como esenciales para la salud deberían estar presentes. En algún momento del pasado se ha llegado a recomendar alimentarse únicamente de arroz integral de forma indefinida; tal cosa nos llevaría inevitablemente a la desnutrición.
  2. Los alimentos que tomemos deben de ayudar a desintoxicar el organismo a través de diferentes medios (heces, orina, respiración, expresión emocional, sudor, movimiento).
  3. La dieta debería contribuir a tener un nivel de glucosa en sangre estable. Evitando las subidas y bajadas de azúcar en sangre evitamos los altibajos emocionales, algunas enfermedades y los deseos incontrolables de tomar ciertos alimentos. Para ver una gráfica al respecto puedes ir a la entrada Beneficios de una dieta macrobiótica.
  4. La dieta debería fortalecer tu sistema inmune. En futuras entradas veremos de que alimentos se trata.

A modo de orientación general, los porcentajes de los distintos tipos de alimentos que se deberían consumir en una dieta macrobiótica para sanar son los siguientes:

  • 45% de cereales en grano
  • 5% de productos derivados de los cereales (pan, pasta, cuscús, etc.)
  • 35% de verduras
  • 5% de legumbres o proteína animal
  • Pequeñas cantidades de “lo que te apetezca”, algas, bebidas y aceites
guia macrobiotica salud editada
Porcentajes de alimentos para una dieta macrobiótica orientada a la recuperación de la salud. Imagen: Verne Varona (2009)

Otros aspecto importantes en una dieta para sanar son: (1) Reducir o evitar el consumo de platos precocinados, comida enlatada o congelada; (2) Masticar con atención; (3) Tomar pequeñas cantidades de alimentos fermentados, tipo chucrut.

Hemos de dejar de pensar en la alimentación como algo ajeno a nuestro estado psicológico y fisiológico. Lo que comemos influye en lo que pensamos y sentimos, y en el estado de nuestro organismo. Eso, por evidente que pueda parecer, no lo saben todos los médicos.  Es nuestro deber comunicarlo. Es nuestro deber, por respeto a la vida, poner las condiciones necesarias para que el cuerpo cambie de rumbo. Así le oiremos decir:  “Gracias, ahora sí que puedo. Ahora voy a curarme y tú seguirás viviendo y disfrutando de los tuyos. El mundo te va a cuidar”.

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¿Por qué actividad física en una vida macrobiótica?

actividad fisica y macrobiótica
Una vida macrobiótica incluye actividad física a diario

El pasado viernes me desplacé hasta el pueblo de Relleu (interior de la provincia de Alicante), donde un compañero de promoción ofrecía una charla sobre los beneficios de la actividad física.

En varias ocasiones hemos comentado que la macrobiótica se trata de la gestión de todos aquellos estímulos que nos rodean, para lograr así un estado de equilibrio en el que todo funcione correctamente. Debido a la vida moderna, donde pasamos gran parte del tiempo sentados y realizando tareas mentales, se hace imprescindible compensar la inactividad física con actividad física, así logramos un equilibrio que favorece la salud física, psicológica y social.

Miguel Polo, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, comenzó exponiendo la diferencia entre actividad física, ejercicio físico y deporte. A nivel coloquial estos tres términos se usan como sinónimos, pero si los analizamos con más detalle advertiremos diferencias. Veámoslo con unos ejemplos:

  • Actividad física: montar en bicicleta para dar un paseo o bailar o arreglar el jardín
  • Ejercicio físico: montar en bicicleta de forma planificada y con el objetivo de mejorar la forma física; realizar una clase de spinning, salir a entrenar con la bicicleta
  • Deporte: actividad sujeta a unas reglas y en un contexto de competición; participar en el Tour de Francia o en alguna otra competición reglada

Desde el punto de vista de la salud, sería suficiente con la presencia de actividad física en nuestro día a día. Si queremos aumentar nuestra forma física o experimentar la emoción de la competición, optaríamos por las otras dos alternativas.

Según un informe de la OMS (2002) el sedentarismo es un los principales factores de riesgo en la salud de la población. En los países desarrollados está considerado el 7º factor de riesgo de muerte por detrás de la hipertensión arterial, el tabaco, el alcohol, el colesterol, el exceso de peso y el bajo consumo de frutas y verduras. En España el 7% de las muertes están relacionadas con el sedentarismo.

La actividad física, desde el punto de vista de la teoría macrobiótica, compensaría los efectos adversos del sedentarismo. De forma resumida enumero a continuación los beneficios que la actividad tiene sobre las dimensiones física, psicológica y social que Miguel Polo expuso magistralmente durante la charla. Cabe resaltar que todos los beneficios citados iban acompañados de referencias a fuentes que los demostraban de forma científica.

BENEFICIOS FISIOLÓGICOS

  1. Previene el sobrepeso y la obesidad
  2. Reduce las grasas en sangre: el colesterol malo y los triglicéridos
  3. Disminuye la tensión arterial
  4. Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares
  5. Reduce el desarrollo de diabetes de tipo 2
  6. Aumenta la densidad ósea; de esta manera se reduce el riesgo de osteoporosis
  7. Aumenta la eficacia cardíaca, es decir, que el corazón bombea sangre con mayor facilidad
  8. Mejora la condición cardiorespiratoria. Captamos mejor el oxigeno y lo utilizamos mejor
  9. Mejora los niveles de fuerza, resistencia y flexibilidad
  10. Reduce el riesgo de muerte temprana
  11. Reduce el riesgo de cáncer de mama y de colón, y existe una evidencia moderada de que reduce el riesgo del cáncer endometrial y de pulmón
  12. Mejora la calidad del sueño, requisito fundamental para el mantenimiento de la salud

BENEFICIOS PSICOLÓGICOS

  1. Aumentan la estabilidad emocional y el optimismo
  2. Reduce las emociones como ansiedad, tensión, ira, hostilidad y otras emociones que aparecen en situaciones estresantes
  3. Reduce los niveles de depresión
  4. Aumenta el rendimiento académico; mejora la atención y la memoria
  5. Aumenta la sensación de bienestar relacionado con el incremento de los niveles de endorfinas en el organismo
  6. Mejora la autoestima y la sensación de autoeficacia
  7. Te pone en contacto con el medio natural y con otras personas con las pasas buenos ratos
BENEFICIOS SOCIOLÓGICOS
  1. Aumenta la sociabilidad, incrementando las amistades
  2. Disminuye el uso de alcohol y otras drogas
  3. Propicia una imagen corporal positiva
  4. Ahorra en sanidad. Al estar menos enfermos gastamos menos en medicamentos

A nivel general podemos afirmar que las poblaciones más activas físicamente son las que tienen una mayor esperanza de vida, y  que los beneficios de la actividad física son para todos, independientemente de edad, sexo u otro tipos de diferencias. En este sentido ocurre lo mismo que con una dieta macrobiótica, la cual afecta positivamente a todo tipo de población.

¿Qué tipo de actividad sería beneficiosa para nuestra salud?

Una actividad física de intensidad moderada, que se realiza un mínimo de 3 días por semana con una duración mínima de 30 minutos. En caso de niños se recomienda al menos 1 hora de actividad física al día.

¿Cómo sabemos se la intensidad es la adecuada?

Al empezar la actividad aumentará la sensación de calor. Si quisiéramos podríamos hablar durante la actividad, es decir, que nuestro ritmo respiratorio no sería tan rápido como para impedirnos hablar. Con esas dos indicaciones sería suficiente, en caso de querer ser más preciso podríamos recurrir a un pulsómetro y a las recomendaciones de un profesional.
Esta entrada ha sido un breve resumen de la charla que Miguel Polo nos hizo disfrutar la tarde del viernes. Desde aquí queremos agradecerle la recopilación de tan valiosa información y la forma clara y amena de comunicarlo. Un abrazo de tu amigo y gracias por aportar todo este conocimiento al mundo de la macrobiótica.
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Recetas de sopas macrobióticas (2)

sopa primitiva macrobiotica
Empezar el día con una sopa macrobiótica de miso es imitar al mundo, que empezó con la sopa primitiva

En el primero de los primeros cursos de macrobiótica que di, el profesor nos explicó la importancia de comenzar el día con una sopa de miso. ¿Por qué? Porque así empezó el mundo -respondió el profesor- con la sopa primitiva, un medio líquido donde empezaron a desarrollarse las primeras estructuras simples de ARN, origen de toda la vida posterior. Una sopa de miso contiene ingredientes muy parecidos: mucha agua, minerales y la materia viva del miso.

Aunque hoy en día no tomo sopa de miso para desayunar, las sopas tienen un lugar especial en mi menú, especialmente ahora en verano, donde la pérdida de líquidos es tan grande. La sopa más sencilla es la de miso ya que explicamos en la entrada anterior dedicada a las sopas: Recetas con sopas macrobióticas (1)

Sopa de miso de forma resumida: Pones agua, algas y una, dos o tres tipos de verdura troceadas. Hierves 5-10 minutos. En un bol aparte añades 1/2 cucharadita de miso por ración de sopa, la disuelves en un poco de agua de la misma sopa y lo viertes al cazo. Cuida que el agua no hierva una vez a añades el miso. Mantienes a fuego muy bajo durante 3 minutos y ya tienes una sopa de miso clásica.

Después de estos breves comentarios sobre la sopa de miso clásica vamos a ver otras más recetas de sopas macrobióticas de la mano de Aveline Kushi:

SOPA DE MISO CON ARROZ Y CEBOLLINO

Ingredientes:

  • Un trozo del tamaño de un sello de alga wakame
  • 2 vasos de cebolla tierna a medias lunas
  • 1 litro de agua
  • 2 vasos de arroz integral ya cocido (unas sobras pueden ir muy bien)
  • 1 cucharada de miso
  • 1 cebollino cortado para adrezar, también se puede usar perejil o cilantro

Elaboración:

(1) Poner a remojo el alga wakame 5 minutos. Retirarla y partirla a trozos pequeños; (2) En una olla colocar la cebolla tierna, el alga y el agua. Calentar hasta que comience a hervir; (3) Añadir el arroz y hervir durante 10 minutos; (4) Añadir el miso previamente disuelto en un poco de agua. Mantener a fuego lento durante 2-3 minutos. (5) Adrezar con el cebollino o el perejil y servir.

Notas: es una sopa macrobiótica muy sencilla que puede venir bien para cuando necesitamos algo más que una sopa pero no tanto como una comida completa. Se puede utilizar arroz integral u otros cereales que nos hayan sobrado de comidas anteriores. Un poco de leche de soja puede darle un toque blanco que la hace más apetecible.

SOPA DE MISO CON SEMILLAS DE SÉSAMO Y BRÓCOLI

Ingredientes:

  • 1 brócoli pequeño
  • 1 cucharada de aceite de sésamo tostado (también puede ser aceite de oliva)
  • 1 litro de agua
  • 1/2 vaso de semillas de sésamo
  • 1 cucharada de miso

Elaboración:

(1) Cortar el tallo del brócoli. Pelar y partir a palitos finos. Saltear en una olla con el aceite de sésamo; (2) Añadir el agua pero reservar un vaso y medio. Calentar hasta que comience a hervir; (3) En un cazo aparte poner a hervir el resto del agua y escaldar los ramilletes de brócoli unos 30 segundos. Retirar los ramilletes y añadir el agua a la olla y hervir 10 minutos; (4) Mezclar semillas de sésamo tostadas y molidas con el miso. Añadir un poco de agua de la sopa y convertir en puré. Vertir el puré a la sopa y mantener a fuego mínimo 2-3 minutos; (5) Servir la sopa y poner varios ramilletes de brócoli en cada bol.

Notas: el aceite de sésamo tostado y las semillas le dan un aroma especial. El aceite es difícil de conseguir. Podemos utilizar aceite de oliva. Es una sopa ligera. Para enriquecerla podemos añadirle otras verduras o dados de tofu.

Con las dos recetas macrobióticas vistas hoy vamos ampliando nuestro repertorio culinario, y así podemos ir haciendo frente a esta estación tan calurosa. Las sopas nos ayudan a estar bien hidratados.

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