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Muesli casero macrobiótico

muesli y macrobiotica
La macrobiotica también dispone de alternativas rápidas para el desayuno.

¿El desayuno típico de la macrobiótica te resulta muy pesado de preparar o no encaja dentro de tus costumbres? ¿Te gustaría algo ligero? ¿Algo que aún siendo rápido también tenga el gusto de lo casero?

Puedes recurrir a la receta de hoy: Muesli casero. Sarah Brown, en su libro La Biblia Vegetariana, nos enseña cómo hacerlo. Entre paréntesis añado mis modificaciones. Lo tomo a temporadas, cuando sé que voy a tener poco tiempo por la mañana o cuando noto que me apetece algo crujiente y diferente al desayuno tradicional.

Ingredientes:

  • 250 g de copos de avena
  • 50 g de almendras (las suelo partir en 2 ó 3 trozos, de lo contrario una entera es demasiado para un bocado)
  • 50 g de pipas de girasol
  • 50 ml de aceite de girasol (3 cucharadas de aceite de sésamo)
  • 50 ml de extracto de malta (3 cucharadas de melaza de arroz o cebada)
  • Una pizca de sal (importante, da ese pequeño contraste que resalta el sabor dulce)

Elaboración:

(1) Mezclar todos los ingredientes en un cuenco.

(2) Añadir un poco de agua para humedecer la mezcla.

(3) Extender en una bandeja y meterla en el horno a 120º hasta que los copos estén dorados. Se puede ir mirando y removiendo la mezcla hasta alcanzar el punto deseado.

(4) En caso de querer añadir pasas o frutas deshidratadas las añadimos al sacar el muesli del horno. En la foto podéis observar que yo añadí pasas y pera deshidratada.

Los alimentos que preparamos en casa tienen algo diferente. Un pan hecho en casa, unas galletas o el muesli que presentamos en la entrada de hoy, tienen algo que la industria no puede igualar. Quizás sea el hecho de personalizarlo, le ponemos justo lo que nos gusta, o quizás la sensación de bienestar que da el cerrar un ciclo: uno crea, contempla y destruye, y así se da paso a la siguiente creación.

Para saber más sobre el desayuno en macrobiótica puedes ir a: Macrobiótica en casa, un desayuno típico y Crema macrobiótica de mijo y semillas para el desayuno.

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Macrobiótica: ¿Trampolín o cárcel?

Macrobiotica y conciencia
Más allá del alimento que elegimos está la conciencia que tenemos.

La macrobiótica puede ser un trampolín que nos permita alcanzar la alimentación consciente, o bien, una cárcel de creencias y prácticas donde quedarnos encerrados por el resto de nuestras vidas.

¿Como saber si es una cosa u otra?  Podemos utilizar las siguientes pistas:

Macrobiótica como caja, cárcel o limitación a la hora de mirar al mundo. Posibles signos y/o síntomas:

  1. Tiras de golpe y porrazo todos los alimentos prohibidos que están en tu despensa y los sustituyes por los permitidos y recomendados.
  2. Te levantas una o dos horas antes para preparar la comida y llevártela al trabajo, lo que supone un esfuerzo extra que difícilmente se verá recompensado por la comida que te preparas.
  3. Te pasas sin comer tres, cuatro o cinco horas porque a tu alcance solo hay comida… prohibida.
  4. Empiezas a decir que los alimentos no recomendados te sientan mal, cuando los habías comido sin problema hasta entonces.
  5. Dejas de ir con algunas de tus amistades porque ellos sólo quedan para comer comida basura.
  6. Intentas convencer a los demás de lo conveniente de alimentarse como tú lo haces. Te sienta mal si lo rebaten.
  7. Empeora tu aspecto, los demás te lo dicen sin parar y tú lo justificas o lo atribuyes a otras causas, esta dieta maravillosa no puede tener la culpa.
  8. Atribuyes los males de la gente al tipo de alimentación que llevan, cuando existen infinidad de causas que podrían estar explicando lo que les pasa.

Macrobiótica como trampolín o medio para alcanzar una alimentación consciente (para saber más sobre alimentación consciente ir a Macrobiótica vs Alimentacion Consciente). Síntomas y/o signos:

  1. La teoría macrobiótica te ayuda a conocer alimentos nuevos que de no ser por ella seguirías ignorando. Los pruebas, descartas los que te van mal e introduces en tu dieta los que te sientan bien.
  2. Te das cuenta de la relación existente entre un alimento (p.e. lácteos) y síntomas que venias observando en ti pero no sabías cómo remediar (alergia al polen, mucosidad). Dejas ese alimento y tu salud mejora enormemente.
  3. Descubres que la macrobiótica recomienda estilos de cocina tradicional y aprovechas la ocasión para sacar del armario el libro de recetas antiguas de tu abuela.
  4. Comprendes la importancia de que los alimentos sean reales, es decir,  que nuestro organismo los reconozca, y por tanto dejas de tomar snacks o alimentos precocinados, aunque los utilizas cuando la ocasión lo requiere. Mejor comer snacks, galletas, barritas, pizzas precocinadas,… que pasar hambre.
  5. En momentos específicos en los que tu salud no está bien, aplicas estrictamente las recomendaciones macrobióticas. Recuperas la salud en pocos días, tras ello vuelves a una alimentación menos estricta.
  6. Sigues la filosofía “Non credo” tan divulgada por George Ohsawa o Michio Kushi, en la que se promueve el no creer las cosas y seguirlas, sino probarlas y según nuestra experiencia actuar. Un ejemplo: el té kukicha me da sed, por tanto no lo tomo, prefiero infusión de tomillo o algunas mezclas tipo indú.
  7. Comprendes que la alimentación es una dimensión más de nuestra experiencia humana, que comparte importancia con otras dimensiones como la social, la psicológica o la emocional. Intentas mantener un equilibrio entre todas estas áreas.
  8. Tienes en tus armarios leche, azúcar y coca-cola porque sabes que a tu hermano le gusta y de esta manera haces que esté más feliz cuando te visita.
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